Un llamado a la reflexión sobre el impacto en el mundo laboral
Bajo la consigna de "competencia desleal" y de "transporte ilegal", miles de taxistas en distintas partes del mundo han salido a las calles y han generado un importante movimiento social para protestar contra una de las manifestaciones contemporáneas más conocidas de la economía colaborativa, que consiste en servicios de transporte a partir del uso de una aplicación móvil (app) llamada Uber.
Uber Technologies Inc. es una empresa internacional que proporciona a sus clientes una red de transporte, a través de su aplicación, que conecta pasajeros con los conductores de vehículos que con quienes brindan el servicio. La empresa está presente en diversos lugares del mundo, entre ellos, ciudades de Estados Unidos, Francia, Inglaterra, España, Costa Rica, México, Colombia, Brasil, Chile y recientemente Uruguay y la Argentina.
La empresa no ha estado exenta de polémica y en cada país en donde ha desembarcado se han generado fuertes controversias sociales e incluso judiciales. Los detractores de este sistema alegan que pone en grave riesgo a los usuarios al carecer de las autorizaciones, los seguros y las garantías correspondientes, así como los requisitos que establece la propia ley de cada país para prestar un servicio de transporte de pasajeros. Además, señalan que una aplicación de este tipo fomentaría el transporte ilegal y la creación de oportunidades de fraude fiscal.
Casos como el mencionado serán cada vez más frecuentes en todo el mundo. La irrupción de las tecnologías, las nuevas formas de organización de la producción, la fragmentación del mundo del trabajo y el cambio en la relación laboral son solo una muestra de los diversos y profundos desafíos a los que nos enfrentamos en este ámbito.
Ejemplo de esto son algunas mediciones recientes que muestran cómo en América latina el déficit de empleo sigue aumentando, que cada vez hay una mayor desconexión entre crecimiento y empleo, que las ocupaciones atípicas y las no rutinarias están en alza generando importantes cambios en la relación laboral, existiendo un importante aumento de los trabajadores por cuenta propia.
Ante este escenario, el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, presentó la iniciativa del "futuro del trabajo", que es una invitación a los actores sociales y a la comunidad en general, a realizar una profunda reflexión sobre los principales desafíos que generan estos importantes cambios en el mundo de la producción y el trabajo.
Esta invitación da continuidad a una preocupación que la organización ha tenido desde hace algunos años respecto a la necesidad de colocar al trabajo decente en el centro de las políticas públicas, particularmente por las consecuencias que la globalización, las crisis económicas y los cambios tecnológicos están produciendo en el mundo laboral. Ejemplo de ello han sido la Declaración de la OIT sobre la justicia social para una globalización equitativa (2008) y el Pacto Mundial para el Empleo (2009).
Más recientemente, la preocupación del Sistema de Naciones Unidas, del cual la OIT es parte, ha estado centrada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). A fines de 2015, las naciones del mundo acordaron que las estrategias de desarrollo no solo debían incluir la dimensión económica sino también la social y ambiental. Entre estos objetivos se incluye la necesidad de promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos.
Es así como frente a fenómenos como el de Uber y diversos ejemplos que han surgido en el marco de la llamada economía colaborativa, la OIT hace un llamado a que, junto con el análisis de los aportes positivos en productividad y bienestar de las familias que puedan implicar estas modalidades de producción de bienes y servicios, también sean analizadas y previstas las diversas consecuencias de su aplicación.
Será crucial evaluar si estas prácticas podrían traer consigo una precarización e informalización de los empleos, cómo se resguardarán los derechos de quienes allí trabajan y si efectivamente estas nuevas empresas están cumpliendo con el marco normativo de los países en los que están operando.
Estas y otros interrogantes constituyen un enorme desafío para la gobernanza del trabajo, incluyendo el futuro de algunas instituciones laborales tradicionales como el salario mínimo y la negociación colectiva.
Asimismo, también es crucial el diseño de mecanismos de diálogo social adaptados a estas nuevas realidades, a efectos de que puedan construirse consensos que den legitimidad a los procesos de transformación que implica la economía colaborativa.
Sin lugar a dudas, la economía colaborativa generará cambios en el nuevo escenario laboral. La clave estará en poder desarrollar herramientas que permitan canalizar estas nuevas tecnologías, aprovechar el potencial de empleo que surge en nuevos sectores, ser capaces de dar protección laboral a las diferentes formas de empleo e impulsar relaciones laborales armónicas y balanceadas entre los distintos actores sociales.
El autor es director de la Oficina de la OIT para el Cono Sur de América latina; el texto fue publicado en el informe de Economía Colaborativa de IE-BID-Fomin
Fabio Bertranou
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