Un sueldo para arroz, celular y colectivos
La realidad de un trabajador que cobrala remuneración más baja, que subiría esta semana
Víctor Benítez tantea en penumbras la pava y el mate, come un pedazo de pan y se alista para viajar una hora hasta su empleo, en el microcentro porteño. Antes, se cruzará con su padre, que vuelve de limpiar en una empresa durante toda la noche. Amanece en la villa 24 de Barracas y el joven, de 20 años, se prepara para atravesar calles con barro eterno hasta llegar a la parada del colectivo 45. "O el 76, el que llegue antes", aclara.
En su camino encontrará algo más que barro: a lo largo de un gran paredón con pintadas, envueltos en diarios y bolsas de nylon, descansan los "paqueros", que, según cuenta, viven ahí. "A veces piden alguna moneda, pero a mí ya me conocen", cuenta Víctor.
Así comienza el día de uno de los 300.000 trabajadores que, según el Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (Cedlas), viven en la Argentina con el salario mínimo vital y móvil, es decir, $ 1500 por mes. "Hay meses que cobro menos porque si llego 15 minutos tarde me pierdo los $ 100 por presentismo", acota. Trabaja "en blanco", nueve horas por día como cadete en una fábrica de ropa que provee a distintos comercios de la Capital Federal. No tiene moto. Lleva los grandes paquetes caminando por las veredas atestadas del microcentro.
Camino a su trabajo contará que trata de gastar lo mínimo posible durante el día. "Me obligo a gastar sólo los $ 2,50 que me cuesta el viaje ida y vuelta en colectivo", dice. ¿Y qué comés?, pregunta LA NACION. "Me traigo la vianda, que casi siempre son fideos y arroz". Eso es lo que más veces se llevan a la mesa en su hogar. "Cuando podemos comprar carne, la cocinamos en guisos, para que rinda más". El plural es porque vive con sus padres y dos hermanas, de 5 y 15 años.
Según Cedlas, de los 300.000 que viven con el salario mínimo, 57% son hombres; 50% vive en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires (GBA), 18% tiene menos de 24 años, 45%, entre 25 y 40, y el resto es mayor. Un 40% tiene secundaria incompleta; 16%, estudios superiores, y el resto, secundaria completa. Víctor abandonó el secundario, pero sueña con terminarlo. "Sin la secundaria no te toman en ningún lado", comenta el joven, que viste un jean, una linda remera, campera y zapatillas de lona. "Siempre para los cumpleaños nos regalamos ropa o algo que nos sirva."
Hasta los 10 años vivió en la villa 21, pero después su familia se mudó a la casa que habitan ahora. Cocina, tres cuartos chicos y un baño. Allí, como todos en el barrio, no pagan impuestos. Tampoco tienen agua corriente ni gas. "Agua acarreamos de unas canillas de por ahí, pero no es buena para tomar, y para el gas compramos garrafas, que ahora no se consiguen fácil", dice. "Ahí nomás, nos lleva $ 25 cada garrafa. Nos tenemos que cuidar para que dure todo el mes."
La electricidad es un tema aparte. Todos en la villa están "colgados". El gobierno porteño instaló un transformador, pero eso no basta. "Se corta varias veces por día y en cualquier momento", acota Víctor, con naturalidad, mientras revisa su celular, por el que paga un abono de $ 70 al mes.
Víctor no lo sabe, pero el Ministerio de Trabajo convocó para esta semana al Consejo del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, para debatir un alza en las remuneraciones más bajas. Pero su caso no es el peor. Según un estudio de Claudio Lozano, diputado nacional por Proyecto Sur, 43% de los trabajadores argentinos ganan por debajo del salario mínimo.
1500
pesos
- Es el salario mínimo vital y móvil en la Argentina; sin embargo, 40% de los trabajadores cobra menos.