Nuevo rechazo gremial a una aerolínea low cost
La batalla entre los gremios aeronáuticos y las aerolíneas low cost sumó ayer un nuevo enfrentamiento, luego de que la Asociación Argentina de Aeronavegantes mandó un duro comunicado donde expresó su "preocupación por la llegada de la línea aérea Norwegian" al mercado argentino.
Si bien todavía la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) está evaluando el pedido de concesión de las 146 rutas que solicitó la empresa de origen noruego, el gremio de Aeronavegantes advirtió que la aerolínea "es actualmente eje de las principales discusiones a nivel mundial por sus prácticas de dumping, de competencia desleal y sus políticas de precarización laboral".
"Nuestra función como sindicato es velar por las normas que nos rigen, defender nuestras fuentes de trabajo de calidad, salarios y condiciones haciendo las observaciones y contribuciones para el desarrollo de la actividad, sin convertir esto en una cuestión político-partidaria" dijo Alejandro Kogan, Secretario Adjunto de Aeronavegantes.
A su vez, consultada por LA NACION, Norwegian contestó que su llegada al mercado local va a significar la creación de 3200 puestos de trabajo directos. "Estamos hablando de empleos argentinos, estables y de calidad y, lógicamente, respetando todas las provisiones recogidas en las leyes de la República Argentina", enfatizó Alfons Claver, responsable de comunicación de la compañía.
"Como botón de muestra, el lunes de la semana pasada anunciamos las primeras 300 vacantes para tripulantes -100 para pilotos y las restantes 200 para TCP (aeromozos)-. Pues bien, en menos de una semana recibimos más de 3000 currículos, todos ellos de ciudadanos argentinos, puesto que es condición sine qua non poseer la nacionalidad argentina", agregó.
La empresa presentó ante la ANAC un plan de inversión de US$ 4300 millones en un plazo de cinco a ocho años.
Por otro lado, el sindicato de los aeronavegantes, que fue el único que no adhirió a la medida de fuerza del miércoles, no sólo evitó criticar al Gobierno, sino que "reconoció el plan de crecimiento de Aerolíneas Argentinas y Austral y de las otras empresas nacionales como Andes y Latam, llevado a cabo durante la gestión actual".
"Rescatamos el compromiso del ministro Guillermo Dietrich de que las empresas que ingresen lo harán con aviones con matrícula Lima Víctor Argentina y con tripulaciones argentinas", señaló Kogan.
El sindicato advierte que la línea de bandera "se verá de nuevo bajo amenaza, si Norwegian opera internacionalmente".
Dietrich les había advertido al resto de los sindicatos aeronáuticos que el Gobierno podría iniciarles acciones legales por la protesta que afectó a 12.000 pasajeros y a 117 vuelos durante varias horas en el aeroparque Jorge Newbery y en el aeropuerto de Ezeiza.
Más crítico con el Gobierno fue el gremialista Fernando Gatica, secretario adjunto de ATE San Luis, que también se manifestó en contra de la comercialización de los vuelos de bajo costo, ya que indicó que es "inviable" que operen en el aeropuerto puntano. "San Luis no tiene infraestructura para recibir esos vuelos y el gobierno nacional no la incluyó en la lista de inversiones millonarias para facilitarlos", dijo.
Sin embargo, Norwegian solicitó solamente la concesión para volar desde el aeropuerto puntano dos frecuencias semanales de la ruta Córdoba-San Luis.
Al momento, de las cinco nuevas líneas aéreas que se presentaron en la primera audiencia pública, a fines del año pasado, y de las siete empresas que hicieron su solicitud el miércoles, sólo dos de ellas se definieron como low cost: Norwegian y Flybondi.
En junio, el Ministerio de Transporte le otorgó a Flybondi el permiso por 15 años para volar 85 rutas aéreas, que incluye trayectos de cabotaje e internacionales a destinos de Brasil, Uruguay, Chile, Ecuador, Bolivia, Colombia y Perú.
Julian Cook, fundador y CEO de la empresa, había dicho que podrían empezar a volar desde el próximo mes la ruta que une Córdoba con Buenos Aires, y que cobrarían el pasaje en promedio $ 500, un tramo que hoy no baja de $ 1500.
Además del rechazo de los gremios hacia las empresas que ofrecen vuelos de bajo costo, el otro escollo que enfrentan es la determinación de las tarifas mínimas. El Gobierno suprimió las tarifas máximas de referencia que se aplicaban en los vuelos de cabotaje, pero nunca quitó el piso, una medida que obstruye el esquema de precios bajos, esencial para su tipo de negocio.
El servicio de ómnibus de larga distancia sería el principal perjudicado con la eventual eliminación de las tarifas mínimas. Sin embargo, el Gobierno apuesta a que la medida se licue con la inflación.