Detrás de la etiqueta. Un licor que honra a los cazadores europeos
Jägermeister licor de hierbas
En alemán, Jägermeister significa "maestro cazador". Fue en aquel país donde Curt Mast creó la bebida en 1934, en la ciudad de Wolfenbüttel. El nombre del licor elaborado con una mezcla de 56 ingredientes, entre hierbas, cortezas y raíces de distintas partes del mundo, alude a un término antiguo, que hoy refiere a la autoridad que rige la caza.
Mast, apasionado de esa actividad, ilustró la etiqueta con una leyenda. En la típica botella verde, un viejo frasco de botica, estampó la imagen de un ciervo, con una cruz entre sus cuernos, que evoca a San Huberto. Cuenta la leyenda que Huberto, un noble caballero, hijo del duque de Aquitania, nacido en el año 650 en Europa Central, se transformó en un cazador salvaje tras la muerte de su esposa. Andaba por el bosque con su jauría, cuando sus perros se internaron entre los árboles, detrás de un venado. Minutos más tarde, se hizo silencio. Tras el rastro, Huberto encontró a sus perros echados, contemplando al animal. En medio de sus cuernos, brillaba una cruz. La escena convirtió al cazador, que se dedicó a difundir la palabra de Dios.
Huberto fue canonizado por el papa Sergio I, después de su muerte, y se lo recuerda en Europa cada 3 de noviembre, en la celebración del Patrono de los Cazadores. En la cinta verde que encuadra la etiqueta hay una plegaria que dice: "Éste es el emblema que honra el tiempo del cazador que nutre y preserva a sus preciados animales, caballeroso cazador, como el plan del Gran Creador prescribe, honrando sus propias creaciones".
La enigmática receta contiene canela de Sri Lanka, naranjas amargas de Australia, raíz de jengibre del sur de Asia, sándalo rojo del este de la India y arándanos europeos, entre otras hierbas secretas. Su sabor amargo lo ubicó en la categoría de los bitters. En la Argentina, es importado por Phaedrus, y tiene un mercado expansivo, de 63.000 litros al año.
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