Un equipo con la celeste y blanca
La selección Argentina de futbol avanzó los últimos 3 mundiales hasta enfrentar a la selección de Alemania. Este hecho es muy revelador. ¡Nuestra selección!... con sus excelentes jugadores que se destacan jugando en las ligas más competitivas del mundo.
En el futbol al igual que en la vida, cuando un fenómeno se repite varias veces, es posible indicio de una oportunidad de aprendizaje y crecimiento que no está siendo aprovechada.
La pobreza de éxitos frente a la eficiente dinámica alemana nos invita a pensar sobre lo que debemos aprender. En cada partido que disputamos, Alemania avanza prolijamente con gran preparación física y mental, visión estratégica, generosidad entre los compañeros de equipo y jugadores que sostienen cada uno su rol con el orgullo de hacer de dicho rol su arte.
Argentina llega a esos desafíos con anécdotas épicas de triunfos en el último minuto, jugadores salvadores, iluminados, caudillos y héroes. Argentina llega con hinchada efervescente, pasión y mucha ilusión... pero no alcanza.
Una vez un ejecutivo extranjero me dijo que le sorprendía mucho que los profesionales argentinos que había conocido en el mundo se destacaban fuera del país, pero que sin embargo Argentina como país no lograba destacarse. Me dolió el comentario, porque sentí que tenía razón. Pensé en nuestros premios Nobel, nuestros campeones olímpicos, en Fangio, en René Favaloro, en Cesar Pelli,.. Tantos y tantos argentinos que brillaron y brillan en el mundo.
Una mención especial merece el Papa Francisco, quien es tal vez el argentino más influyente de la historia. También la Reina Máxima de Holanda, que en poco tiempo aprendió idioma y costumbres holandesas y logró enormes índices de popularidad; incluso con su suegra, que con admiración decidió cederle la corona.
Entonces, ¿por qué no podemos lograr colectivamente el éxito?
Tenemos que aprender a ser equipo. A un país o a un partido no lo salva una persona sola.
Un equipo se forma con confianza, compromiso, manejo sano del conflicto, responsabilidad asumida y objetivos compartidos. Estos cinco elementos del abordaje ampliamente descripto por Patrick Lencioni, son los que constituyen un equipo de alto desempeño.
La realidad nos invita a trabajar en la construcción de un país que genere confianza, donde el compromiso coloca a lo colectivo como prioridad frente a lo individual, en el cual resolvemos los conflictos constructivamente, en el que cada uno se responsabiliza orgulloso por hacer su trabajo de la mejor manera posible y donde todos compartimos un sueño de país que nos integra.
Desde ese lugar de equipo es que podremos esforzarnos, prepararnos mentalmente y físicamente. Estudiar, aprender, mejorar la infraestructura. Lograr la confianza en las instituciones. Dialogar, consensuar, responsabilizarnos. Ser creativos y apasionados, pero canalizando nuestra energía. Ser equipo requiere creer en el otro y ser generoso en el protagonismo.
Hace poco me enviaron por WhatsApp un meme en el cual todos los integrantes del equipo de la selección de futbol argentina tenían la misma cara: la del crack. Nada es más alejado de la realidad. Equipo es aquel en el que cada uno ocupa su lugar dando su mayor esfuerzo y siendo plenamente él mismo. La cara, la persona de cada uno cuenta. Un equipo es una nueva entidad, un nosotros que trasciende a la sumatoria de los individuos.
Argentina está invitada a ser un gran nosotros, en el que cada uno desde sí y todos juntos al unísono le podamos declarar al mundo: "¡Hay Equipo!"
El autor es experto en liderazgode la consultora Spencer Stuart
Juan Ignacio Álvarez