Excelencia educativa
El Foro de Convergencia Empresaria (FCE) ha dado a conocer semanas atrás un importante documento concebido como un aporte a las autoridades del futuro gobierno. En él se analizan cinco cuestiones consideradas prioritarias para alcanzar una educación de excelencia. El FCE ha estimado la importancia de trascender las iniciativas de carácter individual o sectorial y ha buscado el contacto y la contribución de 74 organismos empresariales, ONG, fundaciones, asociaciones profesionales e instituciones de distintos credos religiosos.
La primera de las prioridades tiene como cuestión nuclear la necesidad de lograr consenso sobre "Un Plan Decenal de Educación y su financiamiento", que alienta una aspiración de calidad que está más allá del acceso a mejores tasas de graduación y escolarización, ya que nuestra sociedad avanza en tecnologías y en medios de comunicación, recursos eficaces para el desarrollo del país que reclaman un tratamiento temprano en la escuela.
Se estima que alrededor de la mitad de los adolescentes carece de habilidades para el trabajo. Para remediar esto, creció la inversión educativa y parte de ella se aplicó a la compra de computadoras. No obstante, persisten los problemas del ausentismo, el abandono y la deserción, lo que revela que el aprendizaje no es valorado como merece, en una sociedad donde las desigualdades existentes requieren más y mejor educación. Hay que señalar que para las escuelas más vulnerables faltaron recursos, aunque hubo progresos en la educación inicial.
Una cuestión preocupante: faltan oportunidades para el desarrollo profesional del maestro o profesor cuyo salario fluctúa como la economía del país. En una realidad así, elaborar políticas cuyos fines sean la mejora de la calidad, la equidad y la inclusión educativa exige acuerdos que garanticen el logro de esas metas, dentro de un plan federal que, para cumplirse, exigiría aplicar un 7% del PBI.
La segunda de las prioridades del documento es "crear y usar un sistema integral de Información Educativa" (digitalizada, por escuela), cuestión hoy tecnológicamente posible que consiste en cargar en línea datos de todas las escuelas, alumnos y docentes. Hasta hoy, las políticas educativas del país se desarrollan a ciegas, con información incompleta, no actualizada. Los nuevos medios tecnológicos permitirían superar esas limitaciones y ampliar los datos referidos a otros ítems, como el aprendizaje y la trayectoria de los alumnos, lo que facilitaría evaluaciones de tipo censal en todos los niveles y modalidades.
Tercera prioridad: "Asesorar a las escuelas débiles y aprovechar la experiencia de las más fuertes". Las escuelas se diferencian según sus condiciones, actividades y resultados, que son diversos. Es una debilidad del sistema tratar a todas como si fuesen iguales, contando hoy con las posibilidades de un sistema integral de información que permitiría saber cuáles son las escuelas más "fuertes" por sus logros y así constituir una red que sirviera a las más "débiles".
Cuarta prioridad: "Fortalecer y hacer más atractiva la profesión docente". Las capacidades del maestro rinden más si hay orientación a cargo de las autoridades, la que puede dispensarse mediante protocolos útiles para la actividad del aula. Países con bajos rendimientos escolares por la debilidad de los docentes lograron mejoras apreciables al proveerlos de mejor orientación. Para ese propósito es crucial la mejora de los cursos de acceso a los cargos jerárquicos por escuela y por región. También sería beneficioso crear nuevas carreras docentes con cargos que exigiesen más especialización. En el largo plazo sería necesario reformar el sistema de formación docente, de manera que incluyera sistemas de becas para los mejores estudiantes, potenciara la práctica y estableciera un examen de habilitación para el ejercicio profesional.
Quinta prioridad: "Implementar políticas para cada nivel y modalidad educativa". Se requiere atender a la niñez desde los 45 días a los 3 años. En el nivel primario debería generalizarse la jornada extendida. En la escuela media hay demandas incumplidas.
Lo deseable es que el joven escolar necesite de la escuela, la quiera y disfrute de ella, ya que debe ganar en competencias, aprender nuevos conocimientos y tecnologías. Para ello habría que tomar decisiones, como designar a los docentes por cargo y no por horas de cátedra para que puedan ocuparse mejor.
Como puede apreciarse, se trata de una excelente contribución del FCE. Los temas que plantea se concretan en positivas propuestas que pueden preverse realizables en el plazo de una década. Importa destacar el espíritu renovador que anima el documento, basado en estudios realizados en varios países.
Sin duda, hay temas por debatir, pero el contenido de las propuestas es valioso y digno de que todos como sociedad consideremos a la educación como una política de Estado.