La eternización de Evo Morales
El próximo mes de octubre será un mes de intensa actividad política en la región. Habrá elecciones presidenciales tanto en la Argentina como en Bolivia y Uruguay. Y, además, elecciones regionales en Colombia.
En Bolivia, el presidente Evo Morales irá por su cuarto mandato consecutivo pese a que en febrero de 2016, en un referéndum, la ciudadanía rechazó mayoritariamente su propuesta de reformar la Constitución para habilitar la posibilidad de una reelección no contemplada. Es que, a fines del año pasado, el Tribunal Supremo Electoral aceptó su postulación en las elecciones, luego de que, en 2017, el Tribunal Constitucional autorizara su candidatura arguyendo que era su derecho humano presentarse pese a que la Constitución sancionada en 2009 prohíbe la reelección consecutiva más de una vez.
La oposición tildó ese fallo de la Justicia Electoral como un funesto precedente.
Pese a lo que para muchos fue un golpe mortal a la democracia boliviana, los sondeos dan por ganador a Morales si la elección presidencial del 20 de octubre próximo se define en primera vuelta. Sus posibilidades, sin embargo, disminuyen para una segunda vuelta ante su contendiente más inmediato, el expresidente Carlos Mesa. En tercer lugar aparece el influyente senador santacruceño Oscar Ortiz, con una intención de voto algo inferior al 10 por ciento, pero que puede tornarse decisiva frente a una eventual definición en segunda vuelta, dado que este candidato se ha expresado ya en favor de Mesa.
Para evitar un ballottage, Morales debe obtener, en el primer capítulo del proceso electoral boliviano, al menos el 40% de los sufragios y contar con una ventaja de al menos 10 puntos sobre quien haya resultado el segundo en cantidad de votos. El voto rural favorecería ampliamente a Morales, quien aparece bastante más débil en los centros urbanos.
Si bien el país ostenta en los últimos 14 años un elevado crecimiento económico y, ciertamente, mejores condiciones de acceso al crédito que países como la Argentina, las tendencias autoritarias del régimen encabezado por el ambicioso Morales se evidencian con frecuencia, al tiempo que su apoyo a la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela y su escaso apego a los principios republicanos deberían invitar al pueblo boliviano a un cambio profundo.