Signos de debilidad acentúan las dudas de que la Fed suba las tasas este año
Las probabilidades de que la Reserva Federal de Estados Unidos aumente las tasas de interés en 2015 están reduciéndose ante los nuevos indicios de una economía anémica, algo decepcionante para un banco central que confiaba en comenzar a subir los intereses este año tras un prolongado período de crédito fácil.
Los flojos datos de gasto de los consumidores, inflación y empleo han acabado virtualmente con las posibilidades de un aumento durante la reunión de gobernadores del banco central de este mes. Dos de ellos ya han expresado esta semana sus dudas sobre si es adecuado modificar las tasas este año y las recientes cifras de la economía no han tranquilizado a nadie en el seno del banco central.
El Departamento del Trabajo informó el jueves que el Índice de Precios al Consumidor cayó a una tasa desestacionalizada de 0,2% en septiembre, ante el descenso en los precios del combustible. Ese registro excluye los artículos relacionados a la energía y los alimentos, cuyos precios son más volátiles.
La inflación acumulada en los últimos 12 meses no registró variaciones, pero la inflación subyacente, es decir la que no abarca los alimentos y la energía, acumuló 1,9% entre septiembre de 2014 y el mismo mes de 2015.
Ese nivel de variación de precios "ayuda a mantener a flote la posibilidad de un alza de tasas este año aunque nuestra principal escenario contempla un retraso hasta marzo de 2016", dijo Laura Rosner, economista de BNP Paribas, en una nota a sus clientes.
El Departamento de Comercio, por su parte, reportó el miércoles que las ventas minoristas desestacionalizadas subieron apenas 0,1% en septiembre y de hecho bajaron con respecto a los niveles de agosto cuando se sacan del cómputo las ventas de automóviles. El Departamento de Trabajo informó que los precios mayoristas bajaron en septiembre 0,5% mensual y 1,1% interanual, lo que supone el mayor descenso interanual del actual ciclo de expansión.
A la Fed le quedan dos reuniones de política monetaria este año, una a finales de octubre y la otra a mediados de diciembre. Los mercados de futuros estiman que la posibilidad de un alza este mes es casi nula y consideran que hay una probabilidad de 1 en 3 de que ello ocurra para finales de año.
Las menores perspectivas de un aumento de tasas este año animaron los mercados el jueves, tanto en EE.UU. como en Asia y Europa, donde los inversionistas interpretaron que los desalentadores datos del miércoles sobre ventas minoristas erosionaban las expectativas de un alza de los intereses.
Los funcionarios del banco central estadounidense han dicho que la decisión sobre cuándo elevar las tasas depende de los datos económicos entrantes. La inflación ha estado por debajo de la meta de 2% de la Fed durante más de tres años y los responsables de política monetaria quieren estar seguros de que subirá antes de comenzar a incrementar las tasas. El gasto del consumidor constituye las dos terceras partes de la demanda total de bienes y servicios producidos en EE.UU., y las ventas minoristas son un indicador importante del vigor subyacente de la economía.
Aunque un alza en octubre es muy poco probable, la Fed aún podría elevar las tasas de este año, sobre todo si el mercado laboral muestra renovados signos de vigor antes de su reunión del 15 y 16 de diciembre, o si surgen indicios de que los salarios o la inflación empiezan a repuntar desde niveles bajos.
Sin embargo, los débiles informes de inflación y ventas minoristas no inspiran mucha confianza en la Fed, especialmente un par de semanas después de que el Departamento de Trabajo informara que el ritmo de contratación se desaceleró en septiembre y fue más débil de lo que se pensaba en julio y agosto. Las exportaciones estadounidenses también se encaminan disminuir este año por primera vez desde la recesión.
Los inversionistas se han vuelto cada vez más escépticos de un alza de las tasas este año debido a la debilidad de la inflación y del crecimiento. El rendimiento del bono del Tesoro a 10 años, que se mueve en dirección opuesta a los precios, apenas se empina sobre 2%.
En realidad, los inversionistas le están regalando dinero al gobierno estadounidense a manos llenas. La cantidad de letras del Tesoro, deuda del gobierno estadounidense que vence en menos de un año, vendida a una tasa de interés de cero, alcanzó US$1,15 billones el miércoles.
En apariencia, no tiene ningún sentido que le presten su dinero gratis al gobierno, pero las tasas de interés se ubican en casi cero y el suministro de deuda es restringido en momentos en que EE.UU. se acerca a alcanzar el límite de la deuda que puede emitir. "Es muy extraño", reconoció Thomas Simons, vicepresidente y economista de mercado monetario en el grupo de renta fija de Jefferies LLC. "Es el mundo en el que estamos viviendo".
Un problema que aqueja a la Fed, cuyas predicciones en materia de crecimiento, empleo e inflación han sido erróneas de forma consistente, es la carencia de un buen modelo sobre el comportamiento de la economía. Al no tener a mano una hoja de ruta confiable, les cuesta decidir cuándo subir las tasas.
En el seno de la Fed hay discrepancias importantes en torno a cómo los modelos tratan la relación entre el desempleo, la inflación y el crecimiento. Los gobernadores Daniel Tarullo y Lael Brainard, por ejemplo, cuestionaron abiertamente el argumento esgrimido por Janet Yellen, la presidenta de la Fed, de que la inflación empezará a subir una vez que la economía absorba capacidad ociosa. Ante la ausencia de evidencia en apoyo de un alza de la inflación, es difícil que se pronuncien a favor de un incremento de las tasas. La propia Yellen reconoció que el modelo tenía fallas.
—David Harrison, Min Zeng, Dan Strumpf y Tommy Stubbington contribuyeron a este artículo.
Anna Louie Sussman y John Hilsenrath
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