La crisis económica y el corralito financiero. "Una herida a los consumidores"
Gustavo Lohfeldt, director de Ipsos Latin America, cree que, a largo plazo, las consecuencias y los cambios de actitud de la gente son impredecibles
Cuando una persona tiene un accidente puede sufrir heridas externas e internas. Las segundas, a veces, son las más profundas y dejan secuelas que no se pueden predecir.
Para Gustavo Lohfeldt, director de Ipsos Latin America, firma analista de opinión pública, ese diagnóstico puede aplicarse a los argentinos, castigados desde hace 43 meses por la recesión, acosados por la crisis económica y golpeados una vez más por el corralito que -aunque declarado inconstitucional- todavía retiene sus depósitos. El resultado es una herida profunda que no se sabe hasta qué punto lastimó la confianza y, lo que es peor, no se sabe cuándo cicatrizará.
-¿Qué está pasando en su negocio ahora?
-La sensación en el mercado es de bastante incertidumbre, por supuesto. No hay claridad con respecto al futuro, pero a pesar de que parezca raro las empresas siguen investigando. Se está analizando al nuevo consumidor.
El argentino de antes de diciembre al de hoy cambió en sus expectativas y exigencias. Las cosas que pasaron en la Argentina hacen que cambiemos como consumidores de bienes y servicios, como ciudadanos y como políticos. Estos temas son los que nosotros analizamos, así que somos casi un mal necesario (ríe).
-¿Las empresas ya tienen el perfil del nuevo consumidor?
-Estamos con un trabajo en marcha para definir la cabeza de este nuevo argentino que reacciona, está más activo y defiende sus derechos. Estas son actitudes que repercuten en todos los órdenes de la vida.
El otro día me contaba una persona que un banco tenía muchos clientes esperando y pocos cajeros. Y a pesar de que había sillas y aire acondicionado, una señora muy elegante se paró y empezó a aplaudir, otra gente la imitó y luego habilitaron cuatro cajas más. Este no es el mismo consumidor de hace seis meses.
Y comprando leche, cigarrillos o revistas, mirando televisión o votando, esa persona no es la misma. Hoy se digieren las cosas de distinta manera. Los argentinos cambiamos.
-¿Tienen algún resultado?
-Estamos con un estudio de motivación; no pensamos mucho en la cuantificación. Es importante entender las razones de la gente porque el cambio es muy profundo.
Hacemos un estudio con psicólogos y grupos de discusión de consumidores para ver sus motivos y actitudes.
-¿Se puede adelantar algo?
-No, todavía no está completo.
-¿Quién les va a comprar ese estudio?
-Espero que todos los sectores. Dentro de nuestros clientes se encuentran las empresas de consumo masivo, de servicios, los medios, los bancos y las agencias de publicidad. ¿A quién no le sirve esta información?
-¿Cómo la segmentan?
-Por temática, por edad y por sexo.
-¿Cambian alguna variable con respecto a otros estudios?
-Sí, por tratarse de un estudio abarcador, segmentamos por temática, para enfocar mejor.
-¿Qué sensación le transmiten los empresarios en estos días?
-En este último mes se han seguido desarrollando algunos proyectos que estaban en funcionamiento, pero no se están tomando decisiones de relevancia, sino que esperan a ver qué pasa. Han reducido ciertas inversiones y lo que estaba en marcha lo terminan.
Creo que tienen la misma sensación que el resto de la Argentina; se preguntan hacia dónde vamos y qué plan macro existe.
-¿Cómo será el día después del corralito para los consumidores?
-Va a pasar mucho tiempo para que vuelva la confianza de la gente. Creo que la situación de las empresas financieras y bancarias es muy delicada. Por la contundencia que tuvo esta medida y la reacción de la gente ante ella, es seguro que esto va a dejar una herida profunda.
No sé qué pasará al levantar el corralito, pero estoy seguro de que la movilización y la violencia que vimos cara a cara han dejado marcas muy profundas que nos cambian la forma de actuar de aquí en adelante. Va a ser un verdadero desafío para las empresas, pero sobre todo para la política.
-¿Qué pasa con los estudios de precios que hacen ustedes?
-En este momento les estamos recomendando a nuestros clientes no hacer estudios de precios porque las cosas están muy convulsionadas.
Para hacer esta investigación de sensibilidad de precios y reposicionarse hay que esperar que el consumidor tome sus referentes. En este momento se corre el riesgo de hacer un estudio de situación que a los diez días no sirva.
-¿Sus clientes están remarcando los precios?
-No es un área de la que yo tenga información.
-Preguntamos por las empresas que fueron "escrachadas" por los comerciantes...
-No hemos tenido casos relevantes de crisis en las empresas.
-¿Han hecho algún estudio de crisis a medida?
-No en este momento. ¿Quién podría llamarnos ahora? La respuesta es obvia, los bancos. Pero es tan fuerte la convulsión que viven en este momento que no creo que tengan tiempo de levantar el teléfono para pedir una investigación de mercado. Va a haber que esperar que se decante la situación y que nos tranquilicemos todos para analizar una estrategia de mediano y largo plazo.
-¿Tiene alguna esperanza con respecto a los anuncios que se realicen?
-Creo que es un momento en el que no sabemos tanto de economía debemos ser prudentes con lo que decimos.
-Y cómo ciudadano, ¿qué cosas lo tranquilizarían?
-A mí me preocupa la situación social, la angustia de la gente, la desesperanza. Más allá de las medidas, lo que más me gustaría es que después de los anuncios la gente calmara su angustia, que no sólo pasa por el corralito. Es por la falta de dirigencia política, sindical, jurídica; ésas son las verdaderas demandas.
-¿Puede recordar otra crisis parecida a la que atraviesa hoy del país?
-Se habla de la situación que vivió Brasil con Fernando Collor de Mello. Es lo más cercano o parecido que veo, pero aquello no fue tan caótico y convulsionante como lo nuestro.