
Eduardo Coduri: "Creo que la economía va a arrancar a fines de febrero"
El CEO de la firma de consultoría EY dice que nadie puede conocer el "efecto Trump" todavía y confía en que la actividad crecerá en 2017

Mini bio
- Cargo: Socio director de EY en la Argentina
- Profesión: Contador público (UBA). Fue profesor en la carrera e ingresó en EY apenas terminó sus estudios
- Edad: 55 años
Eduardo Coduri, CEO local de la firma de auditoría y consultoría EY, no pierde la sonrisa, aunque admite que se subestimaron los tiempos de los cambios en la economía. En diálogo con LA NACION, hizo un balance del primer año de gestión de Mauricio Macri y aseguró que sus expectativas no flaquearon, pese a que los resultados del segundo semestre no fueron lo que se prometieron.
El ejecutivo consideró que la economía “arrancará” en el segundo trimestre de 2017; que el “efecto Trump” no será “muy negativo” y que la Argentina debería estar preocupada por un costo laboral alto “que no se traduce en mayores beneficios para los empleados”. Augura un año entrante en el que se concretarán las inversiones “que en 2016 estaban siendo evaluadas”.
–¿Cómo fue la curva de expectativas de los empresarios durante este año?
–El período de este nuevo gobierno empezó muy arriba, pero lo que sucedió es que se minimizaron la importancia y el tiempo que demandan algunos de los cambios que tienen que ser muy sustantivos para el país. Los que tenemos vida empresaria desde hace mucho tiempo sabemos que cuanto más grande es la organización, más tiempo lleva hacer un proceso de change management, en el que tenés que convencer a los gobiernos, empresarios, sindicatos, universidades, países vecinos, la región y el mundo. Hoy seguimos siendo optimistas, pero estamos tomando cada vez más conciencia del tiempo y del esfuerzo que va a demandar obtener ciertos logros.
–¿Qué impresiones recibe por parte de los empresarios sobre el “efecto Trump”?
–Cualquiera de los que digan que tienen medido cuál va a ser el “efecto Trump” nos está engañando. Estados Unidos tiene instituciones muy fuertes, las empresas tienen largas historias y buen gobierno corporativo; Trump no tiene la capacidad de hacer y deshacer. Por otro lado, es un hombre de negocios. No vislumbro un escenario muy negativo, creo que hay un interés muy grande de las empresas estadounidenses de seguir apoyando el cambio y no creo que eso, en un mundo globalizado, vaya a ser desaprovechado. Tal como nosotros intentamos proteger a nuestros ciudadanos y especializarnos en algunas cosas para ser competitivos, ellos van a hacer lo mismo. Lo que tenemos que hacer es intentar armar este rompecabezas de economías mundiales de forma integrada para que todos se beneficien.
–¿En qué sectores hay mayores expectativas para 2017?
–Las automotrices están muy impactadas por Brasil, pero ahora ese país salió del signo negativo y empezó con un crecimiento del PBI, así que eso se puede reacomodar. La baja del costo del crédito y de la inflación va a generar una reactivación del real estate, y si eso puede ser acompañado por créditos hipotecarios que estén más en línea con el aumento de los salarios va a ser un motor importante. Obra pública también: en los primeros meses, los nuevos funcionarios estaban entendiendo qué había que hacer y eran muy cautos respecto de no quedar manchados con algunos de los episodios de corrupción. Eso produjo un freno. Ahora, con la ley de participación público-privada piensan en un plan ambicioso y necesario.
–En 2017, ¿arranca la economía o vuelve a haber caída?
–Estoy convencido de que arranca.
–¿Cuándo arranca?
–Creo que hacia fines de febrero, cuando empiecen las clases. De todas maneras, algunas cosas que ya empezaron antes no van a parar. Por ejemplo, el Gobierno está pensando en licitaciones para marzo y eso se tiene que preparar antes. En nuestro caso, estamos pensando en incorporar 1000 personas, y para eso necesitamos infraestructura, tecnología y capacitaciones. Todo eso después se traducirá en actividad económica.
–¿Cuáles fueron las principales preocupaciones de sus clientes este año?
–La inflación, el déficit fiscal, el endeudamiento para pagar gasto corriente, la presión tributaria. Nos pasa con los inversores: cuando toman el flujo proyectado de rentabilidad y le descuentan la inflación y la tasa de interés, tienen una preocupación. Además, con déficit fiscal alto, la sustentabilidad es muy baja. Igual, que se está yendo en buen camino.
–¿Y cómo evalúa el camino de reducción de la presión tributaria?
–No están resolviendo el tema. Va a haber que imponer una nueva política fiscal. El IVA del 21% no favorece el consumo y es un impuesto regresivo. Pero como hay déficit fiscal y ya hay endeudamiento para pagar gasto corriente, aún no podemos hacer el cambio. Entiendo los tiempos de los gobiernos, pero así no van a producir los cambios que se esperan.
–¿Cuánta importancia tuvo la palabra productividad este año?
–El término clave es competitividad, con el tema fiscal, el tipo de cambio, la inversión. La productividad es una parte de la competitividad. Y yo creo que hacer acuerdos en los que se premie la productividad es bueno, porque si esa productividad termina siendo un premio para el trabajador, es un beneficio adicional. El costo laboral sigue siendo muy alto para la Argentina. Además, la queja general que recibimos es que no vuelven beneficios para los empleados. Si vos me dijeras que pagamos ese costo laboral, pero no hay que pagar ninguna prestación adicional… Pero no es así, damos un plus de obra social y otro para que vayan al gimnasio, por ejemplo.
–En los próximos dos años, ¿cuáles son los sectores con más potencial de crecimiento?
–Agribusiness e infraestructura. También en el área de servicios de valor agregado hay un potencial de crecimiento del 30% en los próximos dos años si están los incentivos correctos. Tendría que mejorar la actividad de la construcción, no sólo la residencial.
–¿Cuáles son los procesos globales a los que la Argentina le va a tener que prestar atención?
–La innovación. La Argentina puede jugar un rol, porque tiene una incubadora de talento muy fuerte y hay un número bajo de polos de innovación en el mundo. Prestar atención a lo que va pasando en el mundo puede nutrir de ideas el talento argentino y que aparezcan oportunidades para estas generaciones. Antes, estábamos a la deriva y no teníamos incentivos para hacerlo. Si querían crear una compañía tenían que estar meses; ahora hay proyectos para que se puedan hacer por Internet. Hace falta también una simplificación de los procesos tributarios, tal vez hasta en contra de nuestro negocio: que no tengamos que hacer ecuaciones polinómicas para saber si tengo que pagar o no y poder destinar todo lo demás a la creatividad.
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