¿Podrá caerla economía global en una nueva recesión?
Desde principios de año la actividad económica mundial entró en una clara desaceleración, que llevó al FMI a rebajar sus perspectivas de crecimiento mundial para 2019 a una tasa no mayor al 3% (contra 3,8% del año anterior). En términos generales, la actividad económica se está debilitando en las economías desarrolladas, como EE.UU., Japón, Australia, China y los países de la Europa. Asimismo, en los emergentes la desaceleración es aún más pronunciada. ¿Cuáles son los motivos de este cambio en la tendencia de sostenida expansión global que se venía verificando a partir de 2012, con tasas de crecimiento promedio anuales superiores al 3,5%? Fueron muchos los factores pero hay dos que impactaron en grado sumo: la tensión comercial entre China y EE.UU. y los conflictos geopolíticos existentes a nivel global.
Respecto de la guerra comercial, iniciada por el presidente Trump en abril de 2018, el conflicto no solo no se flexibilizó sino que, además, amenaza con extenderse geográficamente. En efecto, desde su inicio, la tensión comercial entre ambos países fue in crescendo a tal punto que -de no mediar un principio de acuerdo- para fines de año la totalidad del comercio exterior entre ambas partes quedaría gravado por aranceles del orden del 25%. ¿Por qué impacta negativamente esta guerra en el nivel de actividad global? Porque EE.UU. y China son las dos mayores economías del mundo y lideran los volúmenes de comercio exterior, impactando así en la integración económica del resto de los países.
A este impacto negativo de la guerra comercial se suma un creciente número de conflictos geopolíticos cuyas consecuencias son un constante aumento de la incertidumbre global y de la aversión al riesgo de consumidores y empresas, los cuales, a su vez, reaccionaron reduciendo rápidamente sus gastos e inversiones. Ante este peligroso escenario, si el proceso no se detiene, la recesión se encuentra a la vuelta de la esquina.
Respecto del detalle de los conflictos, se pueden mencionar: Brexit; guerra civil en Siria y Yemen; expansión nuclear de Corea del Norte; revoluciones en Libia, Argelia y Sudán; terrorismo étnico y/o religioso; conflicto secular entre Japón y Corea del Sur, sumado, entre otros, a famélicas corrientes migratorias de refugiados y desplazados. Más grave aún, en forma frecuente aparecen nuevos focos negativos, como el reciente bombardeo yemenita/iraní de campos y refinerías de petróleo de Arabia Saudita y la retirada de EE.UU. de la frontera norte de Siria.
Con este complicado escenario, era previsible que se pudiera llegar el actual ciclo de desaceleración. Ahora bien, ¿esta situación global de caída en las tasas de crecimiento, evolucionará hacia un soft landing o, por el contrario, terminará en un hard landing recesivo con caída de los niveles de actividad? Todo dependerá de la evolución de las tensiones comerciales y de los conflictos geopolíticos versus el éxito que pudieran tener las políticas de estímulo monetario (baja de tasas e inyección de liquidez) que ya están siendo implementadas por la mayoría de los bancos centrales. Es más, a modo de refuerzo, no debiera descartarse la aplicación de políticas fiscales expansivas, especialmente en aquellas economías que tuvieran la capacidad de hacerlo (Alemania, Holanda y Corea del Sur, entre otras).
En un escenario positivo de morigeración de la tensión comercial y de mayor calma en los focos negativos geopolíticos, sumado a un impacto positivo de las necesarias políticas monetarias y fiscales de estímulo, sería esperable que la desaceleración se fuera suavizando y que, en el mediano plazo, pudiera comenzar la recuperación. Caso contrario, aumentaría en la probabilidad de una nueva recesión global con todas las consecuencias negativas que ello implica.
El autor es economista
Temas
Más leídas de Economía
Afecta a un 41,7%. El gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner cerró con 19,5 millones de pobres
“Anunciar ya”. Preocupadas, las entidades del campo le pidieron al Gobierno una baja inmediata de las retenciones
Rechazo a dos bancos. La empresa con el mayor default de la historia sorteó otro obstáculo para salir de su concurso