Sinergia: la empresa que recurrió a la cocreación para luchar contra el Covid-19
"Protagonistas y resilientes" fue el título de la entrega de premios que realizó HSBC y LA NACION a pequeñas y medianas empresas. La tercera categoría, "Poder Ayudar", premió a aquellas pymes que fueron conscientes que el individualismo es parte del pasado y que los resultados financieros no son el único objetivo de una empresa. Compañías que entienden que el mundo va hacia un modelo más colaborativo y de redes. La empresa ganadora fue Molinari S.A.
Tiene una trayectoria de 113 años y centra su actividad en la venta al por mayor de equipo profesional y científico e instrumentos de medida. Durante la pandemia, se organizó de forma tal de continuar operando y brindando a sus clientes los servicios que requieren, desde servicios técnicos, asesoramiento y ventas de máquinas. "Nos motivó a poner nuestra estructura para crear algo que intenta ayudar a la sociedad", dijo Sebatián Papandrea, director de la empresa.
Para colaborar en la pandemia, la empresa trabajó en conjunto con otras instituciones para realizar distintos productos. Fabricó camas para hospitales, 25.000 máscaras de protección facial y un respirador artificial de emergencia. A través de su tecnología e impresiones en 3D logró innovar y cambiar su estrategia para ayudar.
"El trabajo colaborativo marca un antes y un después en este contexto tan negativo", explicó, y agregó que el trabajo hecho en conjunto con otras empresas va a ser el norte de su compañía.
"La innovación es parte de nuestro ADN -explicó-. Fuimos un engranaje para poder brindar soluciones". Aseguró que él y sus compañeros trataron de adaptarse a la velocidad de los cambios, reacomodarse y realinearse "a las estructuras y nuestras capacidades". También habló de la importancia de pensar al largo plazo.
"La velocidad de reacción es lo que nos permite acomodarnos a los vaivenes de la economía local", dijo. Y aseguró que la rapidez es una característica de todas las PyMEs.
En esta categoría también participó el Café San Juan y el Laboratorio Biofarma. El primero, que desde marzo tiene sus puertas cerradas, para pagarle a sus empleados y mantener sus locales comenzó a hacer recetas de bajo costo. Además, dona 120 platos por día para los trabajadores de la salud y personas de bajos recursos.
"Hay un equipo adentro y uno afuera que nos ayuda a darnos fuerza y seguir adelante -aseguró una de las dueñas-. Todos son nuestra gran familia".
Por su parte, con el inicio de la pandemia el laboratorio empezó a equipar a los hospitales que no estaban preparados y donó kits para realizar hisopados. Además, se puso a predisposición para ayudar a sus clientes.
"Lo mejor fue la agilidad con la que respondimos, con el compromiso que demostró todo el equipo y entendió que tenía que estar al pie de cañón para dar respuesta", dijo Nicolás Ferrer, gerente del laboratorio. Aseguró que lo más difícil fue "lidiar con la incertidumbre y transmitir todo lo contrario". Brindan asistencia las 24 horas del día y le dan prioridad a la necesidad sanitaria de sus clientes.