Sturzenegger puso en marcha su propio plan de ajuste de gastos
Quienes lo conocen saben que el presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger , es un obsesivo de los números… y de la austeridad. “No puede ser que un obrero se levante a las 5 de la mañana para trabajar y nosotros tengamos en comparación todos estos beneficios”, suele ser el ejemplo que más repite en las reuniones de su mesa chica.
No sorprende por ello que el Banco Central (BCRA), que al igual que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) tiene un régimen salarial diferente al del resto de la administración pública, haya comenzado también con un fuerte proceso de ajuste de gastos, incluso varios meses antes de que el presidente Mauricio Macri anunciara hoy recortes en los cargos políticos y el congelamiento de los salarios para todos ellos a lo largo de este año.
Todo el directorio de la entidad decidió recortarse a fines de agosto el 15% del salario. Hoy, el sueldo de un miembro de la mesa chica del Central que define la política monetaria del país está en torno a los $390.000 brutos por mes. Una cifra que, si bien está muy lejos de asemejarse a lo que gana un director de un banco privado -probablemente sea menos de la mitad de lo que se paga en el sector empresario-, duplica lo que gana un ministro nacional, que, según datos difundidos por el Ministerio de Hacienda, tiene un salario de unos $183.000 brutos al mes.
Como parte de la Ley de Acceso a la Información Pública, el Banco Central publicó en los últimos días los salarios brutos mínimos, promedios y máximos de todo su personal, incluyendo el de los choferes que asisten a los puestos jerárquicos, cuyos salarios brutos mensuales llegan a un máximo de $169.203, unos $8000 menos de lo que gana en la misma entidad un gerente principal, uno de los cargos jerárquicos de carrera más altos. La publicación de la información le trajo a Sturzenegger un dolor de cabeza con la gremial bancaria, que empapeló la entidad con el detalle de la declaración jurada de bienes del titular del banco y lo acusó de “exponer a los trabajadores” del BCRA.
De los datos publicados, no obstante, se desprenden varias curiosidades. Por ejemplo, que el presidente de la entidad gana unos $298.930 netos por mes, menos de lo que reciben algunos de sus subordinados, como quienes ocupan los cargos de gerente general o subgerente general, cuyo salario neto mensual es de $304.105. Los cargos de director y de presidente del BCRA no tienen adicionales ni bono anual. Y, este año, anticipó Sturzenegger, no habrá aumentos de sueldos para directores.
De business a turista
Pero el de los salarios no es el único rubro en el que el BCRA decidió aplicar las tijeras. Sólo con la emisión de billetes de alta denominación el BCRA se ahorró en 2017 $ 2500 millones. Pero también empezaron por reducirse todos los gastos administrativos. Ya ningún director del banco, ni siquiera su presidente, puede viajar en clase ejecutiva, a no ser que se trate de un vuelo de más de 10 horas, y que sea porque debe participar de algún evento que exija la presencia del funcionario argentino. Todo lo que son viajes a cursos o a capacitaciones se hacen en turista, aunque se trate de estadías breves y a países alejados, como fue recientemente un viaje a Egipto que hicieron dos directores del banco.
“El 80% de los pasajes son en turista”, reconoció una fuente que sigue de cerca los números del banco. ¿La excepción? El vicepresidente segundo del BCRA, Demian Reidel. El físico del Balseiro, que volvió de Wall Street para sumarse a la gestión macrista, viaja en primera clase, pero paga todos los vuelos laborales de su bolsillo. “Creo que nunca ni siquiera pidió viáticos ni preguntó sobre el reembolso de pasajes. Siempre asumió todos sus gastos”, confió la fuente.
También el banco dejó de reemplazar puestos que quedan vacantes por las jubilaciones. Así, redujo la plantilla de empleados en unos 200 cargos solo el año pasado, lo que equivale a poco menos de un 10% del total. En los niveles gerenciales se bajó asimismo un 10 por ciento. “No hay presupuesto para nada”, admitió otra fuente. “Cada gasto mínimo se controla”, explicó.
El BCRA cierra su balance anual en diciembre, pero lo publica recién en mayo. Será entonces cuando la entidad blanqueará el impacto de los recortes. El presupuesto 2018, sin embargo, es un 30% más bajo en términos reales que el de 2017.
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