"Los precios inestables promueven el cortoplacismo"
-¿Cómo se perciben las perspectivas del crecimiento económico?
-En los últimos años la tendencia de la economía ha sido chata, sin recesiones fuertes ni expansión significativa. Un indicador saliente ha sido la lentitud del volumen de exportaciones (más marcada que la desaceleración del comercio mundial), que viene desde tiempo atrás. Eso ha restringido la actividad interna. La movilización de las exportaciones, en un contexto internacional menos favorable que hace un tiempo, parece crucial para posibilitar el crecimiento. También importa elevar la productividad general a través de acumulación de capital y cambio tecnológico. El equilibrio distributivo pide generar poder de compra y empleo con énfasis en el grupo de menores inresos. Eso implicaría balanceo de demandas y administración de tensiones.
-¿Qué tipo de configuración productiva potenciaría el crecimiento sostenido?
-La economía argentina es estructuralmente diversa y de rasgos heterogéneos. Sostenibilidad externa, dinamismo tecnológico y oportunidades difundidas de ocupación productiva probablemente no surjan de un pequeño subconjunto de actividades. Un tema hacia adelante sería el armado del "mosaico" productivo, desde el aprovechamiento del potencial agropecuario y las industrias derivadas a los servicios intensivos en conocimiento, pasando por las manufacturas capaces de aportar divisas, tecnología y empleo. Como cuestión transversal aparece la provisión de condiciones proclives a la inversión, y a la canalización de recursos hacia la acumulación. Eso remite al contexto macroeconómico.
-¿Cuáles serían los roles y prioridades de la política macroeconómica?
-La administración macroeconómica no basta para inducir desarrollo, pero puede fortalecerlo o perturbarlo. Los objetivos tienen varias dimensiones, que comprenden prevenir crisis, estimular un alto aprovechamiento de recursos y facilitar decisiones de largo plazo. El país ha mostrado históricamente falencias en estas áreas. La búsqueda de objetivos múltiples implica manejar disyuntivas, lo que excluye perspectivas unilaterales. La inflación no aparece como meta única, pero sí relevante. La inestabilidad de precios promueve cortoplacismo y "dolarización" de activos y contratos, fuentes de fragilidad económica. En economías estables (lo que hoy incluye a varios países en América latina), variaciones de precios relativos como el tipo real de cambio no provocan grandes repercusiones sobre el nivel de precios internos y el salario real. El establecimiento de un régimen de baja volatilidad de precios con flexibilidad de políticas requiere persistencia en el tiempo. La coordinación de instrumentos en la transición abre problemas de diseño y ejecución que no son fáciles.
- El autor es profesor en la UBA y UdeSA
Daniel Heymann