Varada en Inglaterra. Le retuvieron el pasaporte y duerme en una casa de familia
Elizabeth Zelnick, de 56 años, no sabe cuántos días más pasará en Reino Unido, pero sí sabe con cuánto dinero tendrá que sobrevivir: 160 libras. Es todo lo que le queda en la billetera. Está varada desde el 17 de marzo, cuando finalizaba un viaje de varios meses alterado de un momento a otro por la pandemia de coronavirus."Si no fuera por la familia inglesa que me acogió en su casa, estaría en la calle", cuenta a LA NACION desde Horsham, una localidad a 50 kilómetros de Londres.
Zelnick viajó sola a Europa en noviembre pasado con el objetivo de visitar a su hermana, que vive en Escocia, y recorrer. Era su primer viaje al viejo continente. No compró pasaje de vuelta porque no estaba segura si le gustaría o no y quiso tener libertad para organizar su regreso de acuerdo a las circunstancias. Su oficio de peluquera tampoco la obligaba a volver en una fecha precisa.
Los primeros días de marzo viajó a España, pero al querer regresar a Reino Unido no le renovaron el permiso. Sin embargo, como ya no había ningún vuelo disponible a la Argentina, le permitieron quedarse en el país, pero le retuvieron su pasaporte. "Estoy presa de Migraciones. Me dejaron ir porque soy una persona de bien y no tengo ni una multa de tránsito en mis antecedentes, pero me llaman para saber dónde estoy y el acuerdo es que me van a devolver el pasaporte cuando esté en el aeropuerto para regresar a la Argentina", explica.
Por estos días vive en la casa de una familia que conoció cuando paraba en un hostel de Londres. De todos modos, sabe que sus anfitriones necesitan disponer del espacio que ella ocupa; tienen un familiar mayor que necesita de su ayuda y también un hija que perdió su empleo y no puede pagar el alquiler de su departamento. "La situación es mundial. Aunque no me vayan a dejar en la calle, sé que para ellos también es difícil", dice.
En la Argentina Zelnick -que es uruguaya pero vive hace 35 años en Buenos Aires- solo tiene a su hija, que es maquilladora y tampoco puede enviarle dinero porque desde el inicio de la cuarentena que no tiene trabajo. Sin pasaje de regreso, confía en que el Gobierno pueda ayudarla a regresar al país. Aunque, asegura, todavía no tuvo respuesta pese a haber llenado el formulario de asistencia "más de 10 veces" y enviar mails todos los días.
"Hay mucha gente que está muy mal, que necesita ayuda. No es que somos chetos ni que nos sobra el dinero. A la mayoría le falta y cuánto más se extiende esto mayor es la angustia", dice la mujer que, según cuenta, soñaba con este viaje a Europa "desde los 10 años".
Su mayor contención es una "red de varados" que organiza encuentros virtuales de argentinos repartidos por todo el mundo. "Hay gente que está en España, en Sudáfrica, en Japón. Nos está pasando lo mismo y ante la desesperación, juntarnos nos da fuerza", asegura.
La respuesta de Cancillería
Frente a esta versión, la Cancillería se comunicó con LA NACION y sostuvo que Zelnick se encontraba viviendo "de manera ilegal" en Reino Unido y que también solicitó asistencia a la embajada de Uruguay, que le ofreció comprar un pasaje para regresar el 2 de mayo a ese país, opción que ella declinó.
Por otro lado, Cancillería aclaró que solo asiste económicamente a aquellas personas que no tienen recursos y Zelnick cuenta con tarjeta de crédito y fondos en la Argentina. Además, aseguró que la mujer envió al consultado una factura para que se le reintegraran remedios, pero también una serie de otros "elementos no esenciales".
Zelnick repitió que ingresó a Europa en noviembre de 2019 "con una carta de invitación familiar", momento en que le dieron seis meses de estadía, no renovables. "Es muy distinto a decir que vivo ilegal. Tengo permiso para permanecer hasta tener un vuelo de repatriación, a los que no tuve la posibilidad de abordar todavía", completó.
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