Pese al cambio de nombres, Comercio Interior mantendrá sus programas y prometen una “conversación firme” con las empresas
+Precios Cuidados seguirá existiendo, aunque sufrirá un ordenamiento bajo la gestión de Guillermo Hang; el Gobierno ya admite que la inflación será más elevada que el año pasado y recalcula su proyección
Se fue Roberto Feletti, pero su política seguirá viva. La nueva gestión de Comercio Interior, ahora bajo la órbita del Ministerio de Economía que conduce Martín Guzmán, no sólo mantendrá todos los programas existentes hasta la actualidad -aunque prevé ordenarlos-, sino que promete además una “conversación firme” con las empresas privadas.
“Todos los programas continúan”, aseguró a LA NACION una fuente oficial sobre +Precios Cuidados, las canastas de proximidad, Cortes Cuidados y los fideicomisos vinculados al trigo y al aceite, entre otras acciones que ahora negociará Guillermo Hang con los diferentes sectores involucrados.
Sin embargo, habrá un cambio sutil, pero fundamental en la coordinación sobre la “botonera inflacionaria”: la subordinación. Para Guzmán, una política oficial de precios e ingresos desacoplada de un plan macroeconómico era completamente insolvente. Además, la pelea pública sobre cuál era la punta de lanza en la “guerra contra la inflación” oscurece el horizonte.
Ahora, el programa de Facilidades Extendidas (EFF, según las siglas en inglés) cerrado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) será la guía para calmar las expectativas, no los controles. Pese a la firmeza prometida ante los embates del cristinismo, el vínculo de Guzmán con el sector privado está más basado en la actualidad en la seducción que en el escrache o la amenaza.
Feletti había dicho públicamente que el acuerdo con el Fondo ya “estaba muerto”, algo en lo que coincide con Cristina Kirchner, su jefa política y quien empujó su renuncia a esa oficina. Guzmán, a contramano y empoderado, apostará a la baja del déficit fiscal, la reducción de la emisión y la acumulación de reservas, metas que el contexto mundial puso cuesta arriba. “Venimos cumpliendo”, aclaran cuando se consulta por los objetivos del segundo trimestre.
Sin embargo, en el Gobierno admiten que no se podrá consumar la baja de los subsidios a la energía de 2,3% del PBI al 1,7%. Y aunque dicen que hay “reservas” avaladas por el FMI frente el contexto adverso, otros gastos sufrirán retoques. Uno que estaba previsto en el acuerdo eran las transferencias a las provincias. La otra opción podría ser la habitual subejecución del gasto de capital (está previsto en 2% del PBI), es decir, menos obras. Entre los gobernadores, hay estados alterados. No sólo ven subir los precios, sino que dispondrán de menos fondos de cara a las elecciones.
Pese a que la situación energética era dramática en enero y febrero, en el Gobierno ven ahora que compran energía brasileña “más barata”, llega el gas boliviano (14 millones de BTU diarios) y el Gas Natural Licuado (GNL) está menos caro que a fin de año, a US$25 (aunque en 2021 valía US$8).
Guzmán además ganó el viernes media batalla simbólica. El ambiguo secretario de Energía, Darío Martínez, puso la firma para los aumentos del gas y la luz a partir de junio. Falta aún la segmentación, que llevará más tiempo, y lo más importante, la otra media batalla: la publicación por parte del ENRE y el Enargas -controlados por el cristinismo- de los nuevos cuadros tarifarios. Muchos temen que se produzca allí un nuevo “efecto Feletti” con una ola de renuncias kirchneristas.
El sábado se publicó la primera flexibilización del cepo: fue para la energía, la gran apuesta del ministro de la mano del sector privado (Techint, CGC, PAE, y otros grandes jugadores) para conseguir los dólares que se necesitan para crecer -los del campo parecen no alcanzar- en 2023.
La mirada sobre los precios
En el Gobierno admiten que la inflación de este año será más alta que la de 2021 (50,9%). En los próximos 10 días se conocerá el nuevo presupuesto 2022, que saldrá por decreto y allí habrá una nueva proyección sobre la trayectoria de los precios. Restan pocas paritarias por cerrar y el promedio de aumentos de este año llega hoy al 59%. Si Guzmán plantea anclar expectativas del sector privado y ofrece un alza del salario real, su meta rondará ese número. Cuentan, en cambio, que la proyección está lejos del 70% de los privados, quienes actualizaron sus perspectivas -creen en el Gobierno- en base a los saltos de marzo y abril.
En Economía saben que cualquier cifra superior al 1% mensual es malo, pero dicen que en mayo será menor que en abril. Lo afirmó el presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Pesce, el viernes, aunque su mirada sobre la inflación se pose más sobre la puja distributiva que en causas propias, como la emisión que estimula el déficit y la presión cristinista por estimular la demanda agregada cuando los pesos, incluso con la futura presencia de los próceres, no son bien aceptados.
El primer trabajo de Hang, en cambio, será ordenar los +Precios Cuidados, algo que ya contemplaba hacer el propio Feletti. La brecha entre los precios dentro y fuera del programa oficial provocan un creciente nivel de desabastecimiento de los productos regulados. “Se dialogará con las empresas para garantizar ese abastecimiento”, contaron. Pero admiten que para eso habrá una recomposición de los +Precios Cuidados y un intento oficial de ralentizar los aumentos fuera de ese programa. La meta es el próximo 7 de julio con la revisión trimestral.
Con una macroeconomía “adecuada”, estiman, el programa oficial puede ser una referencia para la fijación de precios. Hoy, aclaran, ambas puntas (libres y regulados) están “desancladas”; hay compras reguladas en supermercados que terminan en almacenes a precios de mercado. Por eso, falta stock en las grandes superficies. Los no regulados no pueden competir con +Precios Cuidados. Esa mirada de precio, oferta y demanda en el marco de un plan macroeconómico que se cumple y se seguirá cumpliendo, prometen, es la que se impondrá, también en la Secretaría de Comercio Interior.