"Creo que la inflación le va a seguir ganando al dólar"
Hoy tenemos la máxima liquidez de la historia con US$ 400 millones listos para invertir. Es un exceso que se da a las puertas de una nueva generación de proyectos", dispara Eduardo Costantini, titular de Consultatio, creador de Nordelta y número uno del Malba.
Y asegura: "El mercado inmobiliario de lujo entra en una nueva fase porque va a haber una serie de tierras valiosas que tanto el gobierno de la ciudad como la Anses y el gobierno federal sacarán a la venta. Tenemos muchas expectativas".
Costantini es licenciado en economía (UCA) y Master of Arts in Quantitative Economics por la Universidad de East Anglia, Inglaterra. En los 80 fue agente de Bolsa y en los 90 alternó la vicepresidencia del Banco Francés con la fundación de Consultatio Asset Management, empresa que se dedica a la administración de fondos comunes de inversión. También creó -a través de su desarrolladora- Nordelta, una ciudad-pueblo en la que residen 35.000 personas; Puertos en Escobar y desde 2009 avanza en Estados Unidos con sus dos principales proyectos: Oceana Key Biscayne y Oceana Bal Harbour, donde logró fusionar su visión como empresario y su pasión por el arte.
En su mano a mano con LA NACION habla de todo: jubilaciones, proyectos, modelo de gestión actual y el futuro del mundo tras la llegada de Donald Trump. Un empresario que no ahorra definiciones.
-¿Cómo evalúa los niveles de inflación de la Argentina?
-El nuevo gobierno parte de desequilibrios que todos conocemos. En realidad estamos viviendo con recursos que no teníamos, y en eso también había una estrategia política por detrás debido a un calendario electoral. Lo que pasa es que la población no lo sabía. El año pasado no hubo una crisis. Hubo un estancamiento de la economía que ya llevaba tres años, pero no había una caída en el nivel de actividad porque eso estaba fomentado por un aumento del déficit y una baja de las reservas.
-¿La opinión pública no llegó a palpar la crisis latente?
Claro, hay sectores en un proceso de fuerte descapitalización, es decir, nos estamos consumiendo inversiones realizadas hace 20 años en materia de electricidad, de producción de petróleo, de trazado de agua... cosas elementales. Al tener precios subsidiados, las familias tenían mayor poder de compra, entonces en el día a día vivís mejor, pero el tema es que en la vida tenés que mirar a largo plazo y lograr que sea sustentable.
-¿El final no era sustentable?
-Por supuesto, no era sustentable para nada. Este gobierno hace un blanqueo de la situación independientemente de algunos errores que se han cometido. Entonces se sincera el dólar, se paga una deuda anterior para insertarnos dentro del mundo y tener crédito de nuevo, empiezan a cambiar precios relativos significativamente y eso daña al poder de compra de la gente. Ahí se produce un efecto recesivo que no fue muy profundo. Nada que ver con crisis grandes. Por ejemplo, en Brasil la crisis fue mucho mayor que en la Argentina, y ni que hablar de crisis históricas, que por favor no se repitan.
-¿Qué tan importante son para los parámetros de los inversores internacionales las elecciones de medio término?
-A mí me parece que lo que hay que mirar es si las políticas de este gobierno son políticas de Estado o no. Es decir, si es una política para quedarse. Yo creo que lo anterior fue una exacerbación de un desequilibrio descomunal en precios, de las tarifas del gas, del agua, de la luz. De cualquier forma, me parece que lo mejor que podría hacer la Argentina, que no lo estamos haciendo, es que este período fuese visto como un lapso de transición, estos cuatro años, en el que los distintos partidos políticos acuerden implícita o explícitamente políticas de Estado.
-Es decir, que haya un consenso de largo plazo.
-Que la agenda electoral no pese tanto y que contribuyan a poder fijar esa política de Estado. Evidentemente, esto disminuye en parte la rivalidad y las diferencias entre los candidatos. Este gobierno tuvo la valentía de blanquear una situación con el costo político que tiene. Entonces creo que el país tendría que dar un diagnóstico: si realmente esos problemas estaban o no estaban y si hay que afrontarlos y cómo, y que no sea la política exclusiva de un partido, que tampoco es tan así, porque muchas de las leyes fueron aprobadas en un Congreso donde el gobierno tiene minoría.
-¿Eso supone un desafío mayor?
-Lo bueno de la Argentina hoy es que no hay un gobierno hegemónico como lo hubo en los 12 años anteriores. Entonces dentro de todo se ve más fuerte al Poder Judicial y al Poder Legislativo. Eso está bien, es un avance. Yo creo que nuestro país no está correlacionado en la incertidumbre internacional porque tiene un ciclo propio que se inicia con esta nueva administración.
-¿Cuáles son los rubros con mayor potencial?
