Tiempos de cambio: qué piensan los dirigentes Sub 40
Los jóvenes que se preparan para ejercer liderazgos apuestan a superar el individualismo con integracióny diálogo; quieren empresas más vinculadascon el entorno
Mientras en la cancha impera un juego individualista, el relevo espera para desarrollar una táctica de juego colectivo que se entrena desde inferiores. A diferencia de la primera de la dirigencia empresarial, que se agazapa en su arco cuando siente que pierde el partido, el seleccionado de jóvenes Sub 40 se prepara para superar los personalismos, con la mira puesta más allá de un resultado.
En la analogía futbolera en días de fervor mundialista, esta nueva generación de dirigentes que se forma en los semilleros de las entidades empresariales, profesionales y del campo busca representar a un colectivo diferente. Las jóvenes promesas se preparan para conducir compañías adaptadas a los nuevos tiempos, más ligadas a la sociedad, con conciencia sustentable y con flexibilidad ante cambios constantes, impuestos por la integración con el mundo. Acordes con una mentalidad propia de la generación Y, los referentes de esta juventud más desprejuiciada se disponen a imprimir una nueva lógica en las organizaciones, de estructuras menos piramidales y más espacio para la creatividad. Contemplan y alientan el emprendedorismo, dentro o fuera de las corporaciones, como esencia de un nuevo empresariado, comprometido con su vocación, pero no menos con el entorno.
Debaten sobre la coyuntura, pero apuntan al largo plazo, y aspiran a incidir e involucrarse en la creación de políticas públicas. La base para la planificación del futuro, dicen, sólo puede construirse sobre la superación de viejos antagonismos a través del diálogo multisectorial. El aislamiento, coinciden jóvenes que ocuparán las sillas de los directorios en poco tiempo, es el principal vicio por abandonar de sus antecesores. Como en una familia, los herederos buscarán no repetir los errores de los mayores.
José Ignacio de Mendiguren, referente de la vieja guardia en la Unión Industrial Argentina (UIA), analiza el rol de los jóvenes desde la autocrítica: "No se trata de generar una camada de nuevos dirigentes que sean iguales, pero con 30 años menos, con la mira en el corto plazo, personalismos y debates para conseguir un puesto en algún lado. Los próximos dirigentes deben ser distintos; tener comunicación sistemática con todos los actores sociales, para que se generen confianzas mutuas. Es lo que mi generación no hizo". La nueva camada, dice el empresario textil y diputado massista, debe diferenciarse de la suya, que tuvo una visión del país no general, "sino sectorizada". La Argentina, señala, sobresale en individualismos y fracasa en proyectos colectivos.
Y la superación de la dirigencia por venir, opina Mendiguren, debe estar en resolver antagonismos vigentes: "Capital o trabajo, corporaciones o pymes, mercado interno o externo".
José Urtubey, uno de los vicepresidentes de la entidad fabril y director de Celulosa Argentina, afirma que la nueva generación, de la que él forma parte, ya no discute esas dicotomías, y que incluso ha logrado trascender aquella que opone lo público y lo privado. Urtubey brega por que la dirigencia que viene contribuya a la formación de una burguesía nacional, dispuesta a colaborar para generar mejores políticas públicas.
"El recambio generacional es positivo, ya que los que nos formamos en democracia tenemos una dinámica de diálogo más desprejuiciada y sin preconceptos que impidan escuchar al otro." Ese atributo facilitará a los jóvenes actuar en un escenario distinto: "Ya no alcanza con generar puestos de trabajo; el empresario de hoy está inmerso en el medio ambiente donde opera, por lo que debe apuntar a la inclusión social y a un desarrollo sustentable". Urtubey reconoce, en estos aspectos, una "inmadurez institucional" que plantea como un desafío para los nuevos dirigentes.
Uno de los que reciben el legado es José Tovo, secretario de la UIA Joven. El empresario de la industria plástica rescata continuidades y marca diferencias entre las generaciones: "La vocación por el desarrollo industrial, la generación de empleo calificado y la agregación de valor son una continuidad. Las diferencias van más por el lado de cómo enfrentar los nuevos desafíos de la economía global, que exige mayor adaptación y velocidad de respuestas para ser competitivo, y donde la innovación juega un rol cada vez más importante en la dinámica mundial".
Seguir el ritmo, aseguran, demanda una relación aceitada con el sector público, para que las políticas acompañen el desarrollo. En este sentido, la historia de la UIA con los gobiernos tiene pasajes de amor y desamor. Ejemplo de eso es la relación con la presidenta Cristina Kirchner, que responsabiliza a los empresarios por la inflación, hace reproches por la baja inversión y lanza acusaciones de especulación. La nueva dirigencia piensa en compatibilizar intereses: "La articulación público-privada es necesaria para la actividad industrial -señala Carolina Castro, empresaria autopartista y vicepresidenta de Diálogo Juvenil de UIA Joven-. Las inversiones tienen como condición la previsibilidad en el largo plazo, y allí el rol del Estado es clave. Un buen diálogo entre las entidades gremiales industriales y las administraciones de todos los niveles puede contribuir mucho para generar confianza y asegurar que las políticas redunden en más industrias y empleos de calidad".
De igual manera, consideran vital la formación de dirigentes con roce político y diálogo con el sector público en el ámbito rural. Fue una enseñanza de la crisis de 2008, que nutrió el semillero de nuevos líderes. La Sociedad Rural (SRA) y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), por citar ejemplos, tejen redes de jóvenes a nivel nacional que debaten sobre la actualidad y las necesidades del sector a futuro. "La política era tabú, pero estamos convencidos de que el campo no puede estar disociado. Y una forma de incidir en políticas públicas es la formación de dirigentes", dice el santafecino Ignacio Mántaras. En los ateneos se habla de nuevas técnicas, tecnologías o sustentabilidad. Y se discute "con una mayor franqueza", tan propia de los jóvenes como necesaria para acompañar el ritmo vertiginoso de los cambios, define Mántaras. Un objetivo similar persigue el Ateneo de la SRA, que reúne a jóvenes de entre 18 y 30 años. "Como futuros líderes del sector, no sólo nos interesa la coyuntura, sino que analizamos y debatimos sobre el modelo de país que esperamos, y nos capacitamos para llegar a formar una dirigencia que participe y sea el motor del cambio", afirma Candelaria Ramos Mejía, presidenta del grupo.
Pensar el país
Esta autodefinida "generación dialoguista" se preocupa por los problemas del presente, pero sin empantanarse en la coyuntura. Toma los problemas como disparadores para pensar el largo plazo. De este modo, reflexiona también en el grupo joven de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), formado por trabajadores de distinto extracto corporativo.
Según cuenta Albano Pedevilla, presidente de esa rama de ACDE, la práctica empresaria se concibe allí desde un conjunto de valores. A tono con lo que parece una demanda de época, la comunicación es uno de los destacados. "Creemos y reforzamos la idea de una mayor apertura al diálogo entre los diferentes sectores sociales, como eje de desarrollo. Esto se ve en la generación de espacios de encuentro para el debate de problemáticas e inquietudes que nos afectan", dice Pedevilla, en alusión a los encuentros que se comienzan a organizar con diversas entidades empresariales y gremiales, con el fin de alcanzar consensos, "pensando en acciones concretas que favorezcan al desarrollo y la generación de empleo decente", detalla.
Las reuniones, de las que también participa la comisión de jóvenes del Colegio de Abogados porteño, no borran las diferencias de un plumazo. "Si bien existen distintas ideologías -explica el presidente del grupo, Alejandro Martínez de Hoz-, los que representamos a las agrupaciones jóvenes posiblemente estaremos en la primera línea en unos años, y es importante que nos conozcamos, con lo bueno y lo malo, para cuando tengamos que negociar en el futuro." Algunos representantes sindicales, como UNI, de bancarios, se sentaron a esa mesa.
La Federación Argentina de Jóvenes Empresarios (Fedaje), del riñón de CAME, es otra de las entidades que comulgan con el diálogo. Javier Montalbetti, su titular, coincide en que es necesario crear una nueva cultura dirigencial: "Hubo distanciamientos históricos que no se resolvieron. Pero el antagonismo no es hereditario, y todos sabemos que hay que trabajar proactivamente por un mejor país".
La iniciativa multisectorial surgió hace un tiempo, desde la rama de jóvenes del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), pero tuvo una mayor adhesión este año. Quizá por el mismo reflejo ante la adversidad que unió al Foro de Convergencia Empresarial. Los que tomarán el testigo de manos de la dirigencia actual discuten temas de fondo: competitividad, empleo y educación son las inquietudes más fuertes al trazar horizontes de aquí a una década.
Los autoconvocados en IDEA Joven ponen el foco en la escuela. "Tratamos de identificar cuál es la brecha entre la formación de los que salen hoy de la secundaria, y las necesidades de las empresas de cada sector", explica Maximiliano Leiva, presidente de IDEA Joven y gerente de cuidados domiciliarios de Swiss Medical. El foco en la educación tiene que ver con preparar a los trabajadores del futuro para un mercado laboral diferente, algo que incidirá también en la competitividad. En la usina de dirigentes aspiran a que este tipo de estudios lleguen a convertirse en propuestas o disparadores de un debate público. Otros ejes de trabajo en IDEA Joven, avanza Leiva, son la infraestructura y la responsabilidad social empresaria, dos pilares de las empresas en el presente.
La conciencia empresaria, sostiene Alejandro Nasser, presidente de la Unión Argentina de Jóvenes Empresarios (Unaje), es un valor que se acentúa desde las entidades: "Decimos que a la empresa no le puede ir bien, sin que le vaya bien al barrio".
Otro punto que contemplan los nuevos líderes son los cambios en la composición del empresariado. Los emprendedores son expresión de una generación que persigue la libertad y el disfrute dentro y fuera del trabajo. "Es un nuevo paradigma social; los emprendedores de hoy son los nuevos empresarios", define Montalbetti, cuya entidad promueve la formación de nuevas empresas, a la vez, con el fomento de políticas públicas que apoyen su desarrollo.
Una acción similar desarrolla la Unión Industrial bonaerense (Uipba). "Hay un cambio en la juventud empresaria", reconoce Isaul Wilner, presidente de la Uipba joven. El aliento desde la nueva dirigencia, opina el empresario pyme de Carlos Casares, tiene que ver con la creación de un espacio de capacitación que ayude a profesionalizar a los entrepreneurs. Esto es, cuidar la supervivencia de nuevas empresas y sus empleos.
Sean pequeñas o grandes, la concepción de la empresa actual y futura incluye la ambición de traspasar fronteras. La internacionalización de las compañías es otro desafío. "Por eso -dice Nasser desde Unaje-, es necesario ver al otro como socio y no como competidor, para crear clusters que permitan, por ejemplo, satisfacer una demanda desde China."
La Unaje fue en un principio la división joven de la UIA, pero algunas diferencias los alejaron. Aún hay antagonismos por resolver. El desafío, en adelante, será mantener el diálogo, más allá del gobierno de turno.
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