Nueva York recibe la propuesta de Boudou
NUEVA YORK.- El espaldarazo que los mercados le dieron al colosal plan de rescate diseñado por la Unión Europea para blindar la eurozona no podía haber llegado en mejor momento para el Gobierno.
Wall Street recibirá hoy al equipo económico, liderado por el ministro de Economía, Amado Boudou, con una cierta dosis de tranquilidad luego de una semana frenética. Boudou se reunirá con inversores institucionales para intentar asegurar el éxito del canje de la deuda y avanzar hacia un objetivo que pocos creen factible: volver a conseguir fondos frescos en el mercado a una tasa de un dígito.
El encuentro con inversores institucionales -que aquí, a diferencia de lo que ocurre en Europa o en Japón, constituyen el grueso de los acreedores de la Argentina- se dará en un almuerzo. Allí Boudou y su grupo más cercano de colaboradores responderán preguntas e intentarán despejar las últimas dudas sobre la operación.
Un analista de un banco de inversión señaló a LA NACION que, a diferencia de lo que ocurrió con el canje de 2005, esta vez hay menos incertidumbre respecto de la conveniencia de ingresar o no en el canje. Eso da lugar a una mucho más marcada polarización entre los tenedores de bonos, sobre todo entre los más relevantes, en las palabras de este analista.
Con todo, reina un razonable optimismo respecto del desenlace del segundo canje que la Argentina pone sobre la mesa desde el aplaudido default de 2001. Boudou dijo que espera un piso de aceptación del 60%, pero algunos creen que ese porcentaje podría incluso estirarse hasta superar el 70%. Este nivel de adhesión implicaría un paso hacia adelante en la tumultuosa relación del país con los mercados. Pero, tal como dijo un analista de uno de los principales bancos de inversión aquí, aun así, quedará "un residuo que continuará siendo un problema" para la Argentina. Por eso, muchos esperarían hasta el último momento para tomar una decisión.
Descontado que el canje tendrá una alta tasa de adhesión, las miradas de analistas e inversores recaen en el día después. El Gobierno pretende emitir un nuevo bono, el Global 2017, un papel que pagará un interés del 8,75% anual y con el que se esperan captar US$ 1000 millones. El equipo económico, que todavía no confirmó si lo colocará o no, pretende hacerlo a una tasa de un dígito. "Eso nunca fue factible", sentenció uno de los analistas con los que dialogó ayer LA NACION.
Mal momento
La montaña rusa en la que se sumieron los mercados en la última semana por la debacle europea y los problemas técnicos en la Bolsa de Nueva York -una "anomalía" que aún no ha sido dilucidada del todo y que provocó la mayor caída intradiaria del Dow Jones en la historia- difícilmente golpeen a la operación, pero deja en claro que no es el mejor momento para emitir deuda soberana. A eso se agrega la incertidumbre que habitualmente suma la Argentina.
El encuentro con inversores institucionales no podía ser más oportuno: mañana vence el período denominado de "alta temprana", reservado a estos inversores, y que contempla incentivos adicionales para suscribir la oferta.
Mañana se conocerá también la posición que adoptarán sobre la propuesta los tenedores de títulos argentinos en default agrupados en la Task Force Argentina (TFA), la asociación liderada por el italiano Nicola Stock, que representa a 180.000 ahorristas con bonos por unos 4300 millones de dólares. Será un paso más en el largo camino que la Argentina ha transitado para dejar atrás el default.
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