-Hay un programa que claramente lo ven los inversores extranjeros, o sea, ven que la energía renovable, está totalmente retrasada, entonces hay que cambiar la matriz energética. También es claro que en la producción de petróleo hay mucho para hacer, obras de infraestructura lo mismo y, además, el hecho de que sea un política más aggiornada a la ideología internacional hace que la Argentina esté mejor calificada. Como sigue habiendo un exceso de liquidez vos ves el apetito que hay por los títulos argentinos.
-Últimamente, el sector financiero y los bancos en particular están en la mira del Gobierno por las comisiones. ¿Cuál es su punto de vista al respecto?
Los bancos tienen un spread histórico exagerado y ahora estamos en una tasa de inflación decreciente. Por lo tanto no me parece mal que bancos que tienen cierto peso [en referencia al lanzamiento de planes de las entidades públicas] fijen líneas de crédito que más o menos están de acuerdo a la inflación esperada. En realidad, la inflación esperada debería ser descendente. El gobierno está haciendo sintonía fina con una política gradualista para disminuir el costo político y social. Entonces, la reducción del déficit es paso a paso. Esa reducción gradual implica un aumento del endeudamiento para financiar los déficits, tanto a nivel del gobierno central como a nivel de los gobiernos provinciales.
-Eso afecta el tipo de cambio...
-El endeudamiento afuera genera una oferta de dólar y entonces el Banco Central es un neto comprador de dólares y el dólar se atrasa, o sea, la Argentina está cara, el dólar está atrasado y lamentablemente va a seguir estando atrasado.
-¿Cuáles son los riesgos que se generan?
-Yo veo que la inflación le va a seguir ganando al dólar y que eso es un tema donde el Gobierno tiene que tratar de acelerar el ajuste fiscal para que se equilibre la oferta y la demanda en el mercado de divisas. Porque a esa historia si no se corrige ya la conocemos de la década del noventa.
-¿Qué análisis hace del primer año del presidente Macri?
-La dirección desde la política del Gobierno es muy correcta. La regularización de las tarifas, el comportamiento fiscal responsable, la inflación en baja y la inserción de la Argentina en el mundo. Todos los partidos deberían acordar.
-¿Cuánto incide el ensayo y error al momento de juzgarla gestión?
-Es importante que lo político no contamine lo que el Gobierno intente hacer. Hay que evitar cometer errores de tipo político porque aumentan los riesgos económicos. Tiene que haber un equilibrio para que lo resultante sea razonable. El gobierno no debe ser ni excesivamente potente ni débil porque es un año electoral. Hay mucha voracidad por el poder y luchas en la distribución del ingreso producto de la alta inflación. Eso ya es sistémico.
-¿Qué opinión le merecen las idas y venidas sobre las jubilaciones?
-Es un error torpe. Es falta de pulso político. O no lo vieron. Son batallas que no vale la pena generar. No ganás nada, perdés todo.
-¿Por qué cuesta tanto la curva de aprendizaje en el sector público?
-El sector estatal se maneja con otros códigos. Una persona inteligente, honesta y profesional no siempre cuenta con la idoneidad de conocer como funciona un ministerio público, un museo o una biblioteca pública. Igual prefiero que el gobierno acepte los errores con franqueza. El problema es que la sumatoria tiene un costo político alto. Sin embargo, por ahora la imagen del presidente es muy buena. Así que el balance lo veo bien pero hay que hacer ajustes preventivos.
-¿Cómo llegarán a las elecciones?
-No soy político, pero sí es claro que tienen un valor simbólico ya que ni en diputados ni en senadores cambiará mucho la ecuación porque se renuevan bancas contra un momento en el que el peronismo tuvo mucho protagonismo.
-A nivel internacional también hay cambios. ¿Qué efectos puede tener la llegada de Donald Trump en la economía global?
-Hay un cambio de expectativas muy significativo que tiene distintas lecturas. Desde el punto de vista de los mercados y precios relativos, tanto los empresarios como los inversores americanos y mundiales tienen una visión optimista.
-¿A qué se refiere en concreto?
Al mayor rendimiento o mayor rédito de la actividad de las empresas, porque Trump prometió aumentar las inversiones en infraestructura, reducir los impuestos corporativos y aumentar las tasas de crecimiento. Esos son los postulados, después si lo cumple o no... Esto independientemente de hacer un juicio de sus valores y de su ideología, de la que claramente estoy en contra.
-¿Cambiará el costo del dinero a nivel global?
-Claro, porque como la tasa está muy baja en Estados Unidos, en Europa y Japón, los bancos no tienen margen y tienen resultados desfavorables en sus balances. Pero en realidad, la propuesta de Trump agarra con el paso cambiado a Estados Unidos, porque con una tasa de desempleo baja me pregunto cuál es la necesidad de aumentar el déficit fiscal.
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