El politólogo Andrés Malamud participó en el programa Comunidad de Negocios para analizar la dinámica política local. Allí, dijo que la provincia de Buenos Aires "está diseñada para no funcionar" y es por eso es que todos los gobernadores fallan. A su vez, explicó que la provincia está subrepresentada en el Congreso y que la coparticipación está mal diseñada.
"Estamos condenados a fracasar", planteó, y sostuvo que en los últimos 100 años ningún presidente logró tener éxito en su mandato. Según el politólogo, la causa del fracaso es estructural y "hasta que no se cambie el sistema vamos a seguir perdiendo todos".
A su vez, analizó las decisiones del presidente Alberto Fernández y lo calificó como "un profesional de la improvisación".
-¿Terminó el amor? ¿Terminó la foto de familia entre el Presidente, el Gobernador y el Jefe de gobierno de la Ciudad?
-Es difícil saber, porque las actitudes del presidente son ligeramente impredecibles. Alberto Fernández es alguien que ganó las elecciones porque moderó a su vicepresidenta. Pero en la práctica, lo que estamos descubriendo, parece ser un profesional de la improvisación. Más allá de su psicología, más allá de sus actitudes repentistas, de las calenturas que se agarra de vez en cuando y, que uno puede fácilmente verificar recorriendo su Twitter del año pasado, él teme que no parece tener una estructura, sino un plan o un rumbo para su Gobierno. Está permanentemente cambiando de dirección y sorprendiendo. Vicentin es el caso más extremo de estos giros de posición. Interpreto que es una persona que tiene gran capacidad y voluntad para llegar a acuerdos, pero no tiene ninguna convicción sobre las sustancias de estos acuerdos. Aquel que se le pone enfrente, él termina concediendo algo. Y en este momento, las personas que lo rodean son aquellas que le piden en función de las urgencias con función de demandas vinculadas con el pasado. Con cerrar algunas cuentas judiciales. Lo que está en déficit en la Argentina es el futuro.
-¿Qué está pasando en el bastión del conurbano y que pasa con Kicillof concretamente?
-La provincia de Buenos Aires tiene un problema: está diseñada para no funcionar. Y de hecho, cumple con su prometido y no funciona. Esto es algo que determina que todos los gobernadores terminan destrozados y ninguno mantenga una buena memoria, un buen recuerdo. ¿Por qué la provincia no funciona? Tiene dos problemas: uno externo, su encaje en la federación argentina, y uno interno, su desestructuración. El encaje es malo porque tiene 38% de la población, 27% de la representación de diputados y 4% de la representación en el Senado. La provincia de Buenos Aires está subrepresentada en el Congreso, entonces termina estafada. El Gobierno federal le saca plata y se lo da a las demás provincias para conseguir el respaldo de los senadores. A nivel doméstico, tiene diferentes circuitos electorales, judiciales, sanitarios, educativos, de seguridad y municipales. Ninguno está coordinado con otro. Así como los gobernadores son mendigos del poder federal, los intendentes son mendigos del gobernador y están todos tirando la cuerda por recursos que nunca alcanzan. La coparticipación argentina está mal diseñada. Los otros países presidencialistas federales, que son cuatro en el mundo, no tienen este problema. Los impuestos se recaudan en el nivel que los gastan. En Argentina tenemos un estado nacional que casi no tiene competencias, porque las escuelas son de las provincias, las policías son de las provincias, el Poder Judicial es de las provincias, pero los impuestos los cobra la Nación y después lo redistribuye. Y esto genera mecanismos de competencia entre provincias, para quien se lleva un pedacito más o menos de la Nación. Lo que quiso hacer el Presidente es mostrar la arbitrariedad del mecanismo de coparticipación federal. Más allá de la actitud del Presidente, lo que está expresando es un sistema que no funciona. El federalismo argentino no funciona por la coparticipación mal hecha y la provincia de Buenos Aires no funciona porque está sobredimensionada y mal diseñada. Estamos condenados a fracasar.
-¿Quién gana con el conflicto como el que se produjo con los policías? ¿Quién gana con la idea de hablar de una Buenos Aires que se asemeja a París, de una ciudad opulenta, de nivelar para abajo?
- ¿Qué presidente fue exitoso en la Argentina en los últimos 100 años? Los peronistas dirán Perón, los radicales dirán Alfonsín. Yo lo que digo es que a Perón le hicieron un golpe y Alfonsín tuvo que renunciar antes. No hay presidente exitosos en el último siglo argentino. Yo no creo que hayan sido todos tontos y, si no fueron tontos, la causa del fracaso debe ser estructural. ¿Quién gana con esto? No gana nadie. Con este sistema, Argentina pierde siempre. Hasta que no se cambie el sistema, hasta que no haya un acuerdo entre las partes, vamos a seguir perdiendo todos.
-Algunos analistas dicen que el conflicto con la policía terminó fortaleciendo la imagen de los intendentes del conurbano, ¿coincidís con esta lectura?
-Pan para hoy, hambre para mañana en el mejor de los casos. No veo ganadores del conurbano, ahora todos tienen que terminar el segundo mandato o irse en 2023, salvo que cambien la ley. El único que queda es Gustavo Posse, cuya familia gobierna San Isidro desde antes de 1983. Los intendentes del conurbano son personas que fueron votadas por los vecinos y, en la mayor parte de los casos, hubo alternancia. Hay pocos intendentes del conurbano que vienen de más de dos o tres mandatos. Fueron relativamente fortalecidos porque el gobernador quedó muy debilitado o por lo menos quedó evidenciada su debilidad. Porque no conoce la provincia de Buenos Aires y porque si la conociera no podría gobernar, porque nadie pudo antes. Quedar fuerte de alguien que es débil no es demasiada fortaleza. No existe autonomía municipal en la provincia de Buenos Aires, lo cual es anticonstitucional. La Constitución nacional establece la autonomía municipal y la bonaerense la niega. Hay una contradicción evidente, entre la constitución nacional y la bonaerense, que produce el mal. Tiene que ser un acuerdo entre peronistas y no peronistas, porque si no los intendentes no se van a beneficiar al mediano plazo. Van a seguir siendo mendigos, sin condiciones de garantizar el bienestar de sus municipios.
-¿Es el macrismo una expresión reaccionaria de la sociedad? ¿Pensás que el peronismo unido es inmune a la crisis económica en términos electorales?
-El peronismo tiene dos características centrales: la sensibilidad social y popular y la vocación por el poder. El radicalismo había perdido esta vocación por el poder, que recupera a partir del olfato, del hambre, del poder de Macri. Y con respecto a la expresión reaccionaria, pienso que somos todos democráticos. Lo que nos preocupa de un agente, actor, de un líder político, es que sea democrático también. Si dentro de la democracia es revolucionario nos resulta irrelevante. La cuestión es que no quiera hacer un golpe de estado, que acepte que los políticos que quieran gobernar y que quieran ir a elecciones, cuando pierdan se tienen que ir. Lo hicieron tanto Cristina como Macri, los dos políticos más polarizadores de la Argentina perdieron elecciones y se fueron. Eso nos distingue de Venezuela.
-¿Le conviene a Larreta ser presidenciable desde tan temprano? ¿Desde donde habla?
- Habla desde un lugar territorial y desde un lugar político. El primero, es la jefatura de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires que es desde donde provienen los presidentes no peronistas. Fernando de la Rúa y Mauricio Macri fueron antes de ser presidentes, jefes de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Eso lo pone naturalmente en la condición presidencial. Los tiempos no son los que hubiera elegido, hubiese preferido colaborar con el Gobierno, pero lo apuraron y desde esa posición se jugó con lo que es una identidad más nacional. Alberto Fernández se jacta con ser el más federal de los porteños, pero es tan porteño que ni siquiera pudo pronunciar bien Vicentin. Cuesta entender que los porteños hablan con acento. En el caso de Rodríguez Larreta, fue muy clara su elección de palabras. Es raramente que se refiere a los habitantes de la Ciudad como porteños, habla de los argentinos que viven en la Ciudad y de la Ciudad como capital de los argentinos. No es un discurso federal porque no habla de la interacción entre unidades federales. Pero si es un discurso nacional, lo viene reforzando hace un tiempo. Parece que la reacción fue en la dirección en la que él quería caminar.
-¿Cuál es el rol que tiene el radicalismo hoy?
-El radicalismo era un partido representativo de las clases intermedias que colapsaron en su región metropolitana en 2001. En provincia y en el conurbano dejó de tener representación. Con Martín Lousteau recupera la representación metropolitana la ciudad de Buenos Aires y quizás con Facundo Manes la recupera en el conurbano dentro de una o dos elecciones. Es decir que, manteniendo la organización ahora recupera el liderazgo. Hay que ver si también viene con una renovación de ideas. Lo que necesita una organización política para pretender el Gobierno: organización, liderazgo e ideas. Yo veo una cierta renovación, veo modernización. Me gustaría ver más mujeres.
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