En 26 meses el blanqueo recaudó apenas 59% de lo que pretendía
El Gobierno esperaba US$ 4000 milllones en seis meses y consiguió 2370 millones; los candidatos buscan otras alternativas
A menos de un mes de su posible finalización, el blanqueo de capitales sumó unos US$ 2370 millones entre el Certificado de Depósito para Inversión (Cedin) y el Bono Argentino de Ahorro para el Desarrollo Económico (Baade).
Fuentes oficiales detallaron a LA NACION que hasta ayer se habían captado US$ 2022 millones en el Cedin y US$ 349 millones en el Baade, muy lejos de los US$ 4000 millones que el Gobierno había imaginado para los primeros seis meses de este régimen lanzado en julio de 2013, hace 26 meses. El blanqueo, inaugurado como un fallido antídoto del cepo impulsado por el propio Gobierno, se prorrogó siete veces y no se descarta que a fin de mes se aplace una vez más, aunque en este caso el final excedería el fin del mandato de la presidenta Cristina Kirchner. En los despachos oficiales se entusiasmaron porque en el anterior cierre, en junio, se blanquearon US$ 252 millones; luego, como suele ocurrir, la cifra bajó a US$ 95 millones en julio y a US$ 104 millones en agosto. En los primeros cinco días de este mes la suma llega a 20 millones de dólares.
La fuerte mayoría de Cedin en relación con el Baade demuestra que las numerosas licitaciones convocadas para este bono por el Ministerio de Economía liderado por Axel Kicillof fracasaron en forma rotunda, pese a la promesa de varios sectores empresarios de sumarse, entre ellos importantes petroleros.
En las últimas semanas trascendió que los equipos de Mauricio Macri y Daniel Scioli trabajan en diferentes iniciativas técnicas para lograr un blanqueo más amplio y exitoso, en el contexto de una política económica que genere más confianza y atraiga divisas al país.
En el campamento macrista trabajan por separado sobre este tema los economistas Carlos Melconian y Federico Sturzenegger.
La intención de estos trabajos es que el nuevo blanqueo abarque no sólo dólares sino pesos y que no contenga la intención de traer físicamente los dólares del exterior.
En el sciolismo algunos asesores planean recrear un esquema de "repatriación de capitales" como el que se lanzó en el inicio del plan de convertibilidad en 1992, pero con la obligación de traer las divisas al país, para poder levantar el cepo.
Para los tributaristas consultados por LA NACION, la clave es que, si el nuevo gobierno piensa en un blanqueo, para que sea exitoso debe reflejar estabilidad jurídica, ser sencillo, barato e incluir la posibilidad de regularizar pesos.
El presidente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la ciudad de Buenos Aires, Humberto Bertazza, dijo que "el blanqueo no debería tener costo, ni siquiera implícito, para poder tener éxito y debe ser amplio; no sólo buscar la repatriación de fondos sino también permitirlo para quienes han invertido en ventas marginales". Además, opinó que "no deberían exceptuarse a los funcionarios de la posibilidad de blanquear", algo que está prohibido en el actual régimen.
En tanto, el presidente del Instituto Tributario César Litvin, sostuvo que "debe ser amplio y sencillo: si se quiere dejar el dinero afuera, que se permita, a cambio de pagar una tasa más alta, diferenciando incentivos de acuerdo a la inversión, y habría que incorporar pesos al régimen". Según Litvin, "un escenario internacional de mayor transparencia fiscal y la necesidad de más divisas contribuirían a un mayor éxito del blanqueo".
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