Arde Europa
Con temperaturas de más de 40 grados centígrados, el oeste de Europa marcó récords en las últimas semanas: el Reino Unido rompió tres veces en un mismo día sus máximos históricos y llegó a 40,3° centígrados, valores jamás registrados en el país. España ha sido hasta el momento el país más afectado por las olas de calor con más de 510 muertos, mientras que en Francia se habló de un “apocalipsis de calor” cuando las altas temperaturas obligaron a evacuar a más de 15.000 personas.
Hay un denominador común que lleva a que esos fenómenos se potencien: el cambio climático. Europa es la región que más recursos y esfuerzos ha invertido para detenerlo; sin embargo, es una de las que más sufre su impacto. Las altas temperaturas son, además, el origen de pavorosos incendios con cientos de miles de hectáreas quemadas. Así, por ejemplo, en España, en lo que va de 2022 se han calcinado 193.000 hectáreas forestales, equivalentes al 0,38% del territorio del país.
En los próximos 20 años la temperatura del planeta superará la barrera marcada por el Acuerdo de París contra el cambio climático. La posibilidad de disminuir este calentamiento es altamente improbable con los compromisos vigentes de reducción de emisiones de los países, si es que se cumplieran.
Los científicos advierten desde hace más de 30 años sobre los peligros del cambio climático y el aumento del impacto de las olas de calor. Cuesta entender que sus mensajes no alcancen el debido eco entre buena parte de la clase política.
Se agota el tiempo para que los líderes globales adopten acciones decididas que permitan encarar de mejor manera la actual emergencia climática, una amenaza real contra la supervivencia de muchos.
Como bien se señaló en un reciente informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, el agravamiento sin precedente de la crisis exige más hechos concretos y menos compromisos vacíos.