Lula dio marcha atrás con las barreras
La exigencia de licencias para las importaciones había producido malestar en los países vecinos
Un día después de anunciarla, el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva dio ayer marcha atrás con la exigencia de licencias automáticas para las importaciones de una amplia gama de productos, una medida que había despertado fuertes quejas de los industriales de su país y preocupación entre los países vecinos.
"La suspensión de las medidas es para calmar los ruidos y confusiones que surgieron en los últimos días", dijo anoche a la prensa brasileña el ministro de Hacienda, Guido Mantega, al anunciar la suspensión. El funcionario insistió en el argumento oficial: la medida había sido adoptada con fines estadísticos y no con un espíritu proteccionista, como sostuvieron varios analistas brasileños que la vincularon con el déficit comercial de US$ 645 millones que registró el socio mayor del Mercosur en las tres primeras semanas del año.
La medida, señalada por algunos empresarios como una barrera paraarancelaria, había causado una fuerte inquietud en el resto de los miembros del bloque regional. El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, llamó ayer por la tarde a Lula por este tema y luego difundió un comunicado en el que confirmaba que Brasil había "revocado esa decisión". Minutos después, llegaba el anuncio de Mantega.
En la Argentina, la ola de preocupación entre funcionarios del Gobierno y las cámaras empresarias fue creciendo durante el día. La presidenta Cristina Kirchner convocó a los ministros Carlos Fernández (Economía), Débora Giorgi (Producción) y Jorge Taiana (Relaciones Exteriores) a una reunión para tratar este tema, pero el encuentro se produjo anoche, cuando la medida ya había sido desactivada. "Se analizó que la medida había sido sorpresiva e injusta, pero estamos conformes con la suspensión", dijeron fuentes del Gobierno.
El malestar era palpable. "Nosotros vamos a defender el interés nacional y no vamos a aceptar ninguna restricción a las importaciones que fuera indebida", dijo a LA NACION el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Alfredo Chiaradia, horas antes de conocerse la suspensión. Y destacó que "indudablemente genera un ruido" en el comercio bilateral, sobre todo por el hecho de que no hubo ningún "aviso previo".
Temor
Aunque el gobierno de Lula se había comprometido a otorgar las licencias en un plazo máximo de 10 días, los exportadores del Mercosur temían que las demoras fueran mayores y que sirvieran para restringir el ingreso de productos al mercado brasileño. Incluso, según las autoridades argentinas, ese plazo era excesivo para una "licencia automática", tal como se la definió oficialmente.
Durante 2008, el 19% de las exportaciones argentinas (US$ 13.400 millones) tuvieron a Brasil como destino. Entre los 24 capítulos que estaban comprendidos por las licencias figuran varias de las mercaderías más vendidas por la Argentina, como los cereales, el material de transporte y los combustibles. Por este motivo, la Cámara de Exportadores argentina había dispuesto un monitoreo cercano sobre la evolución de aquella medida. "Si en la práctica aparece que esto genera demoras innecesarias, entonces tenemos un problema", dijo su presidente, Enrique Mantilla.
Por unas horas, aduanas e importadores brasileños fueron presos de la confusión, a tal punto de que demoraron operaciones que involucraban productos que tenían licencias otorgadas (en rubros a los que se les exigía ese requisito desde antes), como los neumáticos. Fue el caso de la argentina Fate, que anteayer tuvo "algunos camiones parados en la frontera", según contaron fuentes de la empresa. Pero ayer mismo los inconvenientes se habían solucionado.
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