Se agudizan los problemas del sector olivícola

Las perspectivas para el sector olivícola nacional, que en 2012 sufrió la suspensión o el cierre de varias de sus empresas, no se muestran más favorables para este año. A la pérdida de competitividad, provocada por la suba de los costos internos y el atraso cambiario, ahora se suma, según los productores del sector, el riesgo de no contar con mano de obra suficiente para levantar la inminente cosecha.

"El sector olivícola enfrenta lo que llamamos la matriz de problemas', que afecta al sector agroindustrial de nuestro país, fundamentalmente a las economías regionales", dijo el gerente general de la Asociación Olivícola de Mendoza, Mario Bustos Carra. "Se ha ido perdiendo competitividad debido al atraso cambiario, la inflación, la presión tributaria y los elevados costos internos, muchos de ellos producidos por la inflación y otros por las trabas a las importaciones y al libre comercio", añadió.

Un diagnóstico similar hizo Orlando Barros, gerente de la Cámara Olivícola Riojana. Según él, la situación es parecida a la de julio del año pasado, cuando los productores olivícolas de La Rioja hicieron un "tractorazo" de protesta por la crisis que, según ellos, atravesaba la actividad. Si bien luego de esa protesta los productores recibieron una ayuda de 20 millones de pesos para el pago de salarios e insumos de parte del Ministerio de Agricultura (según Barros, hasta ahora se ha entregado el 43% de ese monto), persisten los problemas de fondo.

"La rentabilidad del sector continúa igual, sigue aumentando el costo de los insumos y el dólar continúa retrasado, aunque desde julio a la fecha aumentó 9%. La realidad es que tiene que cambiar algo en forma interna, porque los precios internacionales se van a ir acomodando, pero el problema lo tenemos acá dentro", dijo.

La pérdida de competitividad amenaza la presencia de los productos argentinos en los mercados externos. Según Barros, el alza de los costos internos y el atraso cambiario han impedido la consolidación de los productos olivícolas en mercados como Estados Unidos. En Brasil, primer destino de las aceitunas en conserva y uno de los principales para el aceite de oliva, la competencia de Perú se está empezando a hacer sentir. "Nuestro problema no es de calidad, sino de precio", dijo Barros.

Bustos Carra, en tanto, se refirió al elevado costo del transporte interno, que, según él, "es más elevado que el costo desde puerto de embarque a su destino final, sea Estados Unidos o Europa". Otros factores que, en su opinión, afectan a la competitividad son las retenciones a las exportaciones, las demoras en los reintegros, la carga fiscal y los costos laborales.

Sin embargo, la preocupación más urgente es poder levantar la próxima cosecha. A mediados de enero, el presidente de la Cámara Industrial Olivícola de La Rioja, José Hilal, dijo a la agencia DyN: "A poco menos de un mes del comienzo de la cosecha de aceitunas, el sector no tiene los medios económicos suficientes para levantar la cosecha y la industria está desfinanciada".

Bustos Carra y Barros coincidieron en que se espera una cosecha mejor que la del año pasado, pero puede faltar gente para levantarla. "Persisten los inconvenientes con la mano de obra temporal", dijo Bustos Carra. Barros, en tanto, añadió que la mano de obra es escasa y cara. "Los costos salariales nos aumentan todos los años entre 20 y 25%", dijo.

En medio de este panorama, a principios de enero el Congreso promulgó una ley que casi suena como una broma cruel: declara al aceite de oliva como "alimento nacional". La ley no menciona los problemas de fondo del sector, pero llama al Ejecutivo a promocionar el aceite "en todos los eventos y actividades culturales, sociales o deportivas de carácter oficial o que se encuentren previstos en las agendas oficiales nacionales".

Dificultades que persisten

En 2012, el sector enfrentó varios cierres y suspensiones

• Poca competitividad
• La suba de los costos internos y el atraso cambiario ponen en riesgo las exportaciones olivícolas

• Cosecha en riesgo
• Los productores temen no tener mano de obra suficiente para levantar la inminente cosecha