Coronavirus: China se adelanta
Ya están cayendo las curvas de morbilidad (tasa de contagio) y de mortalidad (tasa de defunciones) por el coronavirus en China. La sanidad pública del gigante asiático, especialmente sus magníficos y sacrificados profesionales, ha conseguido doblar el brazo a la pandemia y ha permitido así que empiece lentamente el regreso a la normalidad. A ello han contribuido también sus disciplinados ciudadanos y, no hay que ocultarlo, las facilidades, en nada envidiables ni imitables, que proporcionan los sistemas autoritarios. Las profecías apocalípticas sobre la fragilidad del sistema político e incluso sobre la debilidad del liderazgo de Xi Jinping han quedado desmentidas. El gobierno chino ha cometido numerosos fallos, entre otros la lentitud de reacción y la inicial pasividad de las autoridades locales, defectos propios de sistemas de partido único y sin transparencia informativa. Pero, al final, la estrategia elegida, confinando a 40 millones de personas de la provincia de Hubei, se ha demostrado acertada e incluso ejemplar, hasta el punto de que ha sido el camino elegido primero por Italia y ahora por nuestro país. España ha firmado ya un acuerdo con las autoridades chinas para recibir ayuda médica urgente para combatir el coronavirus.
Aunque la pandemia obligue al momentáneo confinamiento de poblaciones y al levantamiento de fronteras y controles sanitarios, no se saldrá de esta crisis con reflejos nacionalistas y proteccionistas, sino con nuevas formas de cooperación y multilateralismo.