Los sub-40 del vino van en busca de los millennials
Nuevas generaciones de bodegueros lanzan sus propias marcas para tratar de captar al consumidor más joven, con el que comparten códigos
La industria del vino siempre es puesta como ejemplo de reconversión por la gran transformación que vivió a principios de este siglo, pero ahora enfrenta el desafío de dar una nueva vuelta de tuerca, que implica adaptarse a lo que piden los consumidores jóvenes. Subidos a esa ola, varios bodegueros sub-40 advirtieron que, por una cuestión de edad, corrían con ventajas a la hora de hablarle a este público y fundaron nuevas marcas dirigidas a ese segmento específico.
Así es como surgieron en el país etiquetas como Cara Sur, Cuarto Dominio, Vaglio, E's Vino Wines y Barzi Canale. ¿Sus creadores? Jóvenes menores de 40 años, en algunos casos hijos o parientes de bodegueros tradicionales, que decidieron acercarse a un cliente más "millennial": Sebastián Zuccardi (hijo de José), Javier Catena Pedro (sobrino de Nicolás Catena), José Lovaglio (hijo de Susana Balbo), Eugenia Luka (hija de Roberto) y Germán Barzi (hijo de Guillermo Barzi).
Pero esta movida va más allá de ser "hijo de...", ya que tiene detrás todo un concepto de marketing y llegada al consumidor joven. Inés González, consultora especialista en comunicación y desarrollo de marcas, explica que la exigencia de las nuevas generaciones obliga a las bodegas a generar una identificación con ellas. "Por eso, surgen nuevas propuestas y se busca el modo de comunicar esa idea con el mismo lenguaje generacional y los mismos códigos", comenta.
Con una producción de 200.000 litros y una facturación de US$1 millón, Cuarto Dominio Bodega nació en 2009 y actualmente exporta a 15 países, principalmente Estados Unidos. "Nuestra bodega nace de la pasión por la familia y la tradición, pero tratando de aportar nuestro toque original. En la zona de Agrelo tenemos 2,5 hectáreas donde planeamos construir una nueva bodega", cuenta Catena Pedro.
Catena Pedro, cuya familia tiene una tradición de 110 años de fabricación de vino, no está solo en su emprendimiento, sino que tiene como ladero a Andrés Blanchard Pérez, parte de la cuarta generación de una familia de origen francés y español con una larga tradición en vitivinicultura.
Por su parte, E's Vino Wines, que arrancó con una inversión de $400.000, hace partidas limitadas, ya que de E's Vino Virgin Soils Semillón 2017 elaboraron solo 2000 botellas anuales y de E's Vino Virgin Soils Malbec 2017, 5000. "El mercado hoy exige propuestas sencillas y claras, fáciles de diferenciar y que ofrezcan un valor al consumidor a la altura de sus hábitos e intereses. Captar la identificación y el interés de las nuevas generaciones de consumidores es uno de los principales objetivos de este proyecto", comenta Luka.
¿Cómo se capta a los nuevos consumidores? Según Luka, con vinos de calidad que sean amigables, versátiles, fáciles de beber. "Hay que tener en cuenta que los más jóvenes son más curiosos y menos fieles a las marcas", acota la bodeguera.
Barzi Canale, en tanto, es un proyecto con una inversión de $1,1 millones, que facturó $2,2 millones en su primer año. "Somos el presente de una familia que ya lleva cinco generaciones elaborando vinos de calidad en la Patagonia y que fue pionera en la vitivinicultura de la región a principios del siglo XX", remarca Germán Barzi.
El joven bodeguero, licenciado en Administración de Empresas (UCA) y con una especialización en empresas familiares (IAE), opina que el futuro del mercado está en propuestas con algo distinto para contar. "Esto surge de auténticas particularidades que tienen el origen de donde se proviene, el lugar, la región y en especial, de particularidades que vienen de la mano de una historia y de la vida de su gente", dice.
Sebastián Zuccardi no está solo en Cara Sur. Allí lo acompañan, desde 2013, Marcela Manini, Nuria Año y Francisco Bugallo. Se instalaron en el valle de Calingasta, en San Juan, un sitio ubicado a entre 1450 y 1750 metros sobre el nivel del mar. "Fue un lugar que tuvo un desarrollo vitivinícola importante, pero por la lejanía y la dificultad su actividad se fue cayendo hasta quedar un poco en el olvido", dice el empresario.
Al igual que en el resto de las bodegas mencionadas, en Cara Sur las cantidades son limitadas: 10.000 botellas entre todos los vinos que elabora. "Lo que hacemos es llevar el mensaje de un lugar increíble como este y el de recuperar viñedos y variedades, algunas desvalorizadas, como la criolla chica, y otras autóctonas, como moscatel blanco, moscatel negra, etcétera", señala Zuccardi.
A la hora de proyectar el mercado, la palabra "identidad" está presente en todos los casos. "Creo que el futuro está en hacer vinos y proyectos que tengan identidad. Y eso nace de la historia del lugar, de sus características (clima y suelo) y de las personas que lo hacemos. Creo que no habrá espacio para proyectos que no tengan un diferencial, una historia con profundidad que contar", opina Zuccardi.
José Lovaglio inició en 2013 la construcción de Vaglio, su proyecto personal, que se montó sobre la restauración de una bodega antigua en el distrito El Peral, en el Valle de Uco. "Vaglio Wines es un espacio creativo que me permite utilizar diferentes métodos de vinificación. Utilizo piletas de hormigón y barricas restauradas a partir de su segundo uso", destaca el joven.
Su producción también es pequeña, ya que elabora 4000 cajas de 12 unidades por año. Su forma de llegar a los "millennials" es bien particular. "El foco de cada vino se centra en perfiles de suelo puros (arcilla, arena, piedra calcárea y limo), para lograr entender cómo cada tipo de suelo impacta el perfil de sabores en cada vino", subraya.
A la hora de hablar sobre su visión del mercado, Lovaglio se limita a responder: "Mi misión es acercar a más gente a nuestros productos, educar, simplificar y desmitificar al vino. Mi desafío es seguir explorando y descubriendo nuevas formas de interpretar los viñedos a partir de los cuales elaboro mis vinos".
Los consumidores se van renovando y, como ocurre con tantos otros productos, las marcas buscan adaptarse a los nuevos requerimientos. En tiempos en que la cerveza compite palmo a palmo por cada porción del mercado de bebidas alcohólicas, el vino empieza a dirigir parte de su oferta hacia los millennials.
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