Desaparición y silencio
¿Qué debe suceder para que la desaparición de una persona conmueva al resto de la sociedad? ¿Están preparados los organismos del Estado para llevar adelante búsquedas y pericias tendientes a dar con el paradero de una persona? ¿Es necesario que surja una hipótesis de espectacularidad en medio de una lamentable pérdida para que un caso trascienda las fronteras de una ciudad alejada del centro del país como Río Gallegos?
La tarde del 22 de mayo, Marcela López Frey salió caminando de su casa. En su auto, estacionado frente a su domicilio y con las llaves puestas, dejó el celular, documentos y dinero. A unas tres cuadras de allí, ingresó a un quiosco, tomó un paquete de golosinas del mostrador, abonó la compra y se retiró. Al salir del comercio se registraron sus últimas imágenes mientras caminaba hacia la costanera. Un pescador fue el último en ver a la mujer, de 61 años. Desde entonces, Marcela López, perteneciente a una tradicional familia dueña de un antiguo residencial de la capital de Santa Cruz, permanece desaparecida.
Su último derrotero conocido se produjo el mismo día que comenzaba a regir el confinamiento estricto por causa de la pandemia en todo el país, que prohibía la circulación entre las 18 y las 6.
Esa misma noche, la hija de López denunció la desaparición ante la policía. Horas después se abrió una causa judicial. A la fecha, la investigación llevada adelante por la justicia provincial, pese a la numerosa toma de medidas y acciones, no tiene indicios sobre qué habría pasado con la mujer. La hipótesis más firme que se investiga es la de suicidio, desestimada por el círculo cercano de la desaparecida.
El Programa Nacional de Coordinación para la Búsqueda de Personas Ordenada por la Justicia (Buscar) tiene como objetivo aportar información a la Justicia, mediante ofrecimientos de recompensas que permitan la resolución de los casos en los que se interviene. En la página oficial figuran el nombre y fotos de 53 argentinos desaparecidos, desde la niña Sofía Herrera hasta María Cash. El nombre de Marcela López no figura en esa base; pese a eso, en la justicia provincial informaron que se pidió ayuda al organismo.
Ni el nombre ni la cara de López aparecieron tampoco en el reclamo de colectivos feministas o de organismos de derechos humanos. Así lo reclamó la familia y lo planteó su abogado. La falta de acompañamiento de estas habitualmente ruidosas organizaciones torna más dolorosa la desaparición.
Las fuerzas provinciales y equipos de expertos hicieron rastreos, la Prefectura navegó la ría y aviones sobrevolaron la zona. Solo encontraron dos prendas de la mujer prolijamente dobladas cerca de un muelle. La familia sospecha de esa prueba; cree que no había razones para su suicidio.
Una revelación inesperada del abogado querellante cambió el foco de atención y sembró dudas sobre la investigación: dio por sentado el hallazgo de fajos de dólares termosellados en un depósito, propiedad del tío de un asesor de Máximo Kirchner, donde vivía una expareja de López. En el ahínco por encontrarla, la familia contrató a un perito de parte adiestrador de sabuesos, quien durante una pesquisa no oficial realizada el 11 de julio habría dado con el hallazgo, aunque ninguna de las tres personas que aseguran haber visto el dinero tomó una foto. La información no trascendió hasta el 2 de septiembre, cuando la familia denunció la novedad ante la justicia federal para pedir que se investigue un presunto “secuestro extorsivo” vinculado a los dólares supuestamente encontrados. Sin embargo, la justicia federal de Río Gallegos se declaró incompetente en esa causa.
Mientras tanto, la semana última la legislatura santacruceña, a través de un proyecto de la diputada radical Nadia Ricci, solicitó al gobierno de Alicia Kirchner que se refuerce el poder judicial para realizar la investigación y cuestionó que ni la secretaria de la Mujer ni la secretaria de Derechos Humanos de la provincia se hayan expresado sobre el caso. “Logramos romper el silencio en la legislatura porque todos debemos gritar ¿dónde está Marcela?”, afirmó la diputada ante sus pares. Pese a la resistencia inicial, el kirchnerismo votó el proyecto que solicita que el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades de la Nación se presente bajo la figura de “amicus curiae” ante la justicia provincial.
La existencia de dólares enterrados en Santa Cruz es parte de un mito nacido en innumerables hechos de corrupción que tuvo como escenario la tierra que vio nacer al kirchnerismo. Los vínculos de pago chico, más las historias que refuerzan el mito, hacen verosímil lo denunciado. Lo cierto es que la sola mención de los dólares puso en el escenario nacional el dolor de una ausencia y la incapacidad del Estado para encarar la búsqueda de una persona desaparecida, dejando abiertas las puertas para que hechos así se repitan.