Pese a la estatización de YPF, sigue cayendo la producción de petróleo y de gas
En el acumulado a octubre bajaron 2,71 y 2,45%; la empresa estatal mejoró la extracción de crudo, pero no la de gas; en el Gobierno preocupan las importaciones
El viceministro de Economía, Axel Kicillof, sorprendió a todos hace dos semanas en el tradicional almuerzo para celebrar el Día del Petróleo. Frente a más de 1100 empresarios dedicados a la búsqueda y producción de hidrocarburos, tomó el micrófono de manera imprevista tras la invitación espontánea del presidente del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas, Ernesto López Anadón, y les dijo: "No tenemos la capacidad ni la vocación de sustituir a la industria privada", y llamó a convertir a la Argentina en "potencia energética".
Las palabras de Kicillof, en la práctica, sinceran una dificultad estructural de la economía doméstica: aunque YPF está desde abril bajo el mando del Gobierno, la producción de petróleo, y en especial la de gas , continuó en caída este año, de acuerdo con los últimos datos oficiales. Los números de la Secretaría de Energía, cuyas estadísticas gozan de más prestigio que las de otros organismos públicos, como el Indec, señalan que la extracción de crudo cayó en los primeros 10 meses del año 2,71%, hasta los 27,2 millones de metros cúbicos (m3). El tropezón es sensible y es el último de una cadena más extensa. Por ejemplo, en comparación con 2010, la caída llega casi a 12%.
El caso del gas es aun más acuciante. Se usa en vehículos, hogares, la industria y la generación de electricidad. Abastece casi un 50% de las necesidades energéticas argentinas. Y hasta octubre su producción cayó 2,45 por ciento. Es el ítem que más preocupa al Gobierno, que para incentivar la producción está dispuesto a pagar hasta US$ 7,50 el millón de BTU (unidad de medida que se usa en la industria), mientras el precio promedio que recibe YPF es US$ 2,30.
Cuando se analiza el comportamiento de la producción empresa por empresa toma vigencia una advertencia que algunos técnicos anticiparon antes de la estatización de YPF: la empresa de bandera sólo explica un tercio de la producción de hidrocarburos. "Los números oficiales muestran claramente que continúa la caída, es muy elocuente en gas natural, nuestro principal producto energético. YPF muestra un aumento en la producción de petróleo en 2012 respecto de 2011, pero el dato es muy engañoso, porque fue un período de producción anormalmente bajo por las huelgas. Las importaciones energéticas siguen aumentando en 2012", sostuvo el ex secretario de Energía Jorge Lapeña.
Desde su llegada a la empresa, el presidente de la compañía, Miguel Galuccio, revirtió la tendencia en la producción de petróleo, que trepó más de 4% de acuerdo con los últimos números (hay que aclarar que el año pasado, durante la gestión de la española Repsol y la familia Eskenazi, la empresa sufrió un paro petrolero extenso que afectó sensiblemente su producción).
Por diversos motivos, el resto de las grandes petroleras no acompañó esa tendencia, algo que pone en evidencia los problemas estructurales.
Pan American Energy, de la británica BP y Bridas (una sociedad de la familia Bulgheroni y la china Cnocc), cayó 13%. La segunda productora de crudo fue la única de las grandes empresas que registró números cada vez más positivos durante el kirchnerismo. Pero este año sufrió el ataque de Los Dragones, una facción disidente de la Uocra, en sus instalaciones en Cerro Dragón, el mayor yacimiento petrolero del país. Aún no logra recuperar los niveles de producción anteriores a la medida de fuerza.
La norteamericana Chevron, la brasileña Petrobras y la francesa Total también registraron resultados peores que los de 2011. En el caso de la primera, por ejemplo, allegados a la empresa explicaron que este año perforó 40 pozos, pero su productividad fue menor que en períodos anteriores. Aseguraron que siguen explorando las fronteras del yacimiento ubicado en Neuquén, además de la investigación de la recuperación terciaria y la exploración no convencional para revertir la tendencia.
En el caso del gas, el timón de Galuccio aún no logró torcer el rumbo de la caída de la producción, que bajó por encima de 2 por ciento. El resto de las grandes empresas repitió la tendencia.
A ese blanco están apuntados los cañones de inversión de cara a 2013. Kicillof y los secretarios Guillermo Moreno (Comercio Interior) y Daniel Cameron (Energía) les hicieron llegar ese mensaje a las empresas: no importa el petróleo -el producto más redituable-, porque el país es superavitario. Todo lo contrario ocurre con el gas.
El ex secretario de Energía Daniel Montamat hace otra comparación: "En el tercer trimestre del año, en comparación con el mismo período del año pasado, la caída es de 2,4% en petróleo y de 4,6% en el caso del gas. De las seis cuencas productivas, en cinco hay caídas. En general siguen predominando las tendencias a la declinación de reservas, producción y productividad (sobreexplotamos lo que está en producción y hay poca inversión para reponer reservas). Esto es así porque no hay cambio de política sectorial", sostiene.
Para Juan Rosbaco, especialista del ITBA, "la oferta de gas cae más que la de petróleo. Es lógico. Para empezar, desde la estatización de YPF los esfuerzos fueron más intelectuales que reales, porque todavía no se ha conseguido financiación. Y desde el momento en que se consiga, la mejora en la oferta no va a ser inmediata. No hay cosas inmediatas en esta industria".
La caída de la producción de hidrocarburos no es un dato menor para la presidenta Cristina Kirchner. La menor oferta local, sumada al crecimiento del consumo, en parte por la sostenida actividad económica, es responsable del incremento de las importaciones, que son más caras. La Argentina le compra gas a Bolivia a un precio superior a los US$ 11 por millón de BTU, y por el que trae por barco paga cerca de US$ 16. Sumadas a las compras de combustibles líquidos, por esa vía hasta el décimo mes del año se escaparon US$ 8200 millones, que debieron pagarse en moneda dura, uno de los motivos por los cuales el Gobierno retacea dólares al público y a las empresas.
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