Economía solidaria en México. Una moda que se convirtió en sustento
El consumo de café orgánico permitió el desarrollo de fincas indígenas en Chiapas que compiten contra las multinacionales
SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS (EFE).- El consumo de café orgánico en todo el mundo ha pasado de ser una tendencia de minorías a convertirse en una manera solidaria de apoyar a las poblaciones indígenas del sur de México. Los productores afincados en Chiapas, el Estado con mayor producción de café en el país, están potenciando sus redes de exportación y fortaleciendo las cooperativas para intentar rentabilizar la tendencia en un momento en el que los precios mundiales están en niveles mínimos.
El grano de café llegó a México en 1790 procedente de Abisinia y los indígenas llevaron algunas semillas a sus fincas en donde ya cultivaban maíz, chile y frijol.
Los campesinos choles de Chiapas crearon, en 1986, la Cooperativa de Pequeños Productores de Café (Coopcafe), una plataforma desde la cual producir sólo café orgánico y tratar de exportarlo (las grandes plantaciones utilizan pesticidas, otros productos químicos y mantienen monocultivos). La organización fundó un museo en esta ciudad desde el que se explican las ventajas del consumo responsable.
La mayor amenaza
Mariano López, guía del museo, explicó que es claro que el café "está en crisis" porque los 0,45 dólares que se pagan por un kilo de café convencional hacen muy difícil mantener el cultivo orgánico. En ocasiones, los pequeños productores han preferido dejar el fruto en el árbol sin recoger por la caída en picado de los precios.
Si antiguamente eran los intermediarios comerciales, quienes abusaban de los campesinos indígenas, ahora lo hacen las multinacionales del ramo, que presionan por una definitiva apertura de los mercados y no ofrecen un producto de calidad.
Organizarse es prácticamente una exigencia, señala el informe de Víctor Pérez y otros autores de "Café en México: Una salida sustentable a la crisis", porque los pequeños productores que colectivamente comercializan su café reciben hasta un 20 por ciento más que los grupos no organizados.
"La cultura de lo orgánico refleja muchos de los valores básicos de la cultura campesina indígena en donde se cultiva: la tierra es patrimonio de las generaciones futuras, el centro de conservación integral de los ecosistemas locales y la reproducción de los métodos agrícolas", añade el informe.
En una entrevista , portavoces del municipio autónomo zapatista de Oventic lamentaron que algunos de sus integrantes hayan sido atacados por dedicarse a esta labor, y reconocieron que el movimiento está intentando estimular las exportaciones del grano. En todo el Estado hay unas 227.200 hectáreas cultivadas con café, de las que sale el 60 por ciento de la producción mexicana actual, que se vende mayoritariamente en Estados Unidos.
Ese país está entre los de mayor expansión en el mercado de los productos orgánicos, que se ha ampliado un 20 por ciento en los últimos diez años.
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