Urgencia en Punta del Este: una colecta para sacar el avión de Balcedo
Allegados al sindicalista detenido por presunto lavado de dinero buscan juntar 64 mil dólares para trasladar el Gulfstream IV a Buenos Aires para que la aeronave no sea tomada por la Justicia como un nuevo rasgo de fastuosidad
Allegados de Marcelo Balcedo, el sindicalista detenido ayer en Punta del Este por presunto lavado de dinero y vaciamiento del Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación (Soeme), apuraban en las últimas horas los llamados y contactos con un pedido solidario: aportes de amigos para poder pagar el combustible y sacar del aeropuerto de Carrasco, Uruguay, un Gulfstream G-IV de matrícula norteamericana, avión que el dirigente gremial alquilaba con opción a compra (leasing) por 60.000 dólares por mes para trasladarse entre Buenos Aires y la ciudad balnearia.
Lo que pretenden los amigos de Balcedo es que la existencia del avión, cuyo estacionamiento en el hangar uruguayo tiene un costo de 30.000 dólares mensuales, no sea tomada por la Justicia y los investigadores como un nuevo rasgo de fastuosidad en el patrimonio del sindicalista. Así lo informaron a este diario fuentes empresariales y aeronáuticas de trato fluido con el ahora acusado.
Balcedo trabaja en Buenos Aires pero vive en Punta del Este, donde reside su familia, por cuya seguridad siempre dijo temer. El avión en cuestión, de matrícula N619ML (serie 1062), pertenece en realidad a Matrix Aviation, firma con sede en Fort Lauderdale, Florida, que preside el argentino Guillermo Carabajal, un empresario aeronáutico formado en la UADE que tuvo años atrás buena relación como proveedor de vuelos con el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, vínculo que se cortó cuando asumió Nicolás Maduro. LA NACION intentó esta tarde, sin éxito, comunicarse con Carabajal.
Balcedo era hasta hoy un amante de los viajes, que emprendía no sólo en el Gulfstream sino con un Lear Jet 60, también alquilado a Matrix Aviation y de matrícula norteamericana (N808SK). En agosto, por ejemplo, el dirigente gremial se tomó unos días para ir a pescar a Tahití, la isla más grande de la Polinesia francesa, con un grupo de amigos, y días más tarde intentó trasladarse con su familia a Las Bahamas, pero el mal tiempo y los huracanes lo obligaron a cancelar el viaje.
El propósito de sus amigos, que hasta las 17 de hoy apenas habían superado los 5000 dólares de recaudación, es devolver la aeronave a Forth Lauderdale para evitar malas interpretaciones. Hasta ahora, sin embargo, el objetivo está todavía bastante lejos de cumplirse: la hora de vuelo de un Gulfstream G-IV tiene un valor de 8000 dólares, por lo que un viaje a ese destino, distante unas ocho horas del aeropuerto de Carrasco, costaría unos 64.000. Es la paradoja de las colectas del mundo de los negocios: sólo son exitosas cuando sonríe la fortuna.