Lazos con uno mismo y lazos sociales para lograr el cambio
Su emprendimiento une diferentes puntos de su propia vida. Adriana Marina es santacruceña y cuenta que vivió su infancia entre ovejas, guanacos y los sonidos de la naturaleza. Dice que de joven empezó a no conformarse con lo que veía a su alrededor: la desigualdad social manifestada de manera bien real, en el trato que recibían integrantes de comunidades rurales de las cuales ella estaba muy cerca. Viajó, estudió, se doctoró en economía y se especializó en temas de crecimiento y desigualdad. Vivió en España y decidió volver a la Argentina y fundar Animaná, una empresa de productos textiles que se propone crear una “cadena de valor ética y sustentable”, tal como la definen en Ashoka, una red de emprendedores de la cual ahora Adriana empieza a formar parte.
Animales como los de su infancia son los que hoy le permiten tener la materia prima (vende suéteres, chales y accesorios de fibras de llama, guanaco, alpaca, vicuña y de algodón orgánico nativo y lana merino); a los artesanos rurales y pertenecientes a pueblos originarios les da trabajo para confeccionar las prendas con métodos ancestrales. Y a su emprendimiento lo organizó de tal manera que las principales ventas están en Europa, donde vivió un tiempo. También vende en Estados Unidos y ahora impulsa el crecimiento local. Para este año se proyectan ventas por US$ 230.000 en Francia, US$ 57.000 en EE.UU. y US$ 57.000 en la Argentina.
Algo que Adriana se propone cambiar es una organización social rígida, que hace que en muchos lugares no se vean oportunidades y que expulsa a los jóvenes hacia las ciudades. “Y en sus lugares de origen sí hay potencial”, refuta ella, que trabaja en colaboración con comunidades de la zona andina, de Bolivia a la Patagonia.
Animaná es una de las empresas certificadas como B en el país. Estas compañías –así llamadas por su denominación en inglés, Benefit Corporation– se caracterizan por su compromiso de lograr impactos en lo social y ambiental, además de su objetivo económico. Ahora, este emprendimiento suma una pertenencia más, con su ingreso a Ashoka, una ONG que en el mundo reúne a 3500 emprendedores (60 en la Argentina). “Hace 40 años que Ashoka identifica a innovadores que les dan vida a proyectos de alto impacto social y ambiental”, describe Daniela Kreimer, directora ejecutiva de la organización en la Argentina.
Como el fin es promover agentes de cambio, los emprendedores de la red no sólo buscan el impacto positivo de su actividad; también se proponen cambiar las reglas del juego. En el caso de Animaná, se destaca que pertenece a un rubro muy sensible en el mundo, donde muchas empresas basan sus precios bajos en prácticas contaminantes y en el trabajo ilegal. Adriana fundó la asociación civil Hecho por Nosotros, para vincular a actores de la cadena de producción. Y desde su emprendimiento se generan vínculos con instituciones educativas.
“No sólo los emprendedores sociales gestan el cambio; todos podemos ser parte de la solución a los problemas”, afirma Daniela.
Promover la unión de los diferentes actores (funcionarios, empresarios, trabajadores, educadores, consumidores), que con nuestro accionar definimos la sociedad en la que vivimos. Y unir las convicciones, la visión de sociedad, los objetivos y la actividad cotidiana en uno mismo, como persona. En unir está la clave.
Más leídas de Economía
“Jamás serviles”. Crecen las adhesiones a la marcha contra el impuestazo de Kicillof
“Es una catástrofe”. Se profundizaron los ataques de una voraz plaga y ya hablan de un derrumbe nunca visto
“Decomiso histórico”. Una empresa deberá pagar una millonaria multa por pescar sin permiso la exclusiva merluza negra