En el campo empresario. Sacude al Gobierno la interna del camembert
Con las cifras de la evolución económica del primer trimestre en la mano, el funcionario multipropósito Guillermo Moreno soltó un soliloquio en presencia de testigos. "La reactivación va muy bien, pero el sector de alimentos se está quedando. Ahí voy a tener que tomar algunas medidas sectoriales", habría dicho, misterioso, según las fuentes, poco antes de lanzarse a la prohibición de las importaciones.
Otros aseguran que la lectura fue otra. "Se asustó con el aumento de las importaciones en marzo, vio que el saldo comercial se reduciría y que si los especialistas proyectaban el movimiento a todo el año descontarían una menor abundancia de dólares y entonces habría presiones cambiarias", deducen quienes lo frecuentan.
El ministro Boudou se alineó de inmediato con Moreno. "Amado no tiene mucho margen, la pasó muy mal cuando les aconsejó a los Kirchner que manotearan las reservas porque el ruido político sería mínimo y se armó una trifulca tremenda; después recompuso, porque defendió a capa y espada al Gobierno con argumentos y actitudes que a Néstor le encantan, pero la pasó mal."
Fueron los días en que Boudou se sintió solo y aislado, dicen cerca del Gobierno. "Parece que lo mortificaba que Cristina [Kirchner] le pidiera consejos y presentaciones en PowerPoint a Débora [Giorgi] y se desesperó creyendo que le iban a pedir la renuncia." La ministra de Industria y su entorno quedaron convencidos entonces de que desde Economía lanzaron operaciones de prensa para desacreditarla.
Giorgi, con diálogo directo con la Presidenta, ha elegido defender el cumplimiento de los acuerdos internacionales, con lo que ha quedado diciendo públicamente lo contrario de lo que afirman Boudou y Moreno. "La experiencia de Martín Lousteau muestra que no es bueno enfrentarse a Moreno", dice un ex funcionario.
Los empresarios de la alimentación, supuestos beneficiados, se resisten a la prohibición, temerosos de perder por sanciones sus lucrativos mercados externos. La CGT, cada vez más cerca de Cristina, apoya.
"Es una tontería incomprensible; obviamente que si hay competencia desleal hay que detenerla, pero una prohibición general es un espanto; el principal problema comercial que tiene la Argentina es la restricción de China al ingreso de aceite de soja, la entrada de alimentos procesados no debería quitarle el sueño a nadie", dice un empresario del rubro.
"Que Débora [Giorgi] diga que no hay prohibición no significa mucho. Ya nos pasó que firma las licencias de importación y nos paran la mercadería en la Aduana con órdenes verbales de Moreno. ¿Cuántas veces se prohibieron exportaciones e importaciones sin que se firmara un solo papel?", dice un importador de otros rubros, que agrega: "No quisiera estar en los zapatos de los importadores de artículos perecederos".
En la Copal advierten sobre las contramedidas que pueden llegar de Brasil. Daniel Funes de Rioja, presidente de la entidad, además advirtió que el mayor socio del Mercosur está entrando en período electoral, de modo que las reacciones pueden ser exageradas. La Argentina tendría en esa visión todo por perder.
Algunos descuidos se han cometido. La Argentina no pudo hacer su propio stand en la Expo Shanghai y debió contratarlo a la organización china. Y en la inauguración del pabellón argentino " made in China ", por las improvisaciones, no había un solo producto argentino, alimenticio o no, para apreciar. Ahora, con la exposición en marcha, le dieron fondos a la Secretaría de Cultura para que organice eventos en el pabellón.
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