La maestría digital se luce en la integración
Con la pandemia quedó claro que ser digital no es una moda o una opción sino un mecanismo de supervivencia.
Cómo las empresas estén adoptando la transformación digital de su industria, es una clave a observar para poder predecir su futuro. Algunos datos para entenderlo: de acuerdo a un reciente informe de Accenture, las compañías que aceleraron su digitalización durante la pandemia crecieron hasta cinco veces más que las que no lo hicieron. Y de esas, el 50% de sus inversiones están yendo a tecnologías emergentes, que aportan una productividad y posibilidades sin precedentes a los negocios, entre las que se destacan la adopción de inteligencia artificial, automatización, servicios de nube, robotización, entre los principales. Con la pandemia quedó claro que ser digital no es una moda o una opción, es un mecanismo de supervivencia.
Pero no todas las empresas están haciendo esta transformación del mismo modo. George Westerman, profesor titular de la Sloan School of Management del MIT y autor del libro Liderando la era digital: Cómo utilizar la tecnología para transformar los negocios, ha estudiado junto a su equipo esta adopción tecnológica en la última década e identificó diferentes modos de encararlo. Hoy, y con el impulso obligado de la pandemia, muchas empresas están implementando iniciativas de innovación, que a menudo tienen cierto éxito, pero que no tienen un enfoque integrado para cambiar fundamentalmente la experiencia del negocio. Son iniciativas que se dan por silos y que no suelen tener un conector que maximice el potencial de estos avances para la organización en el mediano o largo plazo. Otras, están siendo demasiado cautelosas amparadas en lo hostil del contexto global actual, lo que limita su progreso debido a que la innovación se estancó por preocupaciones del capital. Esto, dice Westerman, limita las posibilidades de supervivencia. De hecho, el 50% de las 500 compañías listadas en el ranking de cotización S&P, serán reemplazadas por otras en los próximos 10 años.
Quienes están alcanzando lo que el científico llama la “maestría digital” lo hicieron de una manera distinta: innovan e integrar sus procesos, creando un ciclo de retroalimentación iterativo y sostenible de prueba y error. En este modo de transformación digital si algo no funciona, no suena una alarma o se castiga el error, sino que es parte de la iteración y mejora continua. Este tipo de empresas, que están a aprender y corregir rápido sus experimentos, refinan sus procesos todo el tiempo. Su infraestructura digital no es cosmética, sino que da oportunidades de valor agregado al negocio. Las empresas no necesitan focalizarse solo una estrategia digital. Lo que necesitan son personas con las capacidades para que lo digital prospere dentro del negocio y sea lo que impulse la estrategia.
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