Para el FMI, es lenta la recuperación argentina
Sus técnicos advirtieron que esa demora puede afectar la recaudación, aunque creen que "no es imposible" que el Gobierno cumpla con las metas fijadas con ese organismo
NUEVA ORLEANS.- No hay preocupación, pero tampoco un estado de relajación. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prendió una luz amarilla en torno del ritmo de la recaudación argentina, aunque todavía cree que "no es imposible" que el Gobierno alcance las metas fijadas en el préstamo por tres años firmado hace unas semanas.
La ligera advertencia fue nada más y nada menos que de Teresa Ter-Minassian, la dura jefa de la misión del FMI para la Argentina, que ayer en esta ciudad afirmó que "la recuperación de la actividad económica es más lenta de lo que se esperaba en los últimos dos meses y eso tiene efecto sobre la recaudación".
Ante una pregunta de La Nación , Ter- Minassian -vestida con un llamativo conjunto color pastel- aclaró que a pesar del lento crecimiento de los ingresos, "el Gobierno está comprometido a mantener las metas con un ajuste de gastos". Ella y el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Claudio Loser, recibieron un mensaje tranquilizador ayer de boca del ministro José Luis Machinea y del secretario de Finanzas, Daniel Marx, con quienes se reunieron en el hotel Marriot, cerca del Centro de Convenciones donde se desarrolla hasta hoy la Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En el encuentro, "amigable", según Ter Minassian y "breve", según Marx, todos se pusieron de acuerdo con que nadie esperaba un boom rápido y que no habrá problemas para llegar al tope de déficit de 4500 millones de dólares en todo el año. En ese sentido, Marx dijo a La Nación que "no habrá problemas en cumplir las metas", pero, en su encuentro con el periodismo, Ter-Minassian no fue tan contundente: "Puede ser que si la economía sigue estancada haya que rever las metas, pero no por ahora no parece imposible cumplirlas", sentenció.
A su lado, Loser puso paños fríos al elogiar la "decisión" del gobierno argentino para llevar adelante el proceso de reforma económica y confirmar que el FMI espera un crecimiento del 3,4% en la economía. Al igual que en el resto de la región, la recuperación de la economía argentina es "frágil". En octubre y noviembre, la economía "se recuperó fuerte, pero ahora hay una pausa y hay que ver cómo sigue", acotó la técnica.
Para no ingresar en un terreno incómodo, Loser aseguró que el organismo "respeta" los tiempos del Senado para tratar la reforma laboral y consideró que su demora representa "una impasse normal". Sin embargo, cuando se lo consultó por los cambios que estudia el Senado, expresó que "el proyecto del Gobierno y que aprobó Diputados es el que permitirá generar mayores condiciones de empleo por medio de la flexibilización laboral". En todo caso, dijo que los cambios del Senado no debían "desgastar" los efectos del proyecto original.
Ter-Minassian también expresó algunas dudas sobre el proyecto oficial de bajar encajes para reducir la tasa, por la gran liquidez de los bancos. "La verdad es que la banca tiene mucha liquidez y no sé si esto ayudará mucho", sostuvo.
Aclaró que aún no había discutido el tema con el Gobierno o con el Banco Central y destacó que en los bancos "siempre debe haber un equilibrio entre la solvencia y la liquidez, sobre todo por el sistema de convertibilidad argentino".
Los funcionarios dijeron que se espera un crecimiento del 4% para América latina, un continuo ingreso de fondos externos, que ya se tradujo en un buen nivel de emisiones para empresas y gobiernos. Respecto de Brasil, expresaron confianza y aseguraron que "no habrá sorpresas" en materia de una eventual devaluación importante. De todos modos, con fastidio, Ter-Minassian destacó que el sistema cambiario actual le permite al país moverse según su conveniencia. Fue bastante más cauta cuando se la consultó por el proceso de convergencia macroeconómica iniciado en el Mercosur. "Lo importante ahora es que tengan pautas fiscales, de crecimiento e inflación similares, el resto es un objetivo a mediano plazo, tal como lo demuestra la experiencia de la Unión Europea", dijo.
Sin embargo consideró que "la diferencia de regímenes cambiarios no facilitará la convergencia completa" entre ambos países, algo que los funcionarios argentinos no quieren decir en voz alta.
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