Se empiezan a generalizar las críticas al rumbo económico
Las críticas a la estrategia con la que el Gobierno intenta reanimar la economía, mientras a la vez procura encarar la renegociación de la deuda con acreedores privados, comienzan a generalizarse lentamente.
A la definición de programa "ochentista" y por lo mismo de resultados esperables -en el mejor de los casos- mediocres que realizó la semana pasada el economista Carlos Melconian, tras la exposición del ministro Martín Guzman en el Congreso, se sumó ahora la descripción de un intento de regreso al "pedal de la demanda agregada" y con vaticinio de poco vuelo que hizo el exviceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis, mediante un informe de la consultora PXQ, que dirige.
En su trabajo, el economista que escoltó al hoy gobernador bonaerense Axel Kicillof en su gestión al frente del Palacio de Hacienda y que era uno de los candidatos a ocupar cargos en el área económica de la administración Fernández (algo que finalmente no ocurrió), sostiene que "los bonos otorgados a jubilados y trabajadores, en conjunto con el aumento que permite que los jubilados de la mínima le ganen a la inflación, apuntan a fomentar el gasto del sector privado, sobre todo en los sectores más vulnerables".
El 'albertismo' se parece mucho a la expansión por demanda agregada que proponía Cristina Kirchner, y que no fue muy exitosa
En este sentido, reconoce que, "en el corto plazo", son medidas que pueden tener "un impacto sobre el consumo de bienes de primera necesidad", sector al que también ayuda a recuperar la progresiva implementación de la tarjeta alimentaria. Sin embargo, advierte que para que la recuperación del consumo se sostenga en el tiempo y alcance al resto de la economía "es vital que haya una mejora en los salarios del grueso de los trabajadores del sector privado" y no observa condiciones que permitan ilusionarse con eso.
Por eso, concluye que el esquema instrumentado hasta aquí va en la misma dirección que el que aplicó Cristina Kirchner, en especial en su segundo mandato, el que inició el período de declive del que la economía no logra salir hasta aquí: traccionar la actividad fortaleciendo con anabólicos de corto alcance la demanda agregada.
Álvarez Agis explica desde su consultora PXQ que el "albertismo", si es que existe, "se parece mucho a la expansión por demanda agregada que proponía Cristina Kirchner, y que no fue muy exitosa".
Una alerta que ya había dado Melconian
Melconian, por su parte, había definido la semana pasada al programa que despliega Fernández como "ochentista". Fue al analizar la presentación que el ministro Guzmán hizo en el Congreso y en la que mencionó algunos senderos en cuanto a la política fiscal y comercial. Según el economista, de esas apreciaciones se puede concluir que el Gobierno decidió "comprar los dólares que necesita para pagar la deuda con emisión de pesos", algo para lo que necesitará mantener el cepo muy restringido, "porque, si el Banco Central no logra comprar entre US$8000 y US$9000 millones al año, el país deberá enfrentar severas dificultades".
La lectura nace del escaso compromiso que en esa presentación Guzmán mostró por generar superávit fiscal, "que sería el mecanismo higiénico de un país estable que corresponde para pagar la deuda", apuntó. "Este es un programa que va a comprar dólares con emisión monetaria, que solo quiere tener un relativo equilibrio fiscal para que el Banco Central no tenga que emitir más pesos para el Tesoro que los que ya imprime para adquirir las reservas. Mientras tanto, tiene el lío de la deuda en pesos, que, si no se la refinancia, tiene que emitir o reperfilar, mientras le quedaron varadas las Leliq, otro factor de emisión monetaria", agregó.
Por eso, pronosticó un rebote de corto plazo, producto de que "hay y habrá un mango más en la calle". Y concluyó: "Si venís de 10 meses donde la emisión monetaria da cero y en dos meses pasás a $600.000 millones, eso a algún lado va, con todos los riesgos que eso tiene. En la ideología keynesiana, riesgo cero; en la ideología ortodoxa, al borde de la hiper. Se van a equivocar los dos. Pero lo que te va a quedar es una incertidumbre residual muy grande, aun después del acuerdo de la deuda", concluyó.