Mucho dinero bajo el foco estatal
La reconstrucción que comenzó en 2002 con salarios bajos, elevada capacidad ociosa y un tipo de cambio competitivo convirtió a la industria automotriz en la vedette del crecimiento económico que registró el país en los últimos años.
Incluso, a pesar de la alta inflación, hasta el año pasado, los salarios se mantuvieron por encima de la carrera con los precios. Incluso, según datos de Abeceb.com, mientras en 2003 se precisaban 33,6% sueldos brutos para comprar un auto, una década después se necesitaban la mitad (15,3). La situación cambió por la devaluación de enero. Esta situación vigorizó el mercado interno, al mismo tiempo que elevó el costo laboral de la industria (los salarios en dólares pasaron de 318 a US$ 1541).
Las inversiones crecieron. Según la consultora de Dante Sica, entre 2004 y 2012, las terminales desembolsaron US$ 4200 millones, mientras las autopartistas dejaron alrededor de 2600 millones. La última gran inversión la anunció Toyota, que con sus modos de producción logra más previsibilidad y que tiene una política de desarrollo de proveedores que la diferencia. Fue en septiembre del año pasado. Anunció una inversión de US$ 800 millones para ampliar su planta de Zárate.
Las arcas estatales pusieron el foco en el buen momento del sector. Así los impuestos crecieron. Tanto es así que, según estima Abeceb.com sobre la base de datos de Acara y sin contar el IVA,el valor de un vehículo nacional tiene en la actualidad un 48,2% de carga impositiva.
Los datos de Abeceb.com estiman además que actualmente el market share de producción está liderado por Fiat (16,2%). Detrás vienen Ford (16%), Toyota (14,7%), General Motors (13,9%), Renault (12,6%), Volkswagen (11,4%), PSA (10,1%), Mercedes-Benz (2,8%), Honda (1,6%) e Iveco (0,7%).
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