Sus acciones fueron la peor inversión de febrero
Aquellos inversores que, llevados por la carrera alcista que venía emprendiendo el crudo (+8,5% en el mes), decidieron apostar a las acciones petroleras buscando beneficiarse con parte de esas ganancias, y en esa búsqueda optaron por los papeles de YPF, deben estar arrepentidos: esa acción resultó la peor inversión de febrero al caer casi 24 por ciento.
La caída del papel, que se profundizó en los últimos días en el marco del enfrentamiento que la empresa mantiene con el Gobierno y del asedio que recibe de organismos oficiales que no se caracterizan precisamente por haber enjuiciado su acción en los últimos años, contrasta aún más cuando se observa que las otras acciones de empresas petroleras que forman parte del panel líder de la Bolsa de Comercio porteña cerraron febrero con ganancias.
Fuerte desvalorización
Por ejemplo, mientras Petrobras Brasil avanzó 1,5% (y suma 25,4% de ganancia en lo que va del año) y Tenaris (la productora de tubos para exploración petrolera) subió 3% (+8,2% en 2012), el papel de YPF entró en una debacle que hizo que la empresa, "que tenía una capitalización bursátil de US$ 16.000 millones al 20 de enero y de 14.000 millones a principios de mes, ahora podría comprarse por apenas US$ 10.700 millones", estimaron ayer en la consultora Delphos Investment.
El derrumbe de la acción fue el dato saliente de un mes que dejó pérdidas generalizadas entre las acciones domésticas, pese a que el resto de los mercados bursátiles del mundo que suelen actuar como una referencia para la plaza local cerraron febrero con ganancias.
La pérdida promedio en la Bolsa porteña fue del 5%, pero se elevó al 7% cuando se mide mejor el riesgo privado argentino y se duplicó o triplicó en los casos de las compañías que enfrentan algún tipo de litigio con el Gobierno o cuyos dueños parecen haber pasado a estar en la "mira" oficial (el Banco Macro cayó 14%).
Algo mejor les fue a los bonos, en especial los nominados en dólares, que subieron del 2 al 5% por las sostenidas compras de quienes buscan asegurarse una provisión futura de dólares sin quedar a merced de la discrecionalidad con que la AFIP maneja las habilitaciones para comprarlos.