Todos los indicadores caen en Brasil
El riesgo país es el segundo del mundo; el real vale menos que nunca y la Bolsa paulista bajó el 4,69%
SAN PABLO.- El mercado financiero brasileño terminó ayer su peor semana desde la devaluación del real de 1999. Con el segundo riesgo país del mundo, el real con el menor valor de sus ocho años de vida y la Bolsa de Valores de San Pablo en picada, Brasil se convirtió en el centro de las atenciones y de las preocupaciones de los tomadores de decisiones de todo el mundo y fue señalado como responsable por una serie de cierres en baja de las bolsas europeas.
El riesgo país de Brasil, medido por el Banco JP Morgan, creció ayer el 8,4% y cerró en 1724 puntos. El real concluyó el día valiendo 2,84 reales por dólar, después de una devaluación del 2,7%. La Bolsa de Valores de San Pablo, arrastrada por la pérdida de valor de las empresas que forman el Ibovespa, cayó 4,69 por ciento.
La semana fue marcada por la decisión de la calificadora Moody´s, que redujo la perspectiva brasileña de "estable" a "negativa". El impacto de la reclasificación, motivada por "el sentimiento negativo de los inversores", terminó provocando lo que se llamó de "jueves negro".
Ayer, el equipo económico brasileño salió a enfrentar la percepción del mercado. "Nada fundamental ocurrió en la industria o en el comercio en los últimos días para justificar una escalada de esa magnitud en el riesgo", dijo Pedro Malan, ministro de Hacienda. "Estamos viviendo un momento de ansiedad (por causa de las elecciones), pero ése es un comportamiento de rebaño. Las personas creen -dijo- que es mejor seguir el rebaño antes que equivocarse solas."
Para Malan, no sólo la ansiedad de los inversores frente a la posibilidad de victoria del izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva en las encuestas es exagerada, sino también las preocupaciones con la tendencia de la deuda pública. "Cualquier ejercicio dinámico de la deuda, mirando con parámetros plausibles, muestra una trayectoria declinante en la relación deuda/producto bruto interno (PBI)."
Arminio Fraga, presidente del Banco Central, se animó a ponerles nombre a los temores. "Nuestra situación es diferente de la argentina. Acá tenemos la posibilidad de invertir el resultado del partido", dijo, aprovechando una metáfora futbolera en el día de la victoria brasileña sobre el equipo inglés en el Mundial. "Las respuestas del debate político van a recuperar la tranquilidad del mercado."
Consultado por periodistas locales sobre la crisis argentina, Fraga también apuntó a razones políticas. "No me parece que el principal problema de la Argentina sea técnico. A medida que se llegue a un consenso político -consideró el titular del Banco Central-, las medidas técnicas serán tomadas con efectividad."
Insistiendo en las razones políticas de la crisis financiera brasileña, Fraga manifestó que los inversores se calmarían si todos los presidenciables -en alusión explícita a Lula, con las mayores intenciones de voto- "se comprometieran a mantener una política fiscal responsable".
"El mercado es humano. Tiene humores. A veces es eufórico, a veces deprimido", dijo Fraga. Consultado también sobre una supuesta oposición del secretario de Tesoro de los Estados Unidos, Paul O´Neill, al envío de nuevos fondos del FMI para Brasil, Fraga respondió que Brasil no los solicitó. "Acabamos de retirar 10.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional. Eso es más que suficiente", aseguró. Las reservas brasileñas actuales, incluyendo el préstamo del FMI, son de 32.000 millones de dólares.
En diálogo con LA NACION, el analista jefe del banco español BBVA, Octavio de Barros, afirmó que todas las turbulencias se resumen a una explicación: "Son reacciones anticipadas del mercado en relación con las incertidumbres que genera la posibilidad de que un nuevo gobierno no continúe la política actual".