La Argentina y Venezuela: ¿problemas disipados?
Las declaraciones de Alberto Fernández sobre los supuestos avances en el país caribeño generaron justificada indignación entre quienes defienden la libertad
Desde hace unos meses las redes sociales y los principales socios internacionales de Nicolás Maduro vienen pretendiendo difundir que las cosas están mejor en Venezuela, percepción que ha sido tomada muy en cuenta por el presidente Alberto Fernández, quien desea recuperar una relación plena con la República Bolivariana ahora que, según sus palabras, “los problemas se disiparon”.
Sobre el particular, y en ocasión de la visita a nuestro país del presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, el primer mandatario argentino sostuvo que “hay que ayudar a Venezuela” y que los países de América Latina deben revisar su relación con este país porque “ha pasado un momento difícil”. Confirmó también que “la Argentina quiere volver a recuperar su vínculo diplomático pleno con Venezuela”.
Estas sorprendentes declaraciones, que no pueden entenderse más que como un respaldo a la dictadura de Maduro, fueron objeto de severas críticas tanto dentro como fuera del país. El organismo internacional de derechos humanos Amnistía Internacional envió una dura carta al presidente argentino en la que observó con preocupación sus polémicos dichos sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela. Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina, manifestó: “Afirmar que los problemas en Venezuela están mermando es un grave diagnóstico para los derechos humanos”.
El comunicado advirtió que la emergencia humanitaria compleja y la falta de acceso a derechos económicos y sociales para la gran mayoría de la población han llevado a que al menos seis millones de personas huyeran de Venezuela. Asimismo, la política de represión continúa con mínimos avances en la lucha contra la impunidad del régimen.
Human Rights Watch también cuestionó el gesto del jefe del Estado argentino ante la persistencia de los abusos contra las libertades fundamentales de los venezolanos. Y uno de los senadores republicanos más influyentes en las relaciones exteriores de los Estados Unidos, Marco Rubio, sumó también sus críticas.
En Venezuela hay un Estado fallido. Disfrazarlo, pretendiendo persuadirnos de que los problemas se han “disipado”, y relajar la presión sobre la tiranía solo garantiza perpetuar la situación y los sufrimientos del pueblo hermano
Casi al mismo tiempo en que el presidente Fernández salía públicamente en defensa del régimen venezolano, este último ordenó la detención de Olga Mata y su hijo Florencio Gil Mata, por haber subido a la red social Tik Tok un video humorístico con referencias críticas a figuras del gobierno chavista. A ambos se los acusó del delito de “promoción al odio”, que contempla penas de hasta veinte años de prisión.
Tanto Maduro como sus principales generales son investigados por la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad, incluidos ejecuciones, torturas, violaciones sexuales, desapariciones y detenciones forzosas. Como recordó el Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea), solo durante el año pasado 1414 personas fueron víctimas de presuntas ejecuciones extrajudiciales a manos de policías y militares. Además, 240 presos políticos, incluidos 130 militares y 14 mujeres, permanecen hoy en las mazmorras de Maduro.
Si bien el régimen considera un logro de su política económica haber superado la hiperinflación y haber reducido el ritmo anual de inflación al 686% en 2021, la situación política, social y económica sigue siendo harto preocupante. El ingreso por habitante ha descendido a niveles comparables a los de Haití y Nicaragua. Los sistemas de educación y de salud han colapsado y los cortes de electricidad y servicio de agua potable son ya parte de la cotidiana normalidad.
La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida halló que la expectativa de vida de los venezolanos nacidos durante la crisis de 2015-2020 se redujo en tres años y que la tasa de mortalidad infantil es ahora similar a la de hace 30 años. Por si fuera poco, la misma fuente indica que el 92,7% de los hogares se encuentran en inseguridad alimentaria y el Programa Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas ha debido extender sus operaciones en el país.
Una economía pauperizada con ciudadanos absolutamente dependientes del Estado le asegura al chavismo el control social y político. La única manera de que el país salga de su dramático presente es restableciendo el Estado de Derecho, respetando la división de poderes con una Justicia independiente y sepultando para siempre la corrupción, la inmoralidad y las más refinadas técnicas de amedrentamiento y tortura contra cualquiera que se atreva a oponerse.
En Venezuela hay un Estado fallido. Disfrazarlo, pretendiendo persuadirnos de que los problemas se han “disipado”, y relajar la presión sobre la tiranía solo garantiza perpetuar la situación y los sufrimientos del hermano pueblo de Venezuela. El presidente argentino seguramente lo sabe, pero lamentablemente no está actuando como se esperaría del mandatario de una república democrática.