Un inicio necesario, pero insuficiente
La resolución 6 del Ministerio de Energía inaugura lo que será una serie de resoluciones y decretos dirigidos a sentar las bases del futuro desarrollo energético del país que incluye la solución de la situación de emergencia. La desadaptación de las tarifas a su costo económico comenzó en enero de 2002 y su desatención fue agravando el funcionamiento del sector. Las diferencias generaron déficits de recursos en las empresas, que finalmente se tradujeron en ausencia de iniciativa privada.
La falta de adecuación tarifaria provocó que tanto la composición del gasto de las familias como la estructura de costos de muchas actividades comerciales y productivas hayan dedicado a otras actividades o insumos lo que deberían haber dedicado a retribuir el costo de la energía.
Llegó la hora de reintroducir la racionalidad económica en el sistema. Este primer paso se refiere sólo al costo mayorista de la energía eléctrica. Su nuevo nivel será incorporado a las tarifas por las empresas distribuidoras. La nueva resolución fragmenta el costo de la energía, al asociar sus precios a características de la demanda y de los esfuerzos de los usuarios para el ahorro de energía.
La efectividad de esta fragmentación del mercado está asociada no sólo a la información que provean las empresas distribuidoras, sino a que ellas estén al día en sus obligaciones con el mercado eléctrico mayorista porque, en caso contrario, los usuarios que cumplan con los requisitos de menores costos y tarifa social no los percibirían. Resulta así difícil calcular el efecto de esta resolución sobre la masa de subsidios que ahorrará el Estado.
Un dato que llama la atención es el costo asignado a la remuneración de la potencia, de $ 1427,60. Ésta es una remuneración de mucho menor valor en dólares al que existía hace 23 años, y genera naturalmente la pregunta de su desadaptación a los costos actuales de los equipamientos de generación. Si ésta es una señal para el futuro inversor privado, resultará insuficiente. No es una referencia menor, en la medida en que la resolución 6 no manifiesta en sus considerandos cuál es la visión general que preside la reorganización del sistema.
Hay otras dos menciones que merecen mayor explicación: el reconocimiento de que el precio estacional establecido es "todavía sensiblemente menor al costo real del abastecimiento del sistema" y la condicionalidad de lo decidido "en tanto se avanza en la implementación progresiva de un programa de normalización de las distintas variables".
Porque la pregunta final es si la visión de futuro es o no ir hacia la formación de un mercado de la generación eléctrica en el cual el inversor pueda confiar que se determine el precio de la electricidad. Esta resolución mantiene el estilo pasado y quizá la premura lo justifique: mantiene desequilibrios que se enuncian pero no se cuantifican, remunera la potencia con valores bajos y llama a la inversión privada sin contarle cuál es su visión de la reorganización del mercado en la que se detendrá el análisis de los futuros inversores.
El autor es economista
Francisco A. Mezzadri
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