Dispar esfuerzo educativo
Hay diferencias en los presupuestos educativos de la Capital y Buenos Aires que obedecen a la coparticipación
La comparación de los esfuerzos financieros aplicados al área educativa por parte de las distintas jurisdicciones del país permite apreciar semejanzas y diferencias reveladoras de desiguales recursos, presiones y criterios de acción.
Un blog que, con el título de Nexos educativos, ha difundido hace algunos días el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), presenta un artículo titulado "Esfuerzo educativo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires", en el que se confrontan los distintos presupuestos educativos de la Ciudad y el distrito bonaerense.
Se señala en la nota aludida que se ha tomado en cuenta información vertida en el curso de una controversia ocurrida entre Augusto Trombetta, director de Investigación y Estadística de esta ciudad, y Eduardo López, secretario general de UTE-Ctera. El análisis de Cippec se apoya en el monitoreo financiero educativo que viene realizando desde hace un lustro en nuestro país.
El trabajo presentado toma en cuenta el tema desde cuatro perspectivas. En primer lugar, consiste en una comparación de los presupuestos de la provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires. De ese análisis resulta que la provincia dedica el 42,1 por ciento de su esfuerzo financiero a educación; la ciudad, en cambio, destina a ese rubro sólo el 29,6 por ciento. Sin embargo, la apreciable diferencia reduce su importancia cuando se aprecia que la ciudad invirtió más por alumno que la provincia. Esa diversidad se explica porque la provincia recibe un tratamiento injusto de la coparticipación federal y, proporcionalmente, sus recursos son menores.
Del mismo modo, se observa que los recursos de la provincia de Buenos Aires no le permiten mejorar la oferta educativa para satisfacer demandas latentes. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires dispone de recursos mejores debido a la mayor proporción de escuelas privadas existentes; eso le da facilidad para una distribución de sus medios de una manera más amplia y dirigida, por ejemplo, a ofertar la doble escolaridad al 43,8 por ciento de los alumnos primarios de su jurisdicción. El distrito bonaerense, en tanto, sólo puede ofrecer ese beneficio al 3 por ciento de los chicos de ese mismo nivel, lo que representa una cifra muy inferior a las necesidades de la población, sobre todo en el conurbano.
En lo que concierne al rubro salarial docente, la provincia de Buenos Aires ha dedicado mayor esfuerzo financiero a elevar los salarios a partir de 2007 y ha superado moderadamente el nivel de la ciudad de Buenos Aires.
Señala el análisis de Cippec que las diversidades que se advierten son, en buena medida, producto de situaciones estructurales anteriores a los actuales gobiernos y no de diferencias significativas de criterios al distribuir los presupuestos. Las desigualdades existentes, desde luego, exigen soluciones que financieramente derivarían de una coparticipación más justa.
Si esto no se produce, correspondería la asignación de fondos nacionales específicamente destinados a resolver carencias que afectan a los alumnos, cuestión prioritaria en provincias con menores recursos, como ocurre con la escasez de escuelas de jornada extendida en zonas críticas del país donde la pobreza impera.