Los venezolanos, grandes candidatos a conseguir trabajo en la mayor feria de empleo del país
La convocatoria del Gobierno de la Ciudad genera expectativa e ilusión. Desde la entrada, por Sarmiento 2700 la cola se fue incrementando minuto a minuto hasta que llegó a la calle Santa Fe y mas allá. Encontrar un primer empleo (con o sin secundario o estudios universitarios) fue una de las premisas de los jóvenes que se acercaron a la Expoempleo 2018, la feria del rubro que se hace en la Capital Federal. También cambiar de trabajo para conseguir uno mejor. Y salir de la situación de desempleo, una prioridad para otro grupo menos selectivo, que busca trabajar "en lo que sea" para poder mantenerse.
Los organizadores concuerdan en que este año es notoria la inscripción de extranjeros en la feria, que llegó al 8% de los 90.000 los anotados hasta ahora. Entre ellos, una mayoría de venezolanos, muchos profesionales, que buscan una oportunidad. Es el caso de Miguel, 32 años, que dejó a su mujer embarazada y a su pequeño hijo en Venezuela con la idea de traerlos a la Argentina porque "la situación ya no daba para más. Quiero que mi hijo tenga condiciones de vida dignas, como educación, acceso a la salud, que lo pueda alimentar como corresponde". Miguel llegó en enero y empezó a trabajar a los pocos días en un supermercado chino de 9 de la mañana a 10 de la noche. Busca un trabajo relacionado con su profesión, ya que es ingeniero en sistemas.
"Las empresas se encuentran con una realidad que les llama la atención", dice Fabián Pereyra, director de Juventud del Gobierno de la Ciudad. "Por un lado, quieren tomar a argentinos para ayudar al país, pero por otro, están ofreciendo su expertise una gran cantidad de venezolanos que ya muy jóvenes cuentan con una profesión y están ávidos por trabajar", completa.
Ricardo Palmieri, por ejemplo, llegó de Venezuela hace dos meses junto a su mujer. Es abogado penalista y tiene posgrados. "En Venezuela ya no se puede tener un hijo", dice. "No hay vacunas, los hospitales son focos de contaminación. Es terrible". Dice que puede sin problema trabajar de otra cosa, pero trabajar al fin. Con sus 39 años, no se sintió menos para correrse hasta la feria, cuya convocatoria llega hasta los 35 años.
También está Rosmerlyng Colmenares, que tiene 30 años, y que llegó a la Argentina en 2011 para estudiar, pero ya no pudo volver a Venezuela por la situación económica. Desde fines del año pasado que se quedó sin trabajo y está buscando otra oportunidad. Ella es licenciada en Adminsitración de Empresas (carrera que estudió en Venezuela) y está por terminar la carrera de contadora en la Argentina.
Hay muchas historias de vida. Manuel Millán, por ejemplo, es un joven estudiante de la carrera de Recursos Humanos que tiene en la feria la función de asesor para contarle a los jóvenes cómo comportarse durante una entrevista laboral. "Se ha acercado mucha gente de afuera, vienen con incertidumbre sobre el mercado laboral y buscan consejos sobre cómo insertarse lo mas rápidamente posible, sin ninguna pretensión", sostiene.
Asegura que hay gran cantidad de venezolanos sobrecalificados, una cualidad que paradójicamente les juega en contra a la hora de una entrevista laboral, por lo que les recomienda "establecer claramente cuál es su objetivo: trabajar".
Con un documento provisorio, mientras sacan el DNI definitivo argentino, la Argentina recibe a los extranjeros que escapan de una situación que prácticamente definen como "de vida o muerte", y que elevan la vara para los argentinos que también buscan trabajo.