Pérdidas millonarias por las trabas oficiales al trigo y al maíz
Según CRA, la intervención en estos cultivos hace perder al país US$ 2234,2 millones
Las cifras son alarmantes y muestran que las políticas del Gobierno hacia el campo le hacen perder negocios al país. Por la creciente intervención oficial en los mercados de granos, que ejecuta la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca), la Argentina perdió ingresos por 664,14 millones de dólares en lo que va de 2008 y tomando sólo las exportaciones de trigo y maíz, los dos cultivos más sensibles al humor oficial.
Así lo revela un informe de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), que destaca, además, que por las menores intenciones de siembra y expectativas de producción en ambos cultivos, que reducen en 7,78 millones de toneladas el saldo exportable, el país resignará ingresos por otros 1570 millones de dólares.
Al margen del efecto de la sequía y la exponencial suba de costos, que bajó el uso de tecnología, la caída del área fue provocada por la política del Gobierno que deprimió las cotizaciones. En síntesis, entre las restricciones a los mercados y la menor productividad, la Argentina dejará de ganar más de 2234,2 millones de dólares en estos cereales.
"Las intervenciones del Gobierno, que incidieron negativamente, se plasmaron en un menor precio para el productor, cuestión que desalentó la siembra de trigo y de maíz", comentó Néstor Roulet, vicepresidente de CRA y autor del estudio. "La Argentina, a través del sistema de licencias de exportación instaurado por la Oncca, se ha transformado en un país de origen poco confiable, con lo cual se realizan mayores descuentos, los que se traducen también en los menores precios percibidos por el productor y en la disminución del ingreso de divisas al país", agregó el dirigente ruralista.
Básicamente, la caída de ingresos por las restricciones surge de la no comercialización del excedente exportable de trigo y maíz en el momento de precios en que hubiera correspondido. De hecho, en marzo pasado las entidades gremiales advirtieron al Gobierno que había un sobrante de unos 4 millones de toneladas en trigo y más de 3 millones en maíz. Pero el oficialismo no escuchó y la apertura de las exportaciones con cuatro meses de demora se concretó cuando los buenos precios ya eran historia.
Caída de precios
En el caso del trigo, se pasó de un precio internacional anterior a julio de 350 dólares la tonelada a otro actual de 220 dólares la tonelada. Por no haber vendido con el mejor precio por la intervención, con este cereal el país dejó de ganar 494,39 millones de dólares (después de julio se vendieron 3,8 millones de toneladas del cultivo). En tanto, en maíz, la cotización internacional cayó de 220 a 170 dólares la tonelada, con lo cual se resignó una ganancia adicional de 50 dólares por tonelada. Para este último cultivo, la pérdida de divisas por las trabas oficiales trepa a US$ 169,75 millones.
"Cuatro meses de atraso hicieron que tanto el productor como el Gobierno desaprovecharan los buenos precios internacionales, lo que provocó una pérdida millonaria", dijo Roulet.
Pero hay más: debido a que por la caída de la siembra en trigo y maíz habrá 1,6 millones de hectáreas menos para cosechar, en estos cultivos no se contará con la producción de por lo menos 7,78 millones de toneladas que podrían haber tenido como destino la exportación (4.934.400 toneladas en trigo y 2.850.337 toneladas en maíz). En términos de dinero, a partir de la menor productividad se dejan de percibir ingresos por US$ 1.570.125.290. Sumando este último número a la pérdida por el intervencionismo, se llega a un resultado negativo de 2234 millones de dólares. "Esta pérdida duplica la caída de reservas que ha sufrido el Banco Central desde agosto hasta fines de octubre de 2008, que asciende a 1160 millones de dólares", acotó Roulet.
Pierde el suelo
Pese a que hay menos área con trigo y maíz, crece la de soja en 1,5 millones de hectáreas adicionales. La inversión de hacer soja es menos de la mitad que en maíz. Pero esto no va en línea con mantener una sustentabilidad técnica en el sistema agrícola, que debe tener rotación de gramíneas, como el trigo y el maíz, para evitar el monocultivo. Para sorpresa, el cambio productivo implica que el país dejará de percibir, por más que se pasen 1,5 millones de hectáreas a soja, US$ 670 millones el año próximo. La soja no llega a compensar la caída de ingresos en los dos cereales.
"Las actuales políticas tributaria y de control de precios atentan contra la sustentabilidad del sistema agrícola, debido a que obligan al sector a un cambio en la matriz productiva, reemplazando las gramíneas por soja. Al mismo tiempo, la menor inversión en tecnología se traduce en una menor fertilización; es decir, una menor reposición de nutrientes", subrayó Roulet.
Por otra parte, según CRA, la menor producción que habrá en trigo y maíz, y que se podría haber exportado, también representará menos trabajo para los transportistas.
"El transporte automotor de carga de cereales hará, a 30 toneladas por viaje, 260.000 viajes menos. En dinero, teniendo en cuenta 300 kilómetros de promedio de distancia al puerto, implica una entrada de $ 416 millones menos", subraya el informe.
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