Aviones privados. El excéntrico negocio de pasear por el país a Ricky Martin, Elton John y Metallica
Una familia coreana viaja por diez días por el interior de la Argentina uniendo ciudades y atracciones de acuerdo con sus tiempos y sus ganas. Un jugador de fútbol contrata un servicio para cruzar el Atlántico con total discreción y pasar unos días de vacaciones. Una ejecutiva de una firma internacional visita varias plantas repartidas por el país en el mismo día. Hay, en esa enumeración, un elemento común: un avión privado.
Lo que comenzó en la década del 30 como una excentricidad de algunos dueños de estancias que alquilaba un pequeño avión para trasladarse hasta sus campos es hoy un negocio que genera en el país alrededor de 4000 vuelos privados por año. El sector se mantiene virtualmente ajeno a la crisis económica local y se ve impulsado por novedades como las plataformas que centralizan la oferta, las aeronaves "low cost" -que amplían un poco un segmento de por sí muy exclusivo- y modelos de negocios innovadores como el de los vuelos privados compartidos, que está pronto a lanzarse en el país.
Entre esos 4000 vuelos anuales se cuentan los netamente privados (quienes viajan son dueños de sus aviones), los vuelos "taxi" (que se alquilan para vuelos ejecutivos y turismo, y para los que hay disponibles 55 empresas con 76 aviones) y vuelos sanitarios y de traslado de órganos para trasplantes. Y si la crisis hace que algunos de esos segmentos se reduzcan, hay otros que los compensan.
"En el balance general, nuestro negocio en los últimos dos años ha sido bueno, pero cambió la composición de los viajes", dijo a LA NACION Martín Ducler, CEO de Royal Class. Según explicó, en el último tiempo bajaron los vuelos corporativos, pero "por la Ley Justina" subió la cantidad de traslados de órganos. "El mercado de turismo y artistas se mantuvo estable", agregó el ejecutivo, y señaló que su compañía ha trasladado en su Falcon 900 a Ricky Martin, Elton John y Metallica.
El alquiler de un avión privado varía en función de la ruta, cantidad de pasajeros y tipo de avión, pero según datos de la plataforma, para un vuelo de corto alcance como lo es Buenos Aires - Punta del Este (la ruta más popular) los precios varían entre US$2500 y US$14.000. Para un vuelo entre Buenos Aires y Mendoza oscilan entre los US$6000 a US$20.000 y para un vuelo de largo alcance como Buenos Aires - islas Turcos y Caicos varía entre US$95.000 y US$140.000.
Es un sector en el que todavía se utiliza mucho la venta directa, pero cada vez ganan más terreno las plataformas, que permiten concentrar toda la oferta en un solo lugar. A nivel global la más popular es Avinode y en la Argentina está disponible Aerals, primer marketplace de vuelos privados, que permite cotizar y alquilar aviones para cualquier ruta en América Latina.
"En cuanto a turismo, los clientes son en su gran mayoría familias o grupos de Estados Unidos, Europa y Asia que organizan su viaje y customizan su vuelo de acuerdo a sus gustos y necesidades. Buscan conectar distintos puntos turísticos dentro y fuera del país sin pasar por las grande ciudades y buscando lugares exóticos", explicó Martín Baldomá Jones, director de Aerals. Todos en el sector señalan que si bien el flujo "histórico" de turistas está compuesto por norteamericanos y europeos, en el último tiempo sumó volumen la afluencia de rusos y asiáticos. Turismo interno, "poco y nada", dicen.
"Cuando Messi quiere venir de Barcelona lo vamos a buscar con nuestro Gulfstream GV", señaló Felipe Carmona, de Fly Zar, firma que tiene cinco aviones propios. La novedad, según dice, fue cuando incorporaron un Embraer Phenom 100 nuevo de seis plazas. "Es un avión nuevo, con costos de operación más bajos, y rompió el mercado porque podíamos vender los viajes más baratos. Los que viajaban en primera a Punta del Este o a los que se les suspendían el vuelo podían estirar un 20% su presupuesto y viajar en vuelo privado", señaló, y aseguró que en temporada alta esa aeronave está casi permanentemente en el aire: hace alrededor de diez vuelos al día.
De todos modos, Carmona aclaró que "los que vuelan en privado y quieren lujo eligen siempre un Jet". En ese sentido, dijo que Fly Zar se esfuerza por sorprender a un público difícil de impresionar. "El que vuela en privado ya viajó en privado y no es un lujo para él. Nosotros queremos ir más allá y despertar los sentidos, por eso creamos un perfume para el avión, sabemos la música que le gusta al cliente, los colores de las luces", ejemplificó.
Otra empresa, Alphacentauri, ofrece también una experiencia de Fly & Golf para llevar a golfista a jugar por el día a Mar del Plata y a otras canchas en la Argentina y Uruguay. "Es una gran experiencia no tradicional para el sector", sostuvo Alfredo Lisdero, presidente de la firma.
En la Argentina aún no hay empresas como las americanas Net Jets o Wheels Up que se dediquen a vender "parte" de un avión -una especie de tiempo compartido o "fractional ownership"-, aunque hubo un intento hace dos años de una empresa que vendió dos fracciones de un solo avión. El problema, según explican en el sector, está en el volumen de flota, que requiere de un mínimo de cuatro o cinco aviones iguales para cumplir con las necesidades de la mayoría de los socios.
Otro modelo que se está implementando con mucho éxito en Estados Unidos, Europa y Brasil es el de los vuelos privados compartidos. "Empresas como la nuestra contrata varios vuelos para una determinada ruta y días previamente estudiados, y ofrece a sus clientes la compra de asientos; no el avión completo como lo ofrecemos ahora. Esto permite a los clientes acceder a volar en jets ejecutivos a un precio mucho más accesible y ya estamos trabajando para un pronto lanzamiento acá en el país", aseguró el director de Aerals, y anticipó que sería para "los destinos más concurridos de la temporada".