Un tipo de derivado globaliza la crisis norteamericana
Más empresas dejan de pagar sus deudas causando grandes pérdidas a inversionistas que las respaldaron
PARKES, Australia—Alan McCormack, el alcalde de esta localidad de 10.000 habitantes, tiene un dolor de cabeza. La municipalidad se dispone a perder millones de dólares si más empresas estadounidenses dejan de pagar sus deudas.
A 15.000 kilómetros de distancia, en la firma de inversión de Nueva York ICP Capital, el gestor de fondos de cobertura William Gahan cosecha los beneficios del dilema de McCormack.
Las fortunas de ambos están conectadas por una inversión conocida como "obligación sintética de deuda colateralizada", CDO sintéticos, por sus siglas en inglés. Entre 2005 y 2007, la municipalidad de Parkes colocó más de 13,5 millones de dólares australianos, unos US$ 9,3 millones, de sus ahorros en CDO sintéticos. Los instrumentos ofrecían un ingreso atractivo y una calificación de riesgo estelar a cambio de ofrecer una especie de seguro sobre la deuda de, en su mayor parte, compañías estadounidenses.
Ahora, sin embargo, incluso si un puñado de esas empresas no paga sus deudas, Parkes tendrá que sacar de su bolsillo 12 millones de dólares australianos para cumplir con las obligaciones contraídas al contratar esta especie de seguro. Eso beneficia a Gahan, quien utilizó estos productos financieros para apostar en contra de muchas de las mismas compañías.
Parkes, sin embargo, se quedaría sin una buena parte del dinero que necesita para modernizar su sistema de irrigación de agua en un período en el que la localidad se encuentra en medio de una prolongada sequía. "Va a ser un camino largo y difícil", dice McCormack, quien ha liderado el consejo administrativo de la municipalidad durante 18 años.
El eslabón que conecta a McCormack y Gahan ilustra lo lejos que se ha propagado una vasta superestructura de derivados de crédito conocidos como CDO sintéticos. Se denominan derivados en parte porque no constituyen una inversión directa en una compañía. Se trata, más bien, de apuestas secundarias sobre la suerte de algunas empresas.
Los inversionistas globales ya han perdido miles de millones de dólares con inversiones en derivados vinculados a las hipotecas de alto riesgo en EE.UU. En todo caso, la cantidad de instituciones que invirtió en CDO sintéticos, incluyendo municipalidades, organizaciones filantrópicas, universidades y fondos de pensiones, es mucho mayor. Lo que hicieron fue asegurar el equivalente de billones (millones de millones) en deuda de empresas estadounidenses.
Los CDO sintéticos son vulnerables en la actual etapa de la crisis financiera debido a la forma en que funcionan. Generan ingresos al vender seguros contra la cesación de pagos de bonos, habitualmente de un conjunto de 100 o más empresas. Un producto común son los seguros contra cesaciones de pagos o credit default swaps (CDS). Inversionistas como la ciudad de Parkes reciben pagos en forma periódica de los compradores de estos seguros, a menudo bancos o fondos de cobertura.
Relaciones peligrosas
A cambio de un ingreso estable, los inversionistas acordaron realizar cuantiosos pagos en el caso de que se produjera un evento considerado altamente improbable: una ola de cesación de pagos empresariales mayor a las registradas en las últimas dos décadas. Ahora, sin embargo, ese evento empieza a materializarse. Como resultado, los contratos de CDO sintéticos se disponen a desatar una masiva transferencia de fondos desde inversionistas como la ciudad de Parkes a fondos de cobertura y las filiales de corretaje de los grandes bancos de inversión de EE.UU. La cantidad de dinero que podría cambiar de manos fluctuaría entre las decenas de miles de millones de dólares a los cientos de miles de millones de dólares.
De alguna manera, esta es la forma en que estos instrumentos deben funcionar. Al conectar las fortunas de los inversionistas en todo el mundo y transferir el riesgo del préstamo a los que quieren asumirlo, los derivados actúan como amortiguadores cuando una parte de la economía mundial tiene problemas y, de esta forma, disminuyen la volatilidad globalmente. Esa es la razón por la que muchos académicos y autoridades de la talla de Alan Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal, consideraron el tórrido crecimiento del mercado en los últimos años como algo positivo.
Algunos, sin embargo, señalan que muchas entidades del sector público y organismos no gubernamentales que compraron CDO sintéticos no entendieron los riesgos en los que estaban incurriendo. "En primer lugar, mucha gente no debió haber comprado estas inversiones", dice Greg Medcraft, ex director de titularización del banco francés Société Générale. Medcraft asumió este año la presidencia de la junta de finanzas de Woollahra, un suburbio de Sidney que invirtió grandes sumas en CDO sintéticos antes de su llegada. "Tenemos que sacar algunas lecciones de lo que está pasando", advierte.
Los inversionistas en CDO sintéticos están surgiendo en todas partes. En Singapur, cientos de personas, incluyendo jubilados, que compraron estos instrumentos, recibieron hace poco la noticia de que era muy improbable que recuperaran su dinero. Cinco distritos escolares en Wisconsin, EE.UU., que invirtieron en 2006 un total de US$ 200 millones en CDO sintéticos, tienen ahora déficits presupuestarios debido a las rebajas contables provocadas por tales inversiones. El banco belga KBC anunció recientemente una rebaja contable de 1600 millones de euros (unos US$ 2230 millones) ligada a CDO sintéticos. Las municipalidades australianas invirtieron casi US$ 410 millones en CDO sintéticos, según un informe oficial.
Parkes, fundada como un enclave minero en 1883, depende de la actividad agrícola. La ciudad "invirtió en algo de buena fe y ahora resulta que nos perjudica en un momento en que las zonas rurales de Australia atraviesan por un momento muy complicado", señala John Magill, el vicealcalde de la ciudad. La municipalidad esperaba gastar US$ 18 millones en una planta de tratamiento de aguas. Ahora, esos planes probablemente serán archivados, dice McCormack.
The Wall Street Journal