Colombia: certero golpe al narcotráfico
La captura de Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, constituye un contundente triunfo de las autoridades de Colombia obtenido merced a un largo y cuidadoso trabajo de sus agentes de inteligencia, miembros de la Policía Nacional y del Ejército. El detenido era la cabeza del llamado Clan del Golfo, la más poderosa banda criminal surgida tras la desmovilización paramilitar durante el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez.
Otoniel, poderoso narcotraficante, era buscado también como autor de masacres, desplazamientos y secuestros que le valieron seis sentencias firmes y al menos dos órdenes de extradición de Estados Unidos. Por su captura se ofrecían dos recompensas: el equivalente a 800.000 dólares por parte del gobierno de Colombia y 5 millones de las autoridades de los Estados Unidos.
Si bien Otoniel será extraditado para someterse a la justicia estadounidense, el presidente Iván Duque advirtió que no será un obstáculo para que también se conozca toda la verdad sobre el resto de los aberrantes crímenes cometidos en Colombia para que, si ocurre el regreso al país, deba cumplir con las correspondientes condenas.
El Clan del Golfo traficó toneladas de cocaína hacia mercados de Estados Unidos y Europa convirtiéndose además en articulador del negocio de microtráfico que invade numerosas ciudades colombianas.
Del total de 500 toneladas anuales de cocaína que salen de Colombia, según reporte de la Administración de Control de Drogas estadounidense (DEA por sus siglas en inglés), alrededor de 120 son “exportadas” por el referido Clan.
Con la caída de Otoniel se abre el interrogante sobre el futuro de este grupo criminal. Hay quienes han señalado que el vacío de poder impuesto por la detención creará más violencia en venganza a la captura o provocará la división y dispersión del clan. Otros, en cambio, suponen que alguno de los lugartenientes de Dairo Antonio Úsuga ocupará su lugar, siendo Jobani de Jesús Ávila, alias “Chiquito Malo” el candidato más firme a sucederlo.
Las autoridades colombianas, alentadas por este significativo paso en la lucha contra el crimen organizado, enfrentan el desafío de continuar combatiendo el narcotráfico, cuya secuela de daño y dolor tanto golpea al país cafetero.