Pros y contras. Qué tan preparada está América Latina para salir del aislamiento
Aunque con heterogeneidad en cuanto a los plazos y a la naturaleza de las restricciones, la mayoría de los países de América Latina impuso medidas de confinamiento para intentar aplacar el contagio del coronavirus. Ahora, la salida del aislamiento y la modalidad de la reactivación son las preocupaciones centrales de los gobiernos, que deben procurar encontrar un equilibrio entre proteger la salud de las personas y cuidar los medios de subsistencia.
Los países de la región presentan diferencias con los más desarrollados, que actúan como pros y contras frente a la decisión de levantar el aislamiento, tal como lo refleja el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en un informe titulado "Del confinamiento a la reapertura: consideraciones estratégicas para el reinicio de las actividades en América Latina y el Caribe en el marco de la Covid-19".
Se trata de condiciones estructurales y circunstanciales que pueden generar distintos efectos tras el fin del aislamiento y que deben tenerse en cuenta a la hora de tomar referencias de países desarrollados, más avanzados en el ciclo de la enfermedad. Según el BID, los principales aspectos que diferencian América Latina y el Caribe de los países desarrollados son los siguientes.
Factores que favorecen la decisión de salir de la cuarentena en la región
Población más joven. En promedio, el porcentaje de adultos mayores en la región es la mitad (9%) que el de los países industrializados (18,4%). Así, la estructura demográfica de la región reduce el costo de suspender la cuarentena por el riesgo de pérdida de vidas en comparación con los países más desarrollados, ya que, aunque hay incertidumbre acerca de las tasas de mortalidad del virus, no hay duda de que afecta más a los adultos mayores.
Peores condiciones de habitabilidad. El costo de quedarse en casa es mucho mayor en el caso de las personas que residen en viviendas con escasas condiciones de habitabilidad o en un estado de hacinamiento, lo que es particularmente relevante en los barrios marginales de la región. Además, en América Latina el confinamiento ha exacerbado la violencia contra las mujeres, las niñas y los niños. En el caso particular de la Argentina, aumentó 40%.
Menor cobertura de sistemas de protección al desempleo y menor capacidad de respuesta en materia de políticas para preservar el empleo. La mayoría de los países de altos ingresos cuentan con sistemas de seguro de desempleo que protegen a los trabajadores. Sin embargo, en América Latina y el Caribe, estos mecanismos solamente existen en ocho países e incluso ahí cubren solo a unos pocos. Las elevadas tasas de informalidad -superiores al 50%- dejan por fuera de estos mecanismos a la mayoría de los trabajadores y los exponen a situaciones de gran precariedad laboral.
Factores que complican la decisión de salir de la cuarentena en la región
Mayor prevalencia de enfermedades crónicas. El riesgo de mortalidad por Covid-19 aumenta considerablemente para poblaciones con enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y otras enfermedades respiratorias. Según el informe, para una misma edad, la población de América Latina y el Caribe tiene una mayor incidencia de estas enfermedades que el promedio de los países industrializados. En estos últimos, por ejemplo, la tasa de prevalencia de la diabetes es ligeramente superior al 6%, mientras que, en América Latina y el Caribe, es de cerca del 10%.
Menor capacidad hospitalaria. Aunque la Argentina se encuentra muy por encima del promedio de la región y se ubica en los niveles de los países de la OCDE, en América Latina la regla es que la capacidad hospitalaria (incluidas las camas de terapia intensiva y los respiradores) es mucho más limitada que en los países desarrollados. Eso incrementa el riesgo de que el sistema sanitario se vea desbordado ante incrementos en la proporción de infectados graves similares a las de estos países.
Menor disponibilidad de instrumentos de testeo. Las pruebas diagnósticas y serológicas, claves para monitorear la propagación del virus, no se han utilizado en cantidad suficiente en los países de altos ingresos y, mucho menos, en los países de América Latina y el Caribe. Al no disponer de datos precisos acerca del número de infectados, tampoco es posible calcular el grado de inmunidad comunitaria que ya se ha desarrollado y pronosticar cuánto aumentarán los contagios cuando se relajen las restricciones.