Para Lavagna, el superávit ya tiene destino
Se usará para subir la jubilación mínima y acelerar la devolución de impuestos a pymes; sueldos públicos, sin cambios
NUEVA YORK.- El ministro de Economía, Roberto Lavagna, dijo ayer a LA NACION que el superávit fiscal extraordinario del primer trimestre se podría usar para atender cuestiones sociales específicas, como ocurrió el año pasado con el aumento de las jubilaciones mínimas, y para dar apoyo a las pyme. Y dio a entender que no se destinará al aumento de los salarios del sector público.
El ministro compartió un almuerzo con los principales banqueros de Wall Street en la Reserva Federal de esta ciudad, donde hubo un consenso general de que lo más importante de la reestructuración de la deuda es que sea sustentable. Lavagna dijo que en ese encuentro sintió, por primera vez, que se comenzó a hablar de nuevo sobre el mediano plazo y cómo la Argentina hará para sostener el crecimiento, además de la deuda y la renegociación de los contratos con las empresas públicas.
-¿Qué uso se le dará al superávit fiscal excedente?
-Los excedentes tienen distintas canalizaciones. La mitad del excedente va, por la coparticipación, a las provincias. Otra parte importante va a los fondos de inversión, como el hidráulico o el de caminos. Un tercer segmento queda en la Tesorería, que es lo que puede ser orientado en forma discrecional. Ahora el excedente va a seguir estando, como en 2003, para atender cuestiones sociales, en segmentos muy específicos, y cuestiones de carácter productivo, con un sentido de dar siempre prioridad a las pyme.
Al referirse a las cuestiones sociales, Lavagna mencionó el aumento de la jubilación mínima, que el año pasado subió dos veces (de $ 180 a 220, y después a $ 240). "Esas son las grandes opciones, aunque todavía no hay ninguna decisión tomada", dijo.
-¿Entonces no habrá aumento de los salarios públicos?
-No entra en lo que le dije.
El ministro no quiso entrar en detalles sobre las aplicaciones productivas, pero recordó que el año pasado "se canceló la totalidad de la deuda por reintegros a las exportaciones. Empezamos el año con unos $ 2800 millones de deuda y lo terminamos en cero, y después de comenzar por las pyme fuimos elevando el tamaño hasta cancelar la totalidad".
En la Reserva Federal de Nueva York, Lavagna fue recibido por el presidente de la institución, Timothy F. Geithner, y participaron del encuentro Gerald Corrigan, de Goldman Sachs, y los principales ejecutivos de Barclays America, Citigroup, Credit Suisse y del Council of Americas. "La conversación fue muy buena y giró en torno de la buena performance de la economía argentina, las perspectivas de mediano plazo y la deuda y los contratos", dijo Lavagna.
Los banqueros preguntaron sobre cómo está el calendario de la deuda, se interesaron sobre el problema energético ligado al impacto que puede tener en la producción y el crecimiento. Sobre la deuda, el jefe del Palacio de Hacienda confirmó que la oferta final será presentada hacia fines de mayo o principios de junio.
-En Italia, Nicola Stock -titular del Comité Global de Acreedores- dijo que había encontrado una actitud menos rígida por parte de la Argentina. ¿Qué significa eso?
-En términos generales, encontramos de parte de los grupos una mucha mayor comprensión acerca de que el término más importante para definir la oferta es la sustentabilidad, y que esta vez la oferta tiene que ser de mediano y largo plazo.
-Tanto el Tesoro como el FMI plantearon un aumento del superávit fiscal primario.
-Pregúnteles a ellos por qué dijeron eso.
-¿Alcanza el 3% para pagar?
-Hay que leer el punto ocho de la carta de intención con el Fondo y atenerse a ella. Eso haremos nosotros.
Anoche, Lavagna habló en el Consejo de Relaciones Internacionales, presentado por el ex titular de la Reserva Federal, Paul Volker, sobre la recuperación de la economía argentina y los desafíos que enfrenta en el futuro. Lo escucharon, entre otros, el copresidente del Comité Global de Acreedores, Hans Hume; Lacy Gallagher, del CS-First Boston; Joyce Chang, del JP Morgan; Pablo Goldberg, de Merrill Lynch, y Arturo Porcecansky, del ABN Amro.