Una temporada con ofertas en efectivo
Las ofertas, rebajas y promociones que se anuncian en las vidrieras tuvieron, en no pocos casos, un cambio de naturaleza: la posibilidad de "ahorrar" ya no es con la tarjeta de crédito, sino con efectivo.
A pesar de la prohibición legal de que exista una brecha de precio entre uno y otro medio de pago (salvo que implique una financiación con intereses) muchos comercios tientan a sus clientes con "ofertas" en cash, para eludir los costos relacionados con los plásticos y hacerse de los pesos de manera inmediata.
Hasta hace un tiempo, en el auge de las promociones con tarjeta como anabólicos para el consumo, esta opción era impensada. Pero los reintegros de altos porcentajes perdieron fuerza. El crédito se encareció y, salvo excepciones, las cuotas se volvieron un bien escaso en el mercado. Con la inflación al galope, tarjetas y cuotas siguen siendo la herramienta preferida para abonar montos altos. En cambio, cuando se trata de tickets de cifras bajas, los descuentos en efectivo comenzaron a difundirse en forma acelerada.
En este inicio de temporada, ropa y calzado son los dos ejemplos más visibles en los corredores comerciales. Los nuevos precios del invierno y la baja del consumo, producto del deterioro de los salarios mientras transcurren las negociaciones paritarias, impusieron un desafío a los comerciantes. Los que deciden "abaratar" los pagos en efectivo, detalla Fernando Blanco Muiño, presidente de la Unión de los Consumidores de Argentina (UCA), infringen la ley 25.065, que regula el uso de tarjetas de crédito. "El objetivo de la norma era que no fuera más caro comprar con tarjeta. Hasta ahora, venía pasando a la inversa por las promociones. Pero ahora muchos tienen dos precios como un supuesto beneficio al pago en efectivo, que en realidad no lo es", indica Blanco Muiño.
Vicente Lourenzo, secretario de Prensa de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reconoce que "algunos comerciantes están haciendo un descuento por pago en efectivo de alrededor de 10%, en especial en artículos de hasta $ 500; aunque la ley dice que no puede haber diferencia". Lourenzo relaciona esta práctica "habitual", como una consecuencia del "ahogo del comerciante, que tiene que pagar sueldos, hacer pagos a proveedores, o cumplir con otras obligaciones".
A través de este incentivo a las compras con cash, los comerciantes esquivan "un gasto de 3% en la comisión del emisor del plástico, $ 220 del servicio de Posnet al mes y algunos gastos administrativos", describe Lourenzo. Pero además, la AFIP retiene Ganancias e IVA: "Ganancias se recupera una vez al año, en diferido. Y con la inflación actual, eso significa pérdida. Con Ingresos Brutos, pasa que muchos arrastran saldos a favor que no se cobran nunca", completa.
Por otra parte, los pagos en efectivo permiten hacer ventas en negro -algo ilegal, claro- y esquivar las cargas impositivas.
El mecanismo de "efectivo barato" tiene gran difusión en el rubro textil, que atraviesa un momento difícil. "Algunos -opina Lourenzo-, lo hacen casi obligados, por subsistencia." El último informe de CAME sobre las ventas de marzo midió una merma de 7,6% interanual. Febrero tampoco había sido bueno.
Damián Di Pace, especialista en consumo minorista, coincide en que "una casa de indumentaria no puede financiar a estos niveles de inflación; por eso les conviene incentivar las transacciones en efectivo". Y pone el foco en los consumidores, que al acceder al ahorro de hasta 20% por usar billetes, convalidan un sistema contrario a la norma que busca ampararlos. "La inflación es tal que atrapar el precio se vuelve lo primero; el consumidor pierde el horizonte, su racionalidad indica que mañana pueden cambiar las reglas y toma decisiones en el corto plazo. Por eso, cuando ve oportunidad, la cancela en el momento", analiza sobre el comportamiento en un mercado de crédito encarecido.
Las asociaciones de consumidores advierten que el encarecimiento encubierto del pago con tarjetas puede ser denunciado ante la Subsecretaría de Defensa del Consumidor, que podría multar a los comercios en falta. Pero ni en la entidad de Blanco Muiño ni en el Centro de Educación al Consumidor, que dirige Susana Andrada, reciben esas denuncias. Es que ante las fuertes subas de precios, las ofertas, o lo que se promociona como tal, son bienvenidas en cualquier naturaleza.
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