Los filósofos y la praxis
Informaciones recientes sobre la evolución del trabajo profesional de graduados universitarios en Filosofía han convocado un justificado interés, porque repercute en la orientación laboral concreta de los estudiantes y jóvenes egresados. Siendo la filosofía una disciplina de antigua y eminente tradición teórica, aunque con efectos en la conducta práctica moral, política y científica, se plantea un interrogante referido a los cambios que se observan. Por ejemplo, ¿cuáles son las opciones que se están abriendo a quienes se han formado en esta carrera?
Desde luego, queda obviada la respuesta que alude a dos caminos conocidos que vienen recorriendo licenciados o doctores en esta especialidad: la enseñanza en niveles secundarios o terciarios y la investigación de los problemas clásicos y contemporáneos, ya sean referidos al ser, al conocimiento, la acción o los valores. Esas dos actividades persisten en el ejercicio de los egresados de hoy, pero a la vez se ha agudizado el interés por aplicar la capacitación en otros campos, que abren otros papeles profesionales innovadores, de acuerdo con las demandas de los nuevos tiempos.
Así, por ejemplo, figuran en la actualidad el papel de consultores de empresas, de coaches (instructores) existenciales o de asesores políticos. Esas opciones son, en principio, heterogéneas y rozan el campo del ejercicio profesional de otras carreras, que pueden ser del área económica, de la psicología o de las ciencias políticas. Pero hay que considerar que la función del filósofo en esos casos no es sustituir el quehacer de otros profesionales, sino incorporar enfoques y propuestas de distinta naturaleza al tratamiento de los problemas. El filósofo suele estar capacitado para ejercer el pensamiento crítico y encontrar, no sólo nuevas respuestas, sino nuevas preguntas.
Mucho depende, por supuesto, de la iniciativa y del interés que ponga el graduado en percibir y buscar su inserción profesional en otras áreas en las cuales su formación le da recursos para aportar otra comprensión de los problemas. Esto viene ocurriendo en algunas de las especialidades médicas, en la que "la mirada" antropológica, como se la ha denominado, permite descubrir la causa oculta de algunas enfermedades.
Por otra parte, las vocaciones filosóficas son estimuladas por las situaciones históricas críticas. Esto se ha observado en la UBA, cuya Facultad de Filosofía recibió durante los ingresos de los años iniciales de este siglo un 50 por ciento más de alumnos que en tiempos regulares. Puede suponerse justificadamente que la búsqueda de muchos de los nuevos alumnos de ese tiempo puede haber estado vinculada, además de la pasión existencial, con la expectativa de reflexionar con mayor profundidad acerca de la realidad del país para poder actuar sobre ella, especialmente en el plano político e ideológico